“Mystery party #2: Bajo la luna azul”, de GDM Games
“Italia, mediados del siglo veinte... la ciudad siciliana de Alba, cercana a Mesina, está bajo el control de la familia Rosa Nera... a lo largo de los últimos cincuenta años la organización mafiosa ha protegido a los treinta mil habitantes de la localidad de los clanes rivales, lo que ha generado un ambivalente sentimiento de odio y respeto entre los ciudadanos de la región... no obstante, la afección cardiaca del jefe y las disputas por decidir quién heredará el liderazgo de la familia se han convertido en motivo de incertidumbre”; así empieza una sinopsis cuyas reminiscencias a la saga El padrino son evidentes e inmediatas.
“Debido a la importancia de la velada, la casa ha estado estrechamente vigilada a lo largo del día... cualquier entrada y salida del personal ha sido anotada en los registros... también hay constancia de que el jefe seguía vivo a las siete y media de la tarde, tras lo que nadie ha abandonado los terrenos de la mansión... el personal de servicio y los guardaespaldas han estado atareados con los preparativos y la vigilancia de la reunión, por lo que todos ellos cuentan con una sólida coartada... ¡el asesino está entre vosotros!”; de este modo finaliza la introducción, omitiéndose el nudo para mantener intacta la intríngulis.
Así pues, el nuevo Mystery party in the box series de GDM Games ve la luz con una premisa (la recogida anteriormente) atractiva como pocas, mas el devenir no dejará a nadie indiferente por la tensión sostenida en la que se sustenta; alianzas, archivos, armas, billetes, candados, colillas, confesiones, cuadros, esposas, facturas, fotografías, fragmentos, habilidades, informes, jirones, llaves, mensajes, notas, palancas, perfumes, puros, sobres, súplicas y vestimentas servirán (o no) para esclarecer lo ocurrido durante unos ciento cincuenta minutos (una duración bien estimada) de infarto con decenas de giros de guión.
Huelga explayarse sobre los pormenores de la experiencia al ser idénticos a los otros títulos de la línea que ocupa (se insta a consultar a propios y extraños las respectivas reseñas), pero sí enfatizar que la maquetación de Marc Simó y la traducción de Maite Madinabeitia son, junto al indispensable desarrollo de edición patria de Pak gallego, una auténtica delicia; en cuanto a la historia, es cierto que al principio se antoja inentendible, pero cuando se descifra la advertencia de una ruta alternativa a contemplar se disipan muchas dudas y, al abrir (en el momento indicado) el sublime libreto de resolución, todo cobra sentido.
Los personajes a encarnar son (en riguroso orden de turno de palabra) “El hermano”, “La señora”, “El capo”, “El oráculo”, “La señorita de compañía”, “El hombre del garaje” y “Júnior”, difiriendo entre sí una parte de la información pública (la correspondiente a sus singularidades) pero coincidiendo la otra (siendo redundante los detalles de la víctima y los del pequeño mapa que une el garaje con la mansión); cabe aclarar que también se verán implicados en el caso multitud de empleados (el chófer, el criado, el jardinero, la camarera...), por lo que las sospechas (e hipótesis) aumentarán exponencialmente.
La citada repetición de elementos gráficos es extensible a las cartas de declaraciones con sus homónimos, desaprovechándose por ende tan valiosos espacios (como los de la caja de grandes dimensiones escasamente distribuida al desprecintar y destroquelar los materiales) para añadir más diversidad de contenido si cabe a la ocasión; ocurre algo similar con unas ilustraciones que, a excepción de la espectacular portada, apenas trascienden del popular arte conceptual catalogado de minimalista (entendiendo como tal el típico de obras que recurren a trazos sugerentes en detrimento de definidos) sin llegar a entusiasmar.
En contrapisición, el cúmulo de zonas complementarias (almacenes, balcones, bibliotecas, casetas, habitaciones y pasillos entre ellos) dota al trabajo de un aura próxima al cine negro, género que desde luego se logra homenajear con rotundo éxito; además, la invitación (sino exigencia) de adoptar absoluta atención individual (velar por el prójimo se tornará secundario) e indagación grupal (la compartición de pesquisas con el resto dictaminará sentencia a la postre) a cada instante son sendas características lúdicas de un enorme mérito en tamaño ejercicio de asunción de roles ocultos épicamente desarrollado.
El nivel medio (dos estrellas sobre tres que sitúan al producto entre las otorgadas a Asesinato en la Mansión Cthulhu y Solsticio oscuro) asignado puede generar confusiones, puesto que la dificultad siempre es subjetiva (en especial en estas propuestas de índole deductivo) aunque cronología de los acontecimientos (factor esencial donde los haya) no acepta discusiones; por el desembolso habitual (poco más de veinte euros) los postulantes a detectives (la participación es de seis a siete personas a partir de quince años de edad recomendada) adquirirán un ejemplar (de un solo uso) que les resultará inolvidable.
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Daniel Espinosa, a fecha 16 de febrero del 2022