“Sugi”, de Víctor Samitier
Detalles
Título: Sugi.
Creador: Víctor Samitier.
Diseñador: Alba Aragón.
Jugadores: 2-5.
Duración: 15-20 minutos.
Edad: +8 años.
Lenguaje: alemán, español, francés, inglés e italiano.
Precio: 22,50€ (“Zacatrus!”, a fecha 09/06/17).
Distribuidor: “GDM Games”.
Año: 2016.
Análisis
Descripción
En Cementerio de noticias no se suelen transcribir los textos de las obras que se analizan (por cuestiones basadas en criterios propios de elaboración personal y en evitar el tedio que causa la excesiva extensión escritural) pero, considerando la promocional naturaleza adquisitiva de la copia, se ha creído la técnica más oportuna (aclarando, añadiendo y suprimiendo ciertas partes a consideración propia) para no verter opiniones subjetivas hasta el pertinente apartado (el de las valoraciones, sito al término de la presente crónica); el principal motivo de dicha decisión no es otro que el de detallar el juego con la mayor exactitud posible para que los potenciales consumidores conozcan de antemano lo que recibirán con su recomendable compra y corresponder la confianza de GDM Games en Cementerio de noticias.
Prólogo
“Adéntrate en el bosque encantado de Sugi, conoce a los espíritus que lo habitan y guía a tu descendiente predilecto para que sea el primero en llegar al templo” versa por internet, y en la caja se lee “deberás tomar el papel de un espíritu ancestral y guiar a tus antepasados a través del misterioso bosque hasta el templo, revelándoles el camino y evitando que se pierdan... ¿serás capaz de burlar al gran fantasma?”.
Componentes
18 losetas (una triple inicial, otra final y una docena unitarias de bosque), 6 peones (los cinco samuráis y el fantasma), 50 cartas de movimiento (acciones) y 10 cartas de árbol genealógico (objetivos).
Objetivo
Guiar a los descendientes propios hacia el templo a través del bosque.
Preparación
Se colocan las losetas de inicio y fin boca arriba sobre la mesa y se mezclan el resto colocándose boca abajo para formar una cuadrícula de 3x4 entre las dos citadas, situándose posteriormente los cinco peones samuráis en la salida y el fantasma en el templo, tras lo cual cada jugador recibe una carta de árbol genealógico al azar; se mezclan las cartas de movimiento y se reparten cuatro a cada uno, formándose otro mazo con las restantes y determinando al azar quién comienza.
Mecánica
En la fase de planificación se juega mediante acciones o líneas de tiempo (colocando, eliminando y girando tanto losetas como cartas o, en su defecto, moviendo al espectro), en la de resolución se voltean las cartas horizontalmente de izquierda a derecha y avanzan los samuráis (no pueden hacerlo fuera del tablero, a través de un obstáculo, a la loseta del espíritu o después de llegar al templo) y en la de mantenimiento se descarta cualquier número de cartas (después se roban otras tantas hasta tener cuatro para volver a la primera etapa y, cuando se acabe el mazo, se barajarán los descartes para formar uno nuevo); el fantasma, uno de los espíritus que habitan el bosque, es neutral y está a disposición de todos los jugadores para bloquear el camino o perseguir a los samuráis, pudiendo moverse en línea recta cualquier número de losetas y, una vez entra en una en la que hay por lo menos un samurái, el jugador mueve el resto a una adyacente, no volviendo a detenerse el espectro en el templo una vez lo abandona.
Fin
La partida acaba instantáneamente, sin resolver más acciones ni movimientos, cuando hay tres samurái en el templo, determinándose el ganador al contabilizar la puntuación de las cartas de árbol genealógico de cada uno; en caso de empate vence el que haya llegado primero.
Valoración
El mapa en el que se desarrolla la aventura, dividido en losetas de mayor y menor tamaño que se separan del modelo sin riesgo a dañarlas, es un regalo para los sentidos que interactúan con él (vista y tacto, luciendo espléndido de un material muy resistente), apareciendo en la travesía todo tipo de criaturas, desde unicornios hasta dragones.
La competición es tan amena que el poco más de cuarto de hora que se extenderá se apreciará cual unidad de tiempo inferior (segundos), con el riesgo de dedicar muchas horas sin contemplar pausa alguna.
La destinación, a todas la edades (pese a señalarse oficialmente para mayores de ocho años), amplía el rango de personas a las que recomendar una compra, eso sí, un tanto elevada en cuanto a precio.
El quinteto de figuras podría tipificarse mínimamente (la correspondiente al fantasma no alarma tanto al ser totalmente blanca y adecuarse a su representación), pues colorearlas con tonalidades básicas no infunde demasiada empatía ni sensación de pertenencia.
La idea se plasma inmejorablemente pero las singularidades de los diferentes personajes enturbia la experiencia, y es que tanta característica para aumentar más el contenido termina aborreciéndose.
La conclusión de la partida se antoja un tanto ortopédica al, posiblemente, no resolverse los conflictos que estuvieran latentes en el momento del, también bastante desestabilizante, decisivo recuento.
Puntuación global
Arte Diversión Jugabilidad Originalidad
Daniel Espinosa
