“Los dragones de la Isla de las Tempestades”, de Wizards
Allá por el ya lejano mil novecientos setenta y cuatro vio la luz una propuesta titulada Dungeons & Dragons, un auténtico órdago a la fantasía heroica imaginado por la dupla formada por Dave Arneson y Gary Gygax que sin dejar de ser una derivación del clásico entretenimiento lúdico basado en un tablero (complementado con apuntes) se convirtió inesperada e inmediatamente (por méritos propios) en referencial gracias a la difusión de la compañía Tactical Studies Rules; desde entonces numerosas revisiones físicas (fascículos o compendios) y digitales (series o películas) con desemejante éxito entre los seguidores de tan particular divertimento.
El presente producto incluye un libro (de aventura), un reglamento (de teatralización), cinco personajes (de encarnación) y seis dados (de diferentes caras) en una voluminosa caja (bastante ajustada a los materiales aunque la cuna que ejerce de altar para impide que los materiales se desordenen en el transporte podría añadirse un surtido de miniaturas aunque el precio de venta al público aumentara ligeramente); parafraseando el lema sito en la espléndida portada, de “todo lo que necesitas para empezar a disfrutar del juego de rol más importante del mundo”, siendo una sentencia totalmente verídica donde las haya a tenor de lo ofertado valorando lo que alberga en su interior.
Los cuatro capítulos (“El retiro del dragón”, “Las cuevas de Pleamar”, “El precio maldito” y “El observatorio del acantilado”) cumplen con creces su función de introducir al público (se recomienda una edad mínima de doce años debido a cierto contenido adulto) en el apasionante cosmos que ocupa, mas las subdivisiones contribuyen a su correcta asimilación (cabe recordar que no deja de ser un manual para principiantes); también se antoja reseñable la sección sobre el DM (el conocido en español como Señor de la Mazmorra), explicándose en profundidad dicha figura para concienciar sobre su crucial e inestimable desempeño en cualquier partida aún aparentando a priori lo contrario.
En los apéndices se recogen los efectos e incidencias tanto de los objetos (botas, elixires, pergaminos, pociones...) como de las criaturas (“Arpía”, “Draco”, “Dragón”, “Estirge”, “Gul”, “Hongo”, “Kobold”, “Micónido”, “Oso”, “Pulpo”, “Runara”, “Serpiente”, “Sinensa”, “Tarak”, “Varnoth”, “Zombi”...), estas últimas ilustradas con un arte conceptual de ensueño (o mejor expresado pesadilla atendiendo a su amenazante aspecto) para conformar un bestiario digno de alabar; la bolsa con el basic game dice permite (a falta de otros componentes tangibles) escenografiar la acción de los épicos enfrentamientos narrados, incrementándose la durabilidad con desafiantes objetivos secundarios.
El surtido de PNJs abarca “clérigo” (soldado), “guerrero” (héroe), “mago” (erudito), “paladín” (noble) y “pícaro” (criminal), englobando elfos, enanos y humanos con sus respectivos atributos (carisma, conocimiento, constitución, destreza, fuerza e inteligencia), armaduras, bonificacionesa, clase, equipo, golpes, habilidades (acrobacia, atletismo, arcano, engaño, historia, interpretación, intimidación, investigación, mano, medicina, naturaleza, percepción, perspicacia, persuasión, religión, sigilo, supervivencia y trato), monedas, sabiduría, raza, salvaciones, trasfondo, velocidad, iniciativa e información varia; un cúmulo de detallados e inmersivos datos para hasta seis jugadores.
En definitiva, esta caja de inicio (valga aclarar oficial de D&D ya que un sinfín de editoriales han aprovechado el aclamado universo patentado por la misma para lanzar al mercado cuantiosas creaciones de dispar calidad intrínseca e interés popular) respeta escrupulosamente la mecánica original para mantener intacta su esencia captándola magistralmente a través de unos movimientos básicos (existen mucho más complejos) fácilmente comprensibles; se trata pues de una magnífica obra (ampliable con el resto de publicaciones de la firma como El caldero de Tasha o La maldición de Strahd), cuya trascendencia es mayúscula al traducirse en un gran tutorial práctico.
Daniel Espinosa, a fecha 08 de noviembre del 2022