Las presentaciones se antojan totalmente prescindibles con propuestas como la que ocupa (en el muro, de hecho, solo consta la directa invitación “contágiate y participa”), un cómic de índole actual que recoge algunas de las situaciones vividas en la sociedad durante el encierro domiciliario propiciado por la pandemia del Coronavirus; se hace, valga aclarar, de una manera desenfadada pero crítica, (des)dibujando decenas de acontecimientos fácilmente identificables.
Descripción
El cometido es recopilar las ilustraciones compartidas en redes sociales (junto a otras inéditas) desde que se decretó el estado de cuarentena en el territorio patrio (allá por el ya lejano trece de marzo) con la única finalidad de poseer un recordatorio físico de tan desagradable período; a lo largo de treinta y dos páginas (en blanco y negro) el lector podrá desternillarse haciendo memoria de lo que el sumamente contagioso Covid 19 le forzó a experimentar en su (casi) insoportable aislamiento.
Complementos
Se han ideado nada menos que cinco tipos diferentes de niveles para los mecenas, desde el más básico por 12€ (un ejemplar del libro con esbozo dedicado) hasta el más exclusivo por 75€ (una lámina de pegatinas, una camiseta, una viñeta oficial y otra original), ajustándose así a todos los bolsillos; no resta sino instar a todos a que formen parte activa de un mecenazgo que viene abalado por Fallaz, la pasada lindeza del artista (con todas las letras) tanto de esta como de aquella.
Desbloqueables
El dinero recaudado se destinará íntegramente a poder ofrecer la mejor edición posible (amén de las personalizaciones e impresiones de las recompensas anteriormente citadas), ya que el capital recolectado apenas cubrirá los irremediables gastos de envío y el oportuno registro intelectual; huelga añadir que en la ocasión que ocupa no existen metas adicionales como tales más allá de la expuesta, y es que (tratar de) alcanzar la excelencia en plena crisis global es, sin duda, meritorio.
Autor
El responsable de tan peculiar obra es Ignacio Martínez (Nacho Ignatus), un autodidacta y polifacético barcelonés (cantante, dibujante, muralista y escultor) que, en condiciones de confinamiento social, ha decidido expresarse a través del virulento personaje que protagoniza su trabajo; para llevar a cabo este proyecto cuenta con un grupo de colaboradores que le han ayudado de una u otra manera, por lo que constarán inscritos en el (muy) prometedor álbum como propagadores.
Calendario
El día que termine la cuarentena (esa fecha que tantos españoles están esperando desde el mismo inicio, por no extender el sentimiento al resto del mundo) arrancará la producción del volumen, siendo completamente imposible estimar con exactitud los plazos; pese a la situación excepción en la que se encuentra el globo terráqueo, la previsión es que, a partir de la conclusión de la campaña, transcurran unos dos meses hasta que cada cual reciba en su domicilio el material.
El encierro domicilario es poco menos que traumático para cualquiera apelando a la racionalidad más primitiva pero aquí, a lo largo de noventa páginas (más otras cuatro destinadas a una escueta alusión a los prójimos del responsable, a una pertinente introducción a modo de contexto situacional, a un jocoso calendario para enfatizar cuán largo fue el período padecido y a un listado recopilatorio de cuantas personas hicieron realidad el proyecto), merced al buen hacer de Ignacio Martínez (Nacho Ignatus), la flamante mente pensante (y mano ejecutora) de la obra, sirve de trasfondo para plasmar con sumo acierto (e infinito humor satírico) algunas de las situaciones vividas (la mayoría son fácilmente identificables) a raíz del Estado de Alarma decretado en territorio patrio con motivo de la pandemia causada por el Covid-19, la enfermedad infecciosa descubierta popularmente (ya existía desde tiempos inmemoriales) tras estallar el brote en la población de Wuhan.
El mencionado virus ha servido de motivación e inspiración para que vea la luz el presente álbum gracias a nada menos que ciento dieciseis mecenas (y otros muchos propagadores como Cementerio de Noticias) para que, tras cincuenta y un días confinado, el artista edite una joya que, a su vez, se traduce en un sentido homenaje no solo a quienes estuvieron en primera línea de batalla (léase sanitarios y demás servicios esenciales) sino a la humanidad misma; recopilando un sinfín de viñetas que transitan desde la comicidad hasta la concienciación, pasando por la absurdez y la provocación, con tanta sencillez como calidad, cada trazo rezuma una profesionalidad que, lejos de antojarse burda (habrá quienes sostengan que así es por ciertos detalles hirientes si se ha padecido subjetivamente aquello sobre lo que se ironiza pero cabe entender que la finalidad última no es ofender sino rendir un tributo a los mismos), abruma (positivamente) sobremanera.
Despertar sinceros aplausos en el respetable al término de la lectura (las ilustraciones contienen textos tan valiosos como la dedicatoria a un servidor al representar a esta humilde página en aras de difundir debidamente el trabajo) es algo tal vez no buscado pero sin duda logrado, y es que esta única impresión (limitada a ciento treinta ejemplares en los que puede que solo reste incluir el número concreto de la copia para hacerla todavía más especial) luce magnífica física (con la portada en cartulina arte, el interior en estucado mate y la encuadernación rústica cosida) e interiormente (compaginándose ideas triviales con trascendentales que invitan a reflexionar sobre qué actitudes adopta la raza humana ante mortales adversidades); así, la maquetación por parte de La Guillotina es una auténtica delicia que secunda la valía intrínseca de un volumen realmente recomendable a propios y extraños, tanto para poseerlo como para regalarlo a alguien.
Daniel Espinosa, a fecha 16 de abril del 2020 (13/08/20)
