“Joc: El poder de la imaginación”, de Juan Manzano
Antecedentes
El proyecto nació de un micromecenazgo (concretamente en la plataforma Verkami) que, en tan sólo seis días, se consiguió financiar al alcanzar el objetivo inicial de tres mil quinientos euros, tratándose del primero de los libros que compondrán una saga de fantasía juvenil cuya principal característica será la exposición de unos personajes tan curiosos como entrañables que acompañarán al lector en un mundo sin igual; a juzgar por el enorme crédito del soñador deseoso de compartir sus inquietudes con sus cómplices lectores (es decir, el responsable), el éxito cosechado final siempre será menor al debido; conviene aclarar que la novela se terminó en el mes de abril, aunque se publicó recientemente (en agosto) enviándose entonces las recompenses a unos patrocinadores que, tres padecer las consecuencias de un confinamiento global (esencialmente por la seguridad de ellos mismos) y la consecuente limitación (o anulación) de producciones (en general), por lo que la conservación de la paciencia y la maximización de la flexibilidad al respecto (las demoras que han acontecido se obedecen a esta cuestión y otras típicas de esta clase de trabajos independientes) se han visto recompensadas, siendo el propósito póstumo el de ofrecer un producto de calidad como el que ahora se aprecia sin medias tintas.
Introducción
La sinopsis versa “¿qué harías si te dijeran que el destino de todo lo que te importa depende de tu imaginación?..., acompaña a Joc en esta emocionante aventura a través de un mundo fantástico lleno de criaturas increíbles..., ayúdale a comprender sus poderes y a buscar a los mejores aliados para enfrentarse a un temible mal que crece en las profundidades de ese mundo..., un viaje mágico en el que Joc descubrirá el verdadero valor de la amistad y deberá aprender a confiar en sí mismo para combatir la oscuridad que amenaza con destruirlo todo”, una certera declaración de intenciones; los agradecimientos que siguen a los nombramientos técnicos (Guillem Iborra, Ismael Municio, Tim Chiesa, Luis Encuentra y el propio Juan Manzano, especificándose claramente la labor de cada uno de ellos) van dirigidos a ciertas personas que, gracias a su inestimable colaboración, han logrado que una idea se haya convertido en realidad, haciéndose referencia expresa contiguamente a los dos hijos del artífice (“han despertado mi imaginación dormida”), a su mujer (“con su apoyo incondicional ha hecho posible este libro”) y a Georges (“con quien me encantaría haber podido compartir esta historia”), restando así evidente la familiaridad (sin pecar de pecaminoso sentimentalismo) de tan pasionales frases.
Responsable
Qué mejor manera de presentar a Juan Manzano que con sus propias palabras, expresando “bienvenidos a mi rinconcillo literario..., escribir es algo que siempre me pareció lejano y complicado hasta que comencé a contarle cuentos a mi hijo por la noche..., al hacerlo fui creando un mundo propio, o más bien dejándolo salir, ya que la imaginación es algo que siempre me ha acompañado..., hay mucho de mí en el pequeño Joc, en el que se mezclan las ilusiones y fantasías que he tenido desde pequeño con las aventuras que espero que mis hijos puedan vivir de aquí en adelante..., conocer a Joc es conocerme un poco más a mí, así que os invito a leer este libro y encontraros conmigo dentro de él..., el mundo de la imaginación es un lugar al que nunca deberíamos dejar de viajar, y no sólo destinado a los más pequeños..., por ello he intentado crear una novela que pueda transportar tanto a niños como a adultos a vivir estas emocionantes aventuras..., espero que sea para vosotros un viaje tan increíble como lo ha sido para mí escribirlo”; ante tal alarde de sinceridad no cabe sino aconsejar a propios y extraños a que adquieran (al menos) un ejemplar de un obra que es, amén de un extraordinario entretenimiento educativo, una introspectiva aventura de alguien a quien ama la ficción.
Valoración
Ancestrales guardianes (el del caldero promete ser el epicentro de venideros episodios) e inhóspitos lugares (prácticamente se perciben los aromas del mesón) en “Preludio”, veteranos almirantes (la plasmación del mismo conmueve no desde una quimérica prosa sino desde una cercana narrativa) e indisciplinados jóvenes (los viajes en automóvil son concebidos como emocionantes juegos de realidad virtual) en “El abuelo”, reveladores dibujos (propios de un menor de edad que no entiende de barreras existenciales) e insólitas creaciones (de una de ellas surge cierto adorable ser) en “Seis días antes”, extraños listados (la ocurrencia de la brújula es asombrosa) e intrigante soledad (la consigna a seguir es apócrifa) en “Materiales”, minimalistas desayunos (típicos de generaciones pasadas) e impresionantes amparos (la nostalgia se apodera de uno rememorando sus manualidades de la infancia) en “El refugio”, fascinantes cosmos (el contraste de zonas es tan apoteósico como el significado otorgado a una simple goma de borrar) e irregulares senderos (la variedad de los mismos es mayúscula) en “El viaje”, agobiantes ascensos (se capta al instante el padecer del personaje en su arduo progreso) e insondables páramos (la fauna es casi gráfica al detallarse mucho) en “La llave”...
Continuos peregrinajes (bestias de todo tipo recorren los bordes del tomo pareciendo querer traspasarlos) e infinitos bucles (la paradoja que llevan aparejada invita a reflexionar) en “La cuevas inmateriales”, naturales colonizaciones (la vida se abre paso como siempre debería hacerlo en cualquier sitio por recóndito que sea) e intimidantes asaltos (la figura de los denominados tectones justifican que “todas las historias necesitan villanos porque son los que nos hacen ver la bondad en nuestros héroes”) en “Imaginara”, laberínticos caminos (el peligro se aprecia en cada línea que se brinda a ellos) e intensas fluorescencias (la disparidad de terrenos que con ellas se vislumbran abruma ocultando un acertijo que requiere de gran astucia para ser resuelto) en “El desfiladero”, engañosas apariencias (cada cual alberga una bondad no siempre presumible) e instintivas (la supervivencia cobra tintes épicos) en “El puente”, redundantes rostros (la aldea arquera no encandila demasiado al no distar en exceso de lo ya leído anteriormente) e impetuosas conversaciones (la repentina socialización del protagonista apresa en abundancia) en “Aliados”, sugerentes reencuentros (no por el cómo sino por el por qué) e ingeniosos códices (la regla que prima estremecen) en “El augurero”...
Desoladoras panorámicas (la hostilidad sobrecoge hasta al más impasible) e incombustibles cófrades (la complicidad del grupo se muestra ahora en todo su esplendor) en “El cenagal”, sincronizadas vigilancias (la coordinación es fundamental si se pretende lidiar contra algo perfectamente estudiado pero por ello previsible) e imponentes castigos (la crueldad tal vez sea mayor a la oportuna para el sector más lozano) en “El pozo”, excéntricos cachivaches (el rescate de varios integrantes es digno de mención) e incómodas (el cruce de miradas entre dos inocentes que se agradan mutuamente es conmovedor) en “Invisibles”, esperanzadores elementos (concretamente de los que disponen los ídolos para afrontar el mayor reto juntos) e incontables contiendas (los ataques se suceden sin cesar hasta dejar sin aliento al respetable) en “Sombra y luz”, ampulosas regresiones (el factor sorpresa escasea ya que los paisajes vuelven a ser los mismos que párrafos atrás) e iluminados festejos (la celebración de una victoria como la que ocupa no exige menos jolgorio) en “Tibiera” y fugaces viajes (la temporalidad es muy relativa) e imponentes despedidas (no se trata de un “adiós” sino de un “hasta luego” analizando la carta póstuma que se muestra) en “El regreso”...
Para mayor congratulación, los capítulos van acompañados de unas preciosas ilustraciones que van desde maravillosas cantinas (1), improvisados vehículos (2), desorganizados escritorios (3), ordenados desvanes (4), llamativos inventos (5), pasmosas ciudades (6), gigantescas estatuas (7), heroicas huidas (8), infames asedios (9), portentosos dragones (10), sutiles emboscadas (11), admirables pueblos (12), levitatorios tronos y completas escenografías (13), jubilosas batallas (14), opresivas jaulas (15), extraordinarias mutaciones (16), letales báculos (17), místicos portales (18) y enternecedoras reuniones (19) respectivamente y, a las ya señaladas, cabe sumar las que lucen (de manera espléndida, huelga añadir) en la portada (entendiéndose como tal el volumen plenamente abierto al extenderse en toda su longitud), un auténtico alarde de profesionalidad en tan emotivo e increíble (en el más amplio sentido del término) relato; atendiendo a que el precio de venta al público apenas supera los diez euros (exactamente 10,82€ en la plataforma de distribución oficial Amazon e incluso gratis en su versión Kindle unlimited si el usuario dispone de dicha suscripción) la compra es poco menos que obligatoria, estando profundamente orgullosos de difundir su existencia.
Vínculos
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Web: www.pajaritoazul.com
Daniel Espinosa, a fecha 13 de septiembre del 2020