El nuevo título de GDM Games (basado en el universo novelístico de La danza del Gohut) se presenta bajo un revelador prólogo (a modo de contextualización) que versa “Tiuma (nuestra bienamada ciudad-estado) caerá en desgracia a menos que acabemos con la amenaza Gohut... preparad vuestras tropas, afilad el ingenio y asaltad sus nidos... el que se cobre más cabezas será recompensado”; valga de ejemplo de la (al menos aparentemente) escasa complejidad los cuatro escuetos (dos páginas dobles) libros de instrucciones (traducidos a otros tantos idiomas como son alemán, francés, español e inglés) que bastan para explicar al detalle la secuencia a seguir merced a una combinación de textos e imágenes a la altura de las circunstancias.
La sensacional portada (en la que se observa la silueta del enemigo por antonomasia de la propuesta más allá del otro en discordia que resultaría apoteósica de lucir con relieve en la zona superior del ser protagonista aunque ello supusiera un pequeño desembolso de fabricación adicional con el consecuente leve incremento del importe de venta al público de dieciocho euros o aprovechando las cinco piezas sin cometido alguno incluidas para una solución parecida) es el preludio de la atmósfera que impera en la realmente sencilla pero tremendamente funcional puesta en escena; esta pivota sobre un sistema rápido e intuitivo que sin embargo demanda grandes dosis de visión espacial para exprimirse, deleitarse e interiorizarse al máximo.
Los materiales (tanto de color verde como rojo albergados en cinco planchas de cartón rígido de alta calidad fácilmente destroquelable de sus respectivos moldes) los conforman veinte losetas rectangulares (de infantería ligera, pesada, caballería, general, arqueros, ballesteros, lanceros, espía, carro de combate y jauría), seis peanas (de imprescindible soporte para las anteriores), seis marcadores de unidad (del uno al tres), cinco fichas de clavera (para simbolizar las capturas logradas) y cuatro líneas de mando (para señalar la distribución); como único elemento común se dispone un tablero (la vista cenital es majestuosa) en el que se desarrollará la acción por turnos a la orden de “¡marchad!”, “¡cargad!”, “¡disparad!”, “¡descansad!” o bien “¡Gohut!”.
Tras decidir qué ejército abanderar (el progresista o el conservador) en la batida anual para canjear honor para el nombre del clan tratando de llegar a la cueva antes que el rival mientras se protege al caudillo (trayendo a colación terminología que evoca a épocas pasadas tan horrorosas como la aquí recreada) se iniciará un ascenso (obviamente en sentido figurado al simularse físicamente pero completarse mentalmente) a la cima de la montaña en absoluto liviano; la equivalencia a un videojuego sería un rpg (role-playing game) de corte clásico (sin el componente bélico acentuado para no abrumar innecesariamente), mas las ostensibles diferencias con el género en cuestión convierten la obra (positivamente) en genuina e irreverente.
En resumen, dos contrincantes (he aquí uno de los principales inconvenientes del trabajo ya que dicha limitación participativa podría subsanarse al menos aumentando en uno el número controlando a la raza villana a batir con sutiles modificaciones) a partir de diez años (adecuada edad mínima recomendada) se enfrentarán durante aproximadamente treinta minutos (certera estimación una vez se asimila la normativa básica puesto que al principio puede aumentar ostensiblemente) en este dinámico entretenimiento de estrategia e ingenio; por último, enfatizar que la idea original de Ferrán Varela luce visualmente espectacular gracias a las maravillosas ilustraciones de Manuel Gutiérrez para concluir que aconsejar la compra es obligatorio.
Daniel Espinosa, a fecha 21 de septiembre del 2023
