“La caja de Pandora” y “Náufrago espacial”, de Eva Pérez
La caja de Pandora (#23)
La introducción versa “no deberíais haberos llevado la caja de la tienda de antigüedades pero sobre todo no deberías haberla abierto... la caja estaba llena de toda clase de monstruos mitológicos que ahora andan libres por la ciudad... tendrás que ser valiente e ingenioso para volver a meterlos todos de nuevo en la caja de Pandora”; la repetición de conceptos no deja lugar a dudas sobre la intríngulis de una propuesta que respeta escrupulosamente la metodología narrativa de la serie de libros juveniles de hiperficción explorativa publicada por Bantam Books a finales de los ochenta que revolucionó en concepto de lectura que hasta entonces primaba (el convencionalismo era el estandarte máximo a seguir que nadie se atrevió a alterar hasta el punto de transformarlo por completo) haciendo partícipe al respetable de la historia misma.
El lema era (y es) “las posibilidades son múltiples... algunas elecciones son sencillas, otras sensatas, unas temerarias... y algunas peligrosas... eres tú quien debe tomar las decisiones... puedes leer este libro muchas veces y obtener resultados diferentes..., recuerda que tú decides la aventura, que tú eres la aventura... si tomas una decisión imprudente, vuelve al principio y empieza de nuevo... no hay opciones acertadas o erróneas sino muchas elecciones posibles”; así pues, que cada cual se atenga a las consecuencias de sus actos (en este caso decretos) y elija sabiamente su camino (las imágenes ayudan a recrearlo nítidamente) porque el destino es caprichoso (o mejor expresado consecuente) e incierto a lo largo de ciento dieciocho páginas (cincuenta y nueve a doble cara) con decenas de disyuntivas.
El inicio es sencillamente genial (la sencillez con la que un hecho cotidiano se torna epicismo asombra sin remedio) y la imaginación desprendida de las ilustraciones enorme (en especial las que plasman las criaturas liberadas), aunque abunda el texto y, sorprendentemente, los finales en comparación a las tesituras (dieciséis frente a dieciocho); los desenlaces comprenden (entre paréntesis los intervinientes últimos) cantes acuáticos (sirena), cazas satisfactorias (circo), clausuras inmediatas (tienda), desestimaciones reflexivas (hermano), encierros mortíferos (ogro), experimentos ambiciosos (profesor), incendios descontrolados (ave), invasiones feroces (cíclope), regalos envenenados (reloj), regresos entrañables (madre), relevos frustrantes (héroe) o secuestros inventados (encargado), entre (muchos) otros.
Por poner en contexto histórico, el título da nombre a un recipiente de la mitología griega que contenía todos los males del mundo salvo uno (la afectada no sabía el detalle), y es que cuenta la leyenda que Zeus, deseoso de vengarse de Prometeo por haber robado el fuego y dárselo a los humanos, presentó al hermano de este (Epimeteo) una mujer llamada Pandora (con quien al poco de conocerse contrajo matrimonio) y, como regalo de bodas, recibió dicho pithos (una tinaja ovalada) con claras instrucciones de no abrirlo bajo ningún concepto; los dioses habían otorgado a la dama una gran curiosidad, por lo que decidió contradecir las órdenes para ver qué había dentro trayendo tras de sí catastróficas consecuencias al restar en su interior cuando atinó a cerrarla el único bien que había dentro, el espíritu de la venganza Elpis.
Únicamente resta instar fervientemente a todo el mundo a que adquiera su ejemplar favorito (los dos cubiertos son meras representaciones) de entre el amplio surtido disponible (los títulos de la colección constan el término de sendos volúmenes comprendiendo desde Laberinto de juegos para los fanáticos de las consolas hasta Secuestro alienígena para los seguidores de los misterios), en constante evolución; el precio por unidad no es nada prohibitivo (diez euros) y la certeza de que agradará a propios y extraños (obviamente el disfrute es individual pero cuando uno haya terminado puede cedérselo a otro) sinónimo de acierto (en cuanto a la compra se refiere), por lo que ya sea para poseerlo en la apreciada estantería uno mismo o regalarlo en fechas de celebración la línea editorial es una alternativa destacada del mercado.
Náufrago espacial (#37)
La introducción versa “mientras viajas por el espacio tu nave sufre una avería... si quieres salvar a tus compañeros deberás explorar un montón de planetas desconocidos... pero cuidado... en el espacio habitan criaturas extrañas y no sabes cuáles pueden ser sus verdaderas intenciones”; androides sabios, asentamientos alienígenas, bodegas infestadas, calamares gigantes, cápsulas salvadoras, civilizaciones extraterrestres, climatologías adversas, colonizaciones atemporales, comidas atípicas, condiciones peligrosas, ecosistemas líquidos, herramientas funcionales, lluvias meteorológicas, moradores cavernícolas, movimientos desestabilizantes, nubes rojas, peces abisales, zonas oscuras, zoos galácticos, planetas dichosos..., estos son algunos de los elementos que el intrépido lector deberá afrontar.
Ampliando la premisa, la historia implica la asunción del rol de un joven (apenas tres lustros) que se dispone a vivir en primera persona (como revolucionario método de aprendizaje para convertirse en oficial del cuerpo de élite de los astronautas) el lanzamiento de la nave Estrella Austral (la emoción del momento de la ignición e transmite maravillosamente) junto al resto del equipo (el veterano piloto Toshío Nakamoto y la reputada doctora Vera Genkins) hacia Júpiter (que se trata del planeta gaseoso más grande del Sistema Solar es un ejemplo de los muchos detalles que se vierten a nivel pedagógico); una noche la alarma de proximidad del ordenador de a bordo emite señales de peligro y a partir de ahí comienza la auténtica odisea para quienes acepten la serie de retos de tan apasionante novela de (ciencia)ficción.
A lo largo de la aventura cada cual escribirá su propio destino según las decisiones que vaya escogiendo entre nada menos que veintiocho tesituras (de dos a cuatro opciones) hasta llegar a uno de los veintiún finales posibles, maravillándose durante la odiosa con las dieciocho ilustraciones (obra de Dolores Okecki) que acompañan al texto, espectaculares todas ellas (tanto las que ocupan una página entera como las que sólo abarcan una porción de la misma); la profundidad de los personajes (una cuestión tal vez anecdótica para la mayoría de consumidores pero sin duda importante para puritanos) apenas se limita a un par de apuntes relevantes sobre sus trayectorias profesionales, descubriéndose no obstante sus personalidades a medida que se avanza (o no) al interactuar frecuentemente con ellos.
Aunque la propia autora insistió desde el primer instante de pactar la presente colaboración (facilitación de ejemplar mediante para confeccionar la reseña que ocupa tras la oportuna lectura) que el trabajo está destinado a un público concreto (asegurando que “son para niños”) conviene aclarar que este volumen en concreto ofrece entretenimiento para un sector más amplio (de hecho algunos eventos albergan tragedias cuya adecuación para menores sería no discutible pero sí analizable aunque en ningún momento cobran tintes macabros o sucedáneos de contenido censurable); además, la invitación implícita de reiniciar el libro tomando otros caminos para comprobar las variantes del mismo se torna rápidamente obligación, pues nadie en su sano juicio se conformaría con un desenlace pudiendo conocer todos.
Como noticia de rigurosa actualidad directamente relacionada con la temática comentar que, según afirma la Administración Nacional de Aeronáutica y el Espacio (popularmente NASA), un asteroide de escombros con forma de peonza de unos quinientos metros de diámetro (cuyo nombre de Bennu recibe en honor a un ave mitológica egipcia asociada con la muerte) impactará con la Tierra en el dos mil trescientos; los datos para asegurar tan catastrófica predicción se han obtenido de la misión Ositir-Rex tras pasar más de dos años en órbita a su alrededor estudiándolo, por lo que están completamente refutados, asegurándose asimismo que la probabilidad es de una entre dos mil setecientas influyendo en la trayectoria el denominado “ojo de cerradura gravitacional”, un espacio de alteración entre entes astrales.
Vínculos
Compra (#23): https://www.casadellibro.com/LaCajaDePandora
Compra (#37): https://www.casadellibro.com/NáufragoEspacial
Facebook: https://www.facebook.com/EvaPérez
Twitter: https://twitter.com/EvaPérez
Web: https://CuentosDeNelly.blogspot.com
Daniel Espinosa, a fecha 25 de agosto del 2021