“Juicio pagano”, de Beatriz de la Torre y Lucas Mestre
“La historia que te voy a contar no es un cuento de hadas con un final feliz...”, así versa el inicio del prólogo del prometedor primer volumen de la saga Juicio pagano que en breve verá la luz en la popular plataforma Verkami para financiarse vía micromecenazgo (para aquellos desconocedores del tema consiste en alcanzar un objetivo dinerario a partir de las contribuciones de particulares que a cambio serán recompensados con suculentos descuentos en relación al precio de venta oficial e incluso incentivos exclusivos según la aportación efectuada recuperando íntegramente la inversión de no lograr la meta).
En el glorioso anverso (solo él justifica la compra porque rezuma calidad a raudales) consta la autoría junto al llamativo título (en la parte central izquierda también se aprecia Barbarie contemporánea que se corresponde con el del número concreto que ocupa de manera demasiado difuminada), mientras que en el dorso se observa una pequeña imagen que tal vez forme una alargada conjunta con el paso de las entregas (desde luego se antojaría un incentivo para colocarlas en la estantería) conteniendo treinta y seis páginas a todo color (las tonalidades enamoran sin remedio por la dimensionalidad transmitida).
La contracubierta alberga la fantástica sinopsis ya mencionada (a la que la sigue una serie de conceptos sobre los que pivotan la obra a modo de certera síntesis) con un poderoso lema cual imperiosa advertencia (“esto es un mito donde la felicidad del ser humano raramente es la prioridad”), conviniendo señalar que la aquí analizada es una versión previa (seguramente sufra variaciones con la final aunque esta invita poco o nada a realizar mejorías) gentileza de los responsables (quienes han tenido que enviar dicho ejemplar en dos ocasiones por detestables e inexplicables infortunios de mensajería).
Tras la información técnica de rigor (datos en absoluto baladí al denotar la profesionalidad con la que se afronta el proyecto) e insólita portada alternativa (escasas veces se premia al consumidor con este tipo de material adicional mas después del introspectivo epílogo póstumo se añade otra igualmente atractiva) comienza el cómic propiamente dicho, regalando en último término una retahíla de bocetos (con sus respectivos esclarecimientos) así como un revelador proceso de creación (cuán ardua es la tarea implícita en estos lares) e ilustraciones multireferenciales (acerca de hechos holgadamente documentados).
La trágica revisión de una famosa fábula para infantes protagonizada por una joven con capucha roja (la obviedad de cuál se trata resulta mayúscula) es el preámbulo (introducción de los orígenes del eurocentrismo que lejos de convertirse en una ansiada ataraxia social derivó en estilo de vida con el héroe de los olimpos como telón de fondo mediante) de una fórmula narrativa dirigida a un público adulto (grosero vocabulario, malsonantes expresiones, tórridas recreaciones u otras lindezas confluyen con tino) ávido de emociones (épicas traiciones, satánicas epidemias u oníricos escenarios acontecen aquí).
La división por capítulos (tres de dispar extensión acto seguido del trascendental preludio que obedecen a El castillo de naipes, La última noche y Delfos mira amén de una apasionante antesala contextual) facilita la digestión de una potente e inédita trama en la que deidades olvidadas regresan tras un largo letargo para acabar con el hombre en pleno apogeo de ensimismamiento en una reconocible odisea moderna (tanto las verdades universales como las jerarquías dogmáticas impuestas en la ficción apenas difieran de la realidad), relatándose un cúmulo de viables sucesos (entendiendo como tales los verosímiles).
Con rigor e innovación argumental la dupla firma un abanico de comprometidas e impresionantes situaciones en las que resta latente cómo el montaje exprime al máximo las viñetas (los recursos como la yuxtaposición de pictogramas o la atribución de elementos temporales abundan para enfatizar la relevancia de signos e íconos característicos de planos ligeramente angulados en algunos evidentemente simbólicos), demostrando un ejercicio de virtuosísimo a raíz de un soberbio compendio de reivindicaciones (cartelas u onomatopeyas unen con frases u oraciones caótica pero conscientemente ubicadas).
En definitiva, el controvertido guión de Lucas Mestre casa a la perfección con el majestuoso arte de Beatriz de la Torre (ambos demuestran que la pasión que atesoran es equiparable a su valía en el siempre competitivo ámbito de la lectura derrochando humildad como se estima en el vídeo adjunto) para ofrecer una singular e irreverente experiencia (vaya si lo es) que no dejará a nadie indiferente a causa de un brutal planteamiento de ideas cuyo desarrollo para desear profundamente que la presente franquicia goce de cuantiosas continuaciones (a juzgar por esta inaugural la longevidad se vislumbra).
