“Saga Eden (I): En el principio”, de Nessa McDubh
Antecedentes
Tras una infructuosa campaña recaudativa en la plataforma Verkami (la misma finalizó con menos de una treintena de mecenas y una recaudación de apenas quinientos euros tras cuarenta días activa), más por generosa difusión que por imperiosa necesidad (una autopublicación como la que ocupa implica que la financiación de la impresión sea costosa y qué mejor manera de implicar a los contribuyentes que convirtiéndolos en valerosos financiadores a cambio de exclusivas recompensas ya que “es de bien nacido ser agradecido”), Nessa McDubh materializa su ambicioso proyecto en un primer volumen sumamente prometedor; la misma de presentaba en el muro de la campaña declarando que “me inicio en esta nueva aventura con la publicación del primer libro y con mucha ilusión por este nuevo camino..., espero que os guste tanto leer ésta saga como a mi crearla para todos vosotros”, añadiendo asimismo que “el segundo libro ya está listo para su primera revisión y el tercero está tomando forma..., por el momento los lectores cero que han podido leerlo en primicia le dan muy buenas valoraciones”, por lo que la promesa de consumar su particular visión sobre los orígenes mismos de la humanidad es firme.
Autora
Nacida en Xixón en mil novecientos ochenta, la administrativa-contable de profesión siempre tuvo la necesidad de relatar historias (“contar historias es mi razón de ser..., mi forma de evadirme de la realidad y de viajar a otros mundos”), siendo sus grandes aficiones confesas la lectura, el dibujo, la historia y la escritura; amante de los animales (en la fotografía del volumen aparece junto a su canino), de la naturaleza y de viajar, siente especial atracción por el territorio escocés y debuta en el mundo editorial con una saga cuyo primer tomo no es otro que el objeto de la crónica que ocupa, En el principio, iniciando así el apasionante y longevo sendero de Eden (sin acento y en alusión evidente a la temática sobre la que pivotarán todos los hechos narrados tanto en la presente como en sucesivas continuaciones) que, con sumo entusiasmo, ya luce espléndido en la estantería de un servidor con el privilegio añadido de albergar una sentida dedicatoria que justifica (más allá del altruismo por el que esta humilde página siempre se ha promovido) el voluntarioso esmero y la explícita citación que primará en los párrafos de este artículo para evidenciar su (para la inmensa mayoría de consumidores) desconocido e inabarcable crédito.
Editorial
Como citar sabias frases nunca está de más (de hecho puede que aquí se peque de ello en demasía) conviene hacer lo propio con la de la editorial que ha posibilitado tan esperada publicación, Círculo rojo, que parafrasea a Virginia Wolf asegurando que “los libros son los espejos del alma” al tiempo que se autodefine como “un sello referente para los autores españoles que quieren ver publicada su obra..., después de más de diez años de experiencia en el sector y miles de escritores en su catálogo, la editorial se ha situado como una de las mejores opciones para aquellos que quieren cumplir el sueño de tener su libro editado”; también cabe destacar, a título más personal, cierto homenaje que consta en esta obra literaria de alto valor cultural (“para Yaron e Iván, mis caballeros blancos de brillante armadura y sufridores de esta saga”) para ensalzar la figura de una profesional que, en su específica génesis, no descuida en ningún momento a sus seres queridos y, más allá de ellos, al medio ambiente, pues el papel utilizado para la impresión es totalmente libre de cloro y, por tanto, ecológico, algo loable e inusual por igual que dotan de una curiosa distinción a este plausible ejercicio de aunamiento de amor, fantasía, ficción y realidad.
Libro
Con un poderoso lema (“porque las historias nunca son como las cuentan..., el Lobo siempre será el malo si solo escuchamos a Caperucita”) que se traduce en una temprana declaración de intenciones, el trabajo se presenta como una odisea de corte clásico (varios elementos llegan a antojarse un tanto efímeros y otros de posicionan próximos a tesis políticamente incorrectas) que, paulatinamente, va dirigiéndose hacia paisajes mucho más tenebrosos (en el más amplio sentido del término) hasta desembocar en un desenlace que no es tal (cabe recordar que restan nada menos que cinco entregas más para completar la trama); así, combinando atrayente prosa (algunos impases propician la fascinación más absoluta sin remedio) con versículos bíblicos (desde “Génesis 2.1-3” hasta “Apocalipsis 9:11”), siempre con rigor espaciotemporal y definitorio, la artífice de tan peculiar aventura (por adjetivarla de algún modo medianamente ortodoxo) dividida en quince capítulos (con sus respectivas partes y apartados adicionales), plasma con convicción sus conjeturas más íntimas, exponiendo formidablemente una serie de ideas que, con certeza, harán replantear sus creencias a más de uno.
Valoración
*) ¿Por qué Eden?
Parte I
Aclaración y expresionismo...; la cronología motivacional que sostiene la existencia de la novela es muy curiosa, casi tanto como la incendiaria pregunta “¿alguien conoce la historia contada por Lucifer?”.
Parte II (adicional)
Sintetización y estilismo...; la alusión no explícita al contenido de cada capítulo que se hará en adelante obedece al razonamiento de sensaciones, con dos vocablos definitorios y tres líneas explicatorias.
I) Le Mont Saint-Michel
Parte I
Seducción y sentimentalismo...; la presentación de los personajes puede inducir a equívocos al percibirse poco original, aunque de unas pocas páginas no se puede extraer dictamen alguno como es evidente.
Parte II
Deserción y epicismo...; el viaje emprendido por la tríada protagonista alberga impases de verdadero interés, mas elementos tan llamativos como la leyenda de cierto crómlech están escasamente aprovechados.
II) El desconocido de Greyfriars
Parte I
Alusión y surrealismo...; la descripción espacial prima en detrimento de la profundidad narrativa, debiendo entenderse dicho hecho como un acierto al percibirse sumamente hipnótico e inmensamente inmersivo.
Parte II
Postergación y erotismo...; el sentido tórrido que impera es redundante, si bien se intuye fácilmente que la censurable sensualidad plasmada con todo tipo de detalles servirá de sustento para venideros sucesos.
III) El reencuentro de un extraño
Parte I
Tradición y nerviosismo...; la retahíla de localizaciones debidamente explicadas encandila sin remedio, siendo la trascendencia que alberga para expertos homologable a la curiosidad que despierta en neófitos.
Parte II
Pasión y alarmismo...; la insistencia en los encuentros carnales puede despertar recelo en aquellos más puritanos, aunque se procede de un modo sincero al exponerse explícitamente sin permitir dobles lecturas.
IV) En los orígenes de la creación
Parte I
Religión y bautismo...; la apasionante recopilación de características en en relación a los siete arcángeles a los que se hace referencia, todo un alarde de quimérico ingenio que agradará especialmente a creyentes.
Parte II
Ambición y secretismo...; la hipotética coexistencia de planetas similares al conocido por diferentes planos astrales se torna creíble merced a datos científicos, entusiasmando e inquietando sobremanera.
V) El principio del fin
Parte I
Intuición y pragmatismo...; la subtrama del conflicto entre hermanos cobra tintes de telenovela de primer nivel, alcanzándose el clímax cuando el más poderoso toma la unilateral e irrefutable decisión final.
Parte II
Determinación y cripticismo...; la envidia entre semejantes aumenta al tiempo que lo hace el interés del respetable, reclamando empatizar no solo con un ser sino con varios dependiendo del momento en cuestión.
VI) Un reino corrompido, un reino maldito
Parte I
Cautivación y egocentrismo...; la dureza de cierto deleznable acto removerá más de un estómago, mas la mención al linaje nimerio y otros temas ancestrales despierta auténtica e incalculable curiosidad.
Parte II
Consternación y derrotismo...; la despedida que verbaliza la víctima de la confrontación fraguada hasta ahora es dilapidaria, profiriendo palabras que tendrán sus correspondientes consecuencias en breve.
VII) Serpientes en el Eden
Parte I
Corrupción y machismo...; la contienda entre bandos celestiales recuerda a la que mantienen los políticos a diario, salvando las distancias e intercambiando utópicos portales por infecundos alegatos.
Parte II (adicional)
Sumisión y salvajismo...; la ausencia de dicha división permite hacer una merecida especial mención a la letra de la canción que se tararea, no siendo exagerado tildarla de muy talentosa e incluso imprescindible.
VIII) El retorno del príncipe
Parte I
Jurisdicción y narcisismo...; el regreso al antaño denominado hogar después de una larga década es desolador, y es que tras ese período las variaciones son tan importantes como lo podrían ser en la vida real.
Parte II
Prohibición y fraternalismo...; el esperado reencuentro entre aprendiz y mentor recuerda que en una dura pero coherente educación se fragua una eterna unión, naciendo de ella sendas verdaderas almas gemelas.
IX) La pasión del fruto prohibido
Parte I
Inquisición y dualismo...; la sola insinuación de derrocar al rey para usurpar su trono es algo que gratifica al empatizar con los motivos, no contemplando ni siquiera el castigo de alta traición que ello conllevaría.
Parte II
Tentación y romanticismo...; la detallada conquista que acontece recuerda poderosamente a cierto clásico del celuloide de dibujos animados, distanciándose por fin de meras calenturas heterosexuales.
X) El destierro del heredero
Parte I
Manipulación y clasicismo...; la debilidad que acarrea emplear el poder al ser superior por antonomasia es demoledora, mas los mandatos divinos dictados por el mismo hacen contemplarla incluso paupérrima.
Parte II
Adoración y despotismo...; la frase que se cita sobre la soledad es maravillosa, pecando de filosófica pero en ningún caso de pretenciosa al invocarse cual alegato de íntegra ternura previo a un forzado éxodo.
XI) Amor, amistad o pasión
Parte I
Resignación y costumbrismo...; la exposición de una vida mundana cualquiera logra que uno se sienta partícipe de ella, reconociéndose la gran mayoría de pormenores salvo las dimensiones de los inmuebles.
Parte II
Regresión y ateísmo...; el repentino cambio de escenario no convence plenamente, si bien la traducción de fragmentos pertenecientes a la cultura oghánica dota a la trama de un fascinante atractivo contextual.
XII) Un secreto que ocultar, una verdad por descubrir
Parte I
Vibración y patriotismo...; la alusión a algunos territorios españoles destaca tanto como la celestial visión que se produce, un viaje que embriaga e impresiona como hasta ahora no lo había hecho la novela.
Parte II
Mortificación y convencionalismo...; la temática afectiva es de lo más humana pero también aborrecible si se trata en demasía, pues reducir todo a derrames no cerebrales ni oculares extenúa desapaciblemente.
XIII) Abaddon, sicario del infierno
Parte I
Exasperación y cristianismo...; la sugerencia de un desvío en el camino precipita una pasmosa novedad que traspasa las páginas, mas en el horizonte se dibuja un entramado templario titánicamente formidable.
Parte II
Frustración y onanismo...; el telón de fondo no se aleja un ápice del hasta ahora presente, no teniendo ya eficacia alguna la supuesta excitación en aras de difuminar huellas dactilares y consumir pañuelos.
XIV) Porque las historias nunca son como te las cuentan
Parte I
Desolación y populismo...; la versión oficial de determinada defunción critica con acierto cuán tergiversada puede ser la realidad, estando mejor recibida socialmente una vil farsa que una devastadora verdad.
Parte II
Protección y ocultismo...; la terminología sobre mensajeros de luz u otra clase de identidades como las nihúvas entusiasma, mas la partida de rigor como transición augura unas últimas líneas de fervor e infarto.
XV) De vuelta a Saint-Michel
Parte I
Dedicación y sectarismo...; el cúmulo de leyendas transformadas en credos para explicar los sucesos de la antigüedad es una gran conjetura que resta patente, minimizando así las secuelas del pasado.
Parte II
Regeneración y simbolismo...; la criatura de la época de la creación creída extinta repleta de conocimiento es solo una de las ocurrencias que sirven para concluir este primer tomo, sin discusiones completista.
**) Epílogo
Parte I
Infestación y misticismo...; el mantra que se repite para restaurar el orden natural del universo tras un repentino giro de guión es sublime, apareciendo una tediosa insatisfacción por pronunciarse tardíamente.
Parte II (adicional)
Infestación y absolutismo..; la serie de proféticas visiones que invaden a la sanadora en el tramo final colapsa todos los sentidos, antojándose la transmisión informativa un tanto confusa y sin duda muy precipitada.
***) Agradecimientos
Parte I
Emoción y sencillismo...; la retahíla de reconocimientos (en especial el consejo “vive tu vida, disfruta y corre todo lo que puedas”) denota la humildad con la que se ha gestado esta, textualmente citada, criatura.
Parte II (adicional)
Veneración y resolutismo...; el sincero agradecimiento por la gentileza de la autora para con los miembros de esta página es lo que resta añadir, llegando a lidiar incluso con algunos contratiempos de terceros.
Daniel Espinosa