- El camino del perro 21-11-2024 09:45 (UTC)
   
 

                       “El camino del perro”, de Jorge Caneda

El camino del perro

Tras la pasión suscitada con Las horas muertas (una certera e inusual aproximación al género de los no muertos debidamente reseñada en esta página al igual que su adrenalítica precuela de corta duración pero descomunal interés Regreso a Costa do Medo) Jorge Caneda publica su esperada nueva incursión literaria; bajo el título El camino del perro firma una auténtica genialidad que aunque poco tenga en común con los mencionados (aún conservando un aura de misterio sobrenatural) vuelve a traducirse en un libro desbordante de las dotes que alberga.

El camino del perro

La sinopsis reza “a Maya solo la acompaña su cariñoso perro labrador de vacaciones en un apartado pueblo... una tarde un anciano abandona a otro perro a plena luz del día... indignada Maya recoge al animal para ayudarle a dar con una acogida pero pronto descubre que lo vecinos parecen temer algo... o a alguien”; a esta (sita en la portada y contracubierta) la acompaña la sugerente pregunta “¿abandonarías a tu mascota?” a modo de relevante adelanto de cuán existencial (desde una perspectiva de concienciación real) resulta el volumen que ocupa.

El camino del perro

Las sabias palabras de Arturo Pérez Reverte “respecto a los perros nadie que no haya convivido con ellos conocerá nunca a fondo hasta dónde llegan las palabras generosidad, compañía y lealtad” anteceden a un relato de menos de cincuenta páginas netas (omitiendo cuestiones técnicas) repleto de mensajes (algunos textuales y otros entre líneas) a interiorizar; la división por capítulos (siete en total) contribuye a la correcta asimilación de las tesituras planteadas, logrando que cualquiera empatice con una raza que merece todo aprecio atisbable.

El camino del perro

(1) En el pausado inicio (entendiendo como tal una necesaria contextualización) se presenta al trío protagonista formado por la periodista Maya Coleman, su labrador Cervo y el pastor ovejero australiano sin hogar, así como el tranquilo pueblo de Blue Valley en el que íntegramente transcurren los sucesos; (2) le sigue un incidente (aparentemente frívolo) que a la postre es clave, no trascendiendo sin embargo un detalle a tintes terroríficos con el devenir de las hojas pese a intuirse (un error creer que la tradicionalidad imperará) que así será.

El camino del perro

(3) La visita al veterinario (en un Chrysler Pacifica para acentuar el poder adquisitivo de la editora), a la oficina del sheriff (usando un iPhone para secundar el matiz entre paréntesis) y al refugio (con desesperante atención de la dependienta) para tratar de agilizar cierto proceso dinamitan la situación; (4) después de las compras de rigor (en tiendas tan evocadoras como La despensa de Lily) un descuido (el temido guardabosques Marcus Blackwood entra en escena personificando el machismo) acaba con un simbólico nexo sentimental.

El camino del perro

(5) Con una llamada legal (para prestar determinada declaración) empieza un complicado día en el que los dolores anticipan malos augurios (el cuerpo es sabio e intenta avisar de ellos) corroborados con un viaje al hospital por consumar en el que promete encontrarse el causante de la serie de catastróficas desdichas acaecidas; (6) la fatídica verdad se revela (tal vez demasiado apresuradamente) como justificación de unas vívidas pero pretéritas memorias que dejan entrever una demoledora metáfora acerca del valor de los recuerdos.

El camino del perro

(7) El episodio conclusivo (el más breve pero contundente) disipa cualquier vacilación, definiéndose claramente los roles atribuidos a cada personaje para formalizar sus cometidos (el resumen efectuado no hace justicia pero es subjetivamente digno para mantener intacto el factor sorpresa); (*) aunque las interpretaciones serán múltiples (en ningún caso es discutible cuánto bien provoca un acto altruista en general y hacia el mundo canino en particular), los prejuicios son tan dañinos como aferrarse al pasado por muchas emociones implícitas.

El camino del perro

Podría afirmarse sin temor a errar que se trata del mejor ejemplo de que la extensión de una obra en absoluto se corresponde con la valía de la misma (de hecho de desarrollarse adecuadamente como aquí ocurre la convierte en una lectura ágil e intrigante), invitando a meditar sobre el tema central; el dato explícitamente plasmado de que en territorio patrio se abandonan setecientos animales a diario debe hacer reflexionar, mas la metodología empleada para que el respetable lo haga sin recurrir a aborrecibles tópicos sin duda se antoja celebrable.

El camino del perro

La gentileza del autor facilitando la novela a un servidor para llevar a cabo el presente artículo no hace sino aumentar la estima hacia el mismo más allá de la admiración que su característica narrativa (alejada de la clásica para dotarla de un componente humano) despierta; únicamente resta recomendar fervientemente adquirir una copia (el coste apenas asciende a cuatro euros en formato físico en tapa blanda e incluso es obtenible de manera gratuita en digital para quienes dispongan del servicio Kindle Unlimited) pues no defraudará.



Daniel Espinosa, a fecha 19 de septiembre del 2023

 
 
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