“La caja oculta: Relatos de vida y muerte”, de Leonardo Jiménez



La tercera incursión literaria (tras las reseñadas en esta humilde página Proyecto Unicornia y Somos nosotros al facilitar gentilmente el propio responsable sendas copias a tal efecto) del polivalente gaditano Leonardo Jiménez vuelve a demostrar la pasión por el sector que alberga, sin dejar indiferente a nadie a causa de la convicción e insolencia (adjetivaciones a asimilar desde la acepción positiva) que le caracterizan sin pecar de un ápice de pretenciosidad; valga dilucidar de antemano que no se añade el clásico índice (es racionalmente prescindible al abarcar cada segmento una escasa extensión), así como que la portada (la ilustración que luce en ella es prodigiosa) revela detalles de al menos cinco intríngulis no explícita pero sí disimuladamente para impedir que la sugerente sugestión se torne insustancial premonición en aras de salvaguardar el ansiado asombro.



Los diez relatos autoconclusivos e independientes (o no tanto) cuyos giros de guión ofrecen sorprendentes desenlaces (algo abruptos en algunos casos) empleando más recuerdos pasados que hechos presentes abordan un amplio abanico de géneros, conteniendo las ochenta hojas a doble cara (contabilizando las de rigor en blanco e incluyendo otras con los pormenores técnicos) que conforman el libro auténticas maravillas; pese a que no se respeta rigurosamente un orden cronológico la mayoría de la acción se ubica e inspira presumiblemente en el lejano oeste (terminologías como cowboys, espuelas, llanuras, pipas, revólveres o talegas fundamentan la hipótesis) percibiéndose guiños argumentales y elementos comunes (como los sacrificios morales o cierto pueblo) vinculantes, consistiendo el siguiente análisis en breves síntesis junto a significativos extractos.



En “El bosque de los deseos rotos” un joven (Ramón) soporta las humillaciones que su madre padece del padrastro en un hogar (por tildarlo de modo genérico) en el que prohibiciones e imposiciones son habituales para evidenciar que se debe actuar sin demora porque el futuro es caprichoso e imprevisible entrelazándose confrontados sentimientos con tintes fantásticos... “se alimenta de los secretos de la gente”; en “Últimas voluntades” un soldado (Dylan) cabalga en su yegua atormentado por las secuelas de la guerra que recientemente ha afrontado hasta llegar a su destino para rendir tributo a su fallecido camarada haciendo sabedora a su esposa (cronológicamente ya viuda) de lo teóricamente ocurrido para sanear la conciencia defendiendo la evasión con coherencia como solución... “resulta contradictorio estar rodeado de una multitud de hombres y al mismo tiempo sentirse solo”.



En “Una decisión comprometida” un excombatiente (Bradley) recibe la visita de un fugitivo en su austera pero confortable cabaña mientras le consume la culpabilidad por la pérdida de su difunta mujer para asumir un ejercicio de confianza ciega en el desconocido (más meritorio si cabe al serlo para sí mismo) en el que un resquicio de libertad es una magnífica vía de escape para desbaratar prejuicios interraciales... “los conflictos los crean los hombres no las letras”; en “Confesiones” un abogado (Floyd) acude a la prisión de mayor seguridad del estado para reunirse con el recluso primeramente detestable pero a la postre entrañable que representará en un alarde de indulgencia (una especie de recompensa al altruismo en circunstancias adversas) arrepentimiento encubierto mediante... “si algún día salgo de este lugar lo único que me queda de valor será el tiempo que me quede de vida”.



En “Un reencuentro inesperado” una delincuente (Maddy) recoge a su antigua pareja de fechorías para emprender un largo viaje (las preguntas durante este se suceden tanto como los reproches por una fidelidad unilateral) hacia una forzosa despedida pero un incidente provoca que la situación se complique abanderando entonces la dignidad menos práctica en detrimento del conformismo... “dominar el arte del embuste es la mejor manera de descubrir las verdades que permanecen ocultas”; en “Tres minutos” un boxeador (Wesley) ve cómo sus aspiraciones de convertirse en campeón se truncan cuando la presión de un ser hostil que halla en la corrupción su amparo aparece en escena reclamándole una deuda heredada debatiéndose sobre su sueño de triunfar sobre el cuadrilátero o saldar dicha deuda atentando contra sus principios... “si te rindes ahora serás siempre un perdedor”.



En “Eva” un paciente (Ignacio) que lleva ingresado en el hospital varias semanas comparte habitación con una extraña (el derecho a la igualdad e intimidad no se atiende por la imperiosa necesidad de atender a las víctimas de un fatídico accidente múltiple) que resulta ser el amor que en su día perdió regresando después de alejarse por mera cobardía... “era consciente de que debía tomar el control”; en “El funeral” un escritor (Román) favorece una retahíla de reflexiones (la sensación de abandono e incomprensión por falsas apariencias es dispar según el prisma existencial) de su círculo íntimo (amigos, queridas, mayordomos e hijos) asistiendo por obligación al ser un requisito indispensable para optar a los bienes del testamento con un denso ritmo justificado por el soberbio final... “que te llamen padre es un honor que hay que ganarse día a día y no hasta cansarte de serlo”.



En “Convergencia” un sheriff (Gavin) procede al interrogatorio más inquietante de su carrera al custodiar a un autoestopista con un documento de identidad que hace presagiar algo turbio que lleva implícita (mucha) ciencia (poca) ficción con el afán de encontrar la paz interior materializándose una reconciliación... “al igual que varios ríos se unen en un mismo punto ¿por qué no iba a hacerlo el tiempo?”; en “C.P.2112” una adolescente (Rita) en vigilia por adoptar malos hábitos (la adicción a la medicación es un tema que implicaría aireados coloquios o directamente fervientes discusiones) se replantea sus prioridades al surfir las consecuencias de los problemas medioambientales con pinceladas distópicas divagando por no alcanzar a entender lo acontecido... “el sonido de sus pasos a mi espalda resuena en mi cabeza como el golpe de un martillo contra un yunque”.



Por todo lo expuesto (con cuantiosos alegatos complementarios) es menester aseverar que la antología se traduce en una lectura ágil (la estructura permite completarla en pocas horas si se desea o ir pausándola cada pocas páginas debiendo contemplar seriamente la opción de repetirla asiduamente para descubrir nuevos matices cada vez) e inteligente (la cantidad de conceptos útiles proporcionados para su aplicación diaria es apabullante) que agradará a todo el mundo sin excepción, abundando mensajes tan cortos como filosóficos que invitan a meditar sobre cuestiones aparentemente fútiles; conviene aclarar que se ha homenajeado la singularidad que derrochan las historias especificándose los nombres de los protagonistas (omitiendo los secundarios para evitar saturar prematuramente), pretendiendo dotar al artículo de estímulos de pertenencia para conectar con él rápidamente.



La dedicatoria que el autor ha brindado a un servidor (plasmada en la fotografía que se observa a continuación) es ejemplificadora de la eterna cercanía que el mismo denota, adelantando aquí públicamente en rigurosa primicia la inminente colaboración (a modo de entrevista) en su blog Mi experiencia como escritor (quien todavía no lo frecuente comete un grave error fácilmente subsanable); solo resta recomendar la compra (el precio de la edición en tapa blanda asciende a apenas diez euros y para Kindle Unlimited es gratuita con la suscripción en la popular plataforma Amazon) a aquellos dispuestos a profundizar en la naturaleza humana a través de escuetas pero valiosas enseñanzas con tan notables piezas, pues el sumamente original e interesante compendio que ocupa ofrece la oportunidad de conocerse mejor a uno mismo regocijándose de una madura e inusual prosa digna de alabar.



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Daniel Espinosa, a fecha 03 de abril del 2023