“4 data brokers”, de GDM Games
Antesala
La introducción versa “es un juego de disputa entre traficantes que intentan controlar el big data”, suscitando mucha curiosidad por su brevedad e indudable atractivo; los componentes son 40 cartas (de juego y objetivo), 20 marcadores (cinco de cada color y cuatro de ellos) y 1 reglamento (en alemán, catalán, francés, español e inglés), residiendo la razón de tan minimalista material en la simpleza de un trabajo en el que prima la comunicación (no colaborativa) entre los participantes en detrimento de una mecánica puramente física, conviniendo aclarar dicho aspecto desde el principio para que uno afronte el cometido intrínseco de una forma diferente a la convencional.
Disposición
Tras barajarse las cartas big data se reparten ocho a cada jugador (dejándolas delante de ellos boca arriba a la vista de todos) junto a las pertinentes fichas de voto (una de cada color), devolviéndose las sobrantes (en caso de no ser cuatro personas) a la caja y haciendo lo propio con los objetivos para que cada uno reciba el suyo (ocultándolo a los demás para no desvelarlo hasta el final si se terciara) juntando el resto con las de reglas especiales (conformando así una nueva baraja); tras ello se hace una parrilla (de cuatro naipes cuadrados) en el centro de la mesa para que cada cual sitúe indicadores de color en la parte superior de las columnas y el de ronda a la izquierda de la primera fila.
Mecánica
La partida consta de cuatro rondas iguales y cada una de ellas de otras tantas jugadas, empezando por coger simultáneamente una carta boca arriba con total libertad del data broker de la derecha para mostrarla junto a las propias y terminando por ejecutar una ficha de voto tras ponerla delante en caso de ser un objetivo y desear hacerlo (recuperando en tal caso la misma); en las dos fases centrales, los participantes guardan boca abajo dos naipes (ya no se podrán mover) y seleccionar en secreto un indicador para conseguir el efecto pretendido dejándolo si es el único o recogiéndolo si recibe más votos de los demás, percibiéndose erróneamente una serie de acciones complejas.
Objetivo
Se avanza la ficha de ronda y se juga una nueva hasta la cuarta (durante las acciones tres y cuatro los participantes pueden hablar entre ellos todo lo que quieran incluso en privado sin la necesidad de mantener solemnemente las promesas hechas), momento en el que cada cual coge sus cartas boca abajo para contar los puntos que ha ganado (los objetivos vales un punto, los data combos cuatro y los súperdata combos ocho), resultando vencedor quien obtenga más; el recuento final requiere de concentración y paciencia, ya que hay que contemplar todas las opciones de éxito consumadas por parte de cada uno (las matemáticas son otra fuente de poder aquí) sin precipitarse.
Valoración
La sinopsis adicional del interior (“cinco siglos después de que Francis Bacon estableciera que scientia est potentia sabemos que la información es poder..., cuantos más datos acumulados más poder..., datos al por mayor..., big data..., el siglo veintiuno ha visto nacer unos nuevos traficantes conocidos como los Data brokers..., procesadores de información que luego distribuyen entre empresas y gobiernos..., lo saben todo de nosotros..., incluso lo que no imaginamos”) complementa a la perfección la exterior; tan curiosa (y rigurosamente actual sin importar el momento en el que se consulte la presente crónica) premisa nace de una novela reconvertida de notable manera.
El reglamento resulta poco práctico (está dividido en tres por ambas caras y en cada una de ellas uno de los cuatro idiomas que se contemplan amén de una escueta representación del catálogo de la firma distribuidora), desplegándose horizontalmente para ocupar más del espacio deseado; pese a lo señalado, las normas se explican formidablemente (pese a que más ejemplos visuales facilitarían el entendimiento de una partida cuya extensión temporal es de aproximadamente veinte minutos) para beneplácito de noveles, asimilándose sin demasiada dificultad (la edad mínima recomendada es de ocho años) para proceder (de dos a cuatro) sin apenas demora.
El devenir de las contiendas dependerá básicamente de un factor estratégico un tanto especial (en el mejor sentido del término), fomentándose la vertiente conversacional entre los participantes (lo ideal es que sean tres ya que en pareja pierde enteros y en cuarteto se prolongan excesivamente las fases no focalizadas en la acción); la inmersión de las mismas es un muy limitado (algo comprensible atendiendo al reducido precio de venta al público de la obra), y es que los dados que sirven de marcadores no logran encandilar lo suficiente (pese a ser totalmente funcionales), recayendo el peso íntegro de la propuesta en unas cartas cuyo diseño es poco menos que anecdótico.
El azar que precede a la fase de preparación contrarresta al poder de observación inicial, provocando que alguien que especule sin un plan definido termine triunfando en detrimento del más controlador, y es que las decisiones ajenas dictaminarán sentencia sobre uno sin que apenas se pueda hacer algo para remediarlo; valga añadir que, aprovechando el mayor rango participativo permitido, las votaciones serán prácticamente idénticas siempre (además de complicarse la tarea de disimulo cuanto más ojos haya acechando), por lo que es conveniente no superar en trío en aras de que las fases no deriven en una esterilidad absoluta y no tengan efecto alguno (o mínimo) a la postre.
Cabe aclarar, en referencia al arte conceptual citado en el anterior párrafo, que la labor de Amelia Sales es formidable, exprimiendo al máximo un apartado sin apenas potencial (de hecho se mantiene en un segundo plano cual telón de fondo escritural y numérico) en virtud del social (como se ha indicado el principal atractivo es interrelacionarse con los demás); la arriesgada apuesta agradará a la inmensa mayoría de consumidores merced a una dinámica que solo puede entenderse tras disfrutarla con la mente abierta, deleitándose con la metáfora que reside detrás de unos textos que, al contrario que a los molestos contrincantes, deben respetarse hasta el (pronto e incierto) desenlace.
En resumidas cuentas, 4 data brokers es el enésimo trabajo de la firma GDM Games que, en su afán por innovar en el sector satisfactoriamente (con los matices recogidos a lo largo del artículo que ocupa), sorprende sin remedio (con sus positivismos y negativismos), antojándose de por sí plausible tanta convicción personificada en Francisco Gallego (haciendo valer la idea original de la dupla formada por Màrius Serra y Oriol Comas), profesional con un largo listado de éxitos patentados; tal vez no sea el producto más espectacular de la compañía, pero aún así es sincera y rotundamente aconsejable su adquisición por la sencillez que alberga y el divertimiento que ofrece.
Daniel Espinosa, a fecha 22 de enero del 2021
