“Magdalena”, de Héctor Peña
Antesala
La presente reseña se llevará a cabo, correspondiendo la enorme gentileza del responsable al facilitar una copia física para consumarla, analizando los apartados que la componen; se parafrasearán de manera segmentaria extractos para ejemplificar la calidad que atesora el trabajo a modo de compacta síntesis de las sensaciones suscitadas.
El respetable seguirá las andaduras de un Taylor (el presunto protagonista hasta que los acontecimientos dictan lo contrario) que se postula como un auténtico soldado (no solo del ejército sino de la vida); sus inseparables amigos Benjamín y Magdalena (esta última es la razón del título) le acompañarán para combatir (o no) la raza Nakatami.
No conviene desvelar nada más para mantener intacto el factor sorpresa, pero es menester destacar la sinopsis, la dedicatoria, el prólogo y el epílogo y, a tal efecto, se detallarán en las siguientes líneas; para corresponder tremenda valía, la extensión de dichas partes será mayor para enfatizar las emociones (re)transmitidas con énfasis.
“Magdalena es una mujer un busca de respuestas... perseguida por su pasado la joven tendrá que afrontar un destino capaz de sacudir los mismos cimientos del mundo... ¿será capaz de encontrar aquello que busca antes de que sea demasiado tarde?”; así versa la conscientemente escueta pero realmente atractiva introducción oficial.
“A mi Magdalena particular... que únicamente comparte con ella la M que da origen a su nombre... muchas gracias por creer en mí cuando nadie más lo hacía”; no se puede expresar en tan pocas palabras tanto agradecimiento y por ello se ha considerado imprescindible recoger la nota al completo para alabar el sincero sentimentalismo que derrocha.
“Únicamente los perros que eran llevados a rastras por sus familias se atrevían a ladrar empujando enérgicamente hacia cualquier sitio que alejarse de allí”; tras una cita de Wener Heisenberg que evoca al dualismo entre ciencia y creencia da inicio la intención de perpetrar un acto deleznable que termina derivando en otro que despierta empatía.
“No le encontró sentido a romper el silencio con palabras”; el desenlace (por tildarlo de una manera taxativa e injusta) es de órdago, despertando un sincero deseo de que el siguiente volumen (contemplar una franquicia no es en absoluto descabellado) vea la luz para continuar explorando un utópico universo que maravilla hasta extasiar.
Capítulos
“Los padres nos damos cuenta de lo viejos que estamos viendo lo grandes que están nuestros hijos” (I Reencuentro), “¿y si está aquí por mí?” (II Doble W), “estaban nerviosos pero a la vez convencidos de haber hecho lo correcto” (III Azul y morado), “soy inevitable” (IV La prisión temporal), “había desatado un infierno en la ciudad” (V El CID)...
...“no sabía cómo poder parar los pies a la bestia” (VI El monstruo), “intentó advertirnos para que nos fuéramos pero cuando me di cuenta era demasiado tarde” (VII Al llegar el alba), “por un momento pensó en quitarse la vida y evitar más daño innecesario” (VIII Hollyfrey), “la sociedad está encaminada hacia su declive” (IX Un café con Ángela)...
...“tras ofrecerles su ayuda no había motivos para abandonarlos” (X Joshua Güendell), “esos dos manuscritos contienen fragmentos de nuestra historia que no conocemos” (XI Vía muerta), “sus pecados eran demasiado fuertes” (XII Magna Quidem Illustrans), “ella siempre se había sentido muy sola en este mundo” (XIII Visita a la media noche)...
...“la verdad está escrita y no será la mano del hombre la que la pervierta ni la que cambie el destino” (XIV El hombre de sus sueños), “comenzaron a llenarse de sudor” (XV Alcohol y cocaína), “únicamente soy otra víctima más” (XVI El movimiento panonírico), “esos pu*** demonios no paran de susurrarme órdenes” (XVII Sangre y vómito)...
...“ahora debía regresar a las sombras” (XVIII Caballo de Troya), “ahora es momento de luchar y hacer algo por lo que nuestros hijos estén orgullosos” (XIX Marineros de agua dulce), “era consciente de que si no hubiera actuado de tal manera todos estarían condenados” (XX Apguul), “los nervios le recorrían su cuerpo” (XXI La ciudad sin ley)...
...“estamos aquí para aprender las reglas del juego a través de los sentidos y luego pasar a la siguiente fase” (XXII Una teoría del todo), “ya solo nos queda rendir caras nuestras vidas” (XXIII La torre de Badgdylon), “seguro que parir fue más duro” (XXIV Urgencia nocturna), “un sonoro estruendo los dejó boquiabiertos” (XXV El mismo ataúd)...
...“sus peores pesadillas le perseguían mientras el recuerdo atontaba sus sentidos” (XXVI Sangre de mi sangre), “eres la unión de ambos caminos” (XXVII El reencuentro), “¡tenemos que completar la ofensiva!” (XVIII Huida simulada), “no estamos solos” (XIX Anfiédis), “te mataré pero antes de destruirte quiero saber quién eres” (XXX Hasta el final).
Conclusiones
Aunque la portada recuerda al clásico infantil La bella y la bestia el cosmos (des)dibujado no es nada utópico, pues sutiles detalles (como el videojuego Housenite en evidente referencia al éxito de ventas Fortnite o la bebida alcohólica Rock Damm claramente relacionable con la marca de origen patrio Estrella Damm) tornan verosímil la acción.
La calle Piden Lark sita en el barrio de la Colmena en la ciudad de Cadmillon (bajo el vil control del Gobierno Central así como amenazada por la Bruma enviada por el Arquitecto y sugestionada por el Culto) sirve de ficticio telón de fondo para exponer una historia creíble donde las haya, repleta de oscuros secretos solo al alcance de perspicaces.
Un total neto de páginas (descontando las de rigor y demás cuestiones ajenas a la obra propiamente dicha) asciende a cuatrocientas setenta y cuatro, aunque la densidad en absoluto se corresponde a la cantidad ya que la subdivisión por capítulos facilita enormemente su lectura con una metódica e incisiva prosa que cautiva sin percatarse de hacerlo.
El autor trata temas tan controvertidos como la pérdida de la inocencia típica de la juventud irremediablemente atenuada con el incesante devenir del tiempo hasta que uno se torna (al menos en cuanto a edad se refiere) adulto con meticulosa inteligencia, invitando (u obligando) al consumidor a que sea él mismo quien fundamente sus conclusiones.
Sorprenden incoherencias como el tono con el que un cargo superior de la armada se dirige a uno de rango menor (jamás sería posible en un entorno en el que el comportamiento estricto es esencial para acentuar el respeto jerárquico) y la trivial profundización en los personajes (con ausencia de ilustraciones) que dificulta sus esbozos.
No obstante, retomando los dos apuntes señalados en el párrafo anterior, a la postre se antojan sendos alegatos para corroborar que el miedo a lo desconocido es el más poderoso de todos cuantos existen al primar la imaginación en detrimento de la banal explicitud resultando en una especie de serena catarsis que no dejará indiferente a nadie.
Por todo lo expuesto, cabe recomendar la novela que ocupa a todo el mundo, pues por unos motivos u otros hallarán en ella un ejercicio de autoanálisis disfrazado de relato fantástico que supera con creces el valor del precio de venta al público, que asciende a menos de un euro para la versión Kindle, veinte la de tapa blanda y veinticinco la rígida.
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Daniel Espinosa, a fecha 02 de febrero del 2022