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“Hades”, de Overbrained
La advertencia que sirve de introducción de Hades versa “este es un viaje que seguramente no queráis emprender... un tormentoso viaje de angustia donde os pisareis unos a otros para sobrevivir... donde la corrupción hará que sufráis indecibles tormentos de aquellos a los que llamabais amigos... una travesía con una gran recompensa al final pero con un camino doloroso... así que recomendamos que nunc... ¿cómo, que queréis jugar, seguro?... si no podemos deteneros os explicaremos qué terribles horrores os deparan”, evidenciándose el carácter desenfadado del trabajo; las siguientes características definen el alma (negra como el carbón) del producto, recopilándose escuetamente a modo de síntesis para evidenciar cuán atractivo e incomparable resulta.
Se anuncia como un party (ocurrentemente tildado de chaos) game en el que de cuatro a ocho participantes (se extraña un modo hardcore para parejas pero tal vez se contemple mientras esté activo el micromecenazgo al que se hará alusión más abajo) se enfrentan bastantes minutos (la duración estimada es de una a dos horas ya que el devenir es arduo e incierto) en una retahíla de retos (distribuidos en cien gloriosas cartas más las desbloqueadas) diferente a todas las vistas hasta la fecha, residiendo la originalidad esencial en que no se detallan los mismos; efectivamente son el resto los que interpretan como se realiza cada desafío (como las de las capturas entre párrafos), dependiendo de ellos la benevolencia o maldad para lograr cumplirlos.
La mecánica a seguir resulta sumamente sencilla (en la línea de La oca pero con violencia por supuesto en el ámbito ficticio), empezando cada cual en una de las esquinas del tablero (la macabra estética sumerge más si cabe en la ocasión) debiendo llegar al centro por su camino; en el turno propio se lanzan los dos dados avanzando las casillas que indiquen revelando asimismo un naipe de la baraja (primando la ambigüedad descriptiva para ensalzar el grado de salvajismo e imaginación del respetable adaptándose así la experiencia a todos), siendo entonces cuando de veras comienza la diversión conviniendo destacar de nuevo que únicamente es un entretenimiento lúdico para evitar conflictos posteriores a las contiendas abogando a la sensatez.
El “destino” (condenaciones, infortunios, juicios, maldiciones, oráculos, venganzas u otras tipologías todavía por desvelar) interfiere continuamente para tornar imprevisible cada velada, cabiendo aclarar que el aspecto conceptual recogida a lo largo de la presente reseña promocional variará ostensiblemente en la versión oficial (seguro que manteniendo la calidad) sirviendo no obstante para dejar entrever en qué estilo lucirá (con directas reminiscencias a Jumanji por las formulaciones textuales con sombrío trasfondo); el apoyo a sus granadinos creadores (Pablo al que se unió once años después Juan) se antoja totalmente justificado, no solo para que se alcance el objetivo básico sino que el montante recuadativo supere cuantas metas se fijen en aras de que el proyecto vea la luz con las mejores prestaciones.
Los niveles de aportación (se financia vía Verkami) oscilan de 25€ (un ejemplar, arte digital, mención en los agradecimientos y extras desbloqueados para particulares) a los 135€ (diez copias y logotipo en la campaña para tiendas), con complementos específicos (como camisetas customizadas, figuras artesanales o láminas serigrafiadas por pequeños desembolsos adicionales); por si fuera poco se ha habilitado un incentivo para quienes se conviertan en patrocinadores la primera semana consistente en asignarles un equipo junto a una ficha para intentar sumar puntos con las misiones encomendadas, obteniendo un regalo exclusivo el que encabece la tabla de clasificación al término del período que abarque traduciéndose en el alegato definitivo para sumarse a tan prometedora e inusual casuística.
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Daniel Espinosa, a fecha 28 de octubre del 2024
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