“Melusina: El corazón y la garra”, de Sergio Arrieta
Según palabras del propio autor, “todo empezó con un proyecto que teníamos, mi mejor amigo (casi hermano) Robert Usseglio y yo, el de escribir un libro sobre el mundo de los elfos, y particularmente el de las hadas... seres en cuya existencia cree él también a pies juntillas..., el hecho de documentar y escribir este libro no ha hecho sino confirmarnos esa fascinante realidad disfrazada de leyenda o cuentos infantiles... una noche mientras nuestro proyecto marcaba el paso por no decir que estaba en un dique muerto abrí un libro muy bueno escrito por Jesús Callejo (Hadas: Guía de los seres mágicos de España) y en este descubrí que un descendiente del hada Melusina había sido prácticamente rey de Madrid a finales del siglo catorce... lo investigué un poco por encima vía Internet y mis ojos se agrandaron... saltando de artículo en blog descubrí con el corazón desbocado la fascinante leyenda de Melusina y su dinastía (los Lusignan)”; así nació un libro que en sus casi doscientas páginas (concretamente ciento noventa y siete) de la edición en tapa blanda (mención aparte merece una portada maravillosa como pocas) aproxima al lector al “País Melusino” enamorándolo sin remedio por más reacio que se considere del mismo.
Cuenta la leyenda (o los hechos) que Melusina y sus dos hermanas (Melior y Palestina), tras haber encerrado a su padre en la montaña de Brumbloremlion (ubicada en Northumberland), son maldecidas por su madre (Presina)... con el fin de llegar a ser mortal (morir de forma natural) Melusina deberá encontrar un hombre que prometa no intentar verla los sábados (mientras ella toma su baño transformándose en mujer-serpiente) ya que si su marido desvelase ese secreto seguiría siendo un hada para siempre... Melusina se encuentra un día con un tal Remondín en el bosque de Coulombiers y le propone casarse con ella imponiéndole antes dicha condición... él acepta el pacto convirtiéndose en el señor más poderoso de Poitou (región de Francia)... la mujer hada le regala un castillo (cuyas ruinas se pueden visitar hoy en día) incluidas las de la torre Melusina (que fue la más alta de todas llegando a ser la fortaleza más importante y poderosa de toda Francia)... durante muchas noches Melusina (la cual pertenece a la ralea de las hadas edificadoras) construye múltiples castillos o monumentos a lo largo y ancho de Francia (algunos siguen en pie y llevan todavía el nombre del hada como la torre en Vouvant), otrora majestuosos como ningunos.
Un día (tras concebir diez hijos varones) el secreto de Melusina es desvelado a raíz de un suceso horrible protagonizado por uno de sus hijos (Joffre el del Gran Diente)... la ira de Remondín estalla y tras sus insultos su esposa sobrenatural sale volando con un grito horrible por una ventana del castillo transformándose en una mujer dragón ya que la maldición materna se está cumpliendo (se puede ver todavía la huella que dejó su garra en uno de los peldaños que otrora fue alfeizar de esa ventana de las escaleras que llevan a la baja ciudad)... jamás volverá a ver a su marido... el hada solo regresará a escondidas por las noches para amamantar a sus dos hijos pequeños (los únicos que no poseen tara alguna)... desde entonces la dinastía Lusignan y sus reinos de ultramar experimentan una lenta decadencia (de hecho en estos momentos el pueblo está de capa caída ya que según sus lugareños el hada también lo maldijo profetizando antes de irse que nada resistiría)... desconsolado por haber perdido el gran amor de su vida Remondín se refugia en la abadía de Montserrat (antaño pertenecía al antiguo reino de Aragón) haciéndose allí ermitaño sin revelar su identidad falleciendo probablemente a una edad más que honorable.
Hay quienes aseguran que, como ya creían firmemente célebres personalidades como el reformista Martín Lutero, el hada Melusina sigue hoy en día prediciendo y anunciando las calamidades o defunciones a los descendientes de las citadas familias reales que fundó con tres gritos horribles en el cielo similares a los que profirió cuando salió volando por la ventana de la torre Poitevine al perder su existencia humana; como dato curioso (entre los muchos gentilmente facilitados en un correo previo al envío del ejemplar físico), mencionar que el antiguo reino de Aragón está íntimamente relacionado con Melusina (su marido murió en la abadía de Montserrat después de residir muchos años allí tras la partida de aquella como ermitaño, su madre Presina tras maldecir a sus hijas mandó a Palestina al monte Canigó el cual pertenecía al reino de Aragón y Juan I de Aragón el Cazador le dijo a Jean d'Arras que él y los súbditos de su reino solían verla por ese monte), pero es que los antecedentes y las consecuencias son, en efecto, innumerables, recopilándose aquí solamente algunos ya que de hacer lo propio con todos abarcaría una infinidad de líneas que ni el sitio virtual más capacitado almacenaría.
En la cubierta luce esplendorosa una portada digna de mención (la composición cromática es genial a la par que misteriosa con una figura en medio de un frondoso bosque amen de los datos artísticos de rigor) que engloba también el lomo (con la autoría titular e incursión web) hasta llegar a la contracubierta (con una sinopsis ya desarrollada más extensamente junto a unas breves biografías e identificación formal con código de barras); en la sobrecubierta izquierda constan los agradecimientos a quienes han hecho posible la publicación (se trata de un libro que se financió vía mecenazgo mediante las microaportaciones recaudando un total de tres mil ochocientos euros con múltiples opciones monetarias colaborativas) y en la derecha lo hacen otros títulos de la editorial (Las brujas que desaparecende Berta Ferrer, Nanas dragonas de Marta Gómez y Érase una vez... el bosque de Lucía Triuño), mientras que las guardas tanto anteriores como volantes están en blanco (podría haberse aprovechado el espacio para alguna ilustración pero ello dota de elegancia al volumen), englobándose en este párrafo las características estrictamente técnicas del plano exterior sin pecar de reiterativos alegatos aun observándose.
A una dedicatoria personal (un servidor se toma la libertad de citarla a continuación textualmente por el orgullo que siente de ella “esta Melusina es para Daniel Espinosa, que va a captar perfectamente, estoy seguro, el profundo misterio de este ser..., abrazo grande, volando como ella hasta Barcelona... Sergio y Robert” con una rúbrica final) y otra profesional (entiendo como tal la que los propios responsables adjuntan “a nuestras madres Marina Cueto y Marie-Jeanne Usseglio”) les precede un exhaustivo índice; el mismo se irá desgranando en adelante por capítulos (estos estarán destacados a modo de guía visual inmediata) plasmando con un breve resumen plasmando las emociones despertadas cual análisis propiamente dicho; así pues, deseando transmitir certeramente el contenido como se pretende, aclarar que la integridad de las fotografías expuestas a lo largo de la reseña (a excepción de la composición de apertura y el emocionante vídeo de clausura compartido con sumo orgullo) han sido gentilmente facilitadas por el autor (un millón de gracias) en primicia para la ocasión para que el respetable compruebe de primera mano cuán reveladoras son en su inmensa mayoría más allá de las palabras.
En Datos principales (*) un ente de naturaleza sobrenatural (pese a gozar de descendencia humana) contrae tanta relevancia histórica como paranormal con una retahíla de hitos dinásticos que no hacen sino admirarlo hasta ensalzarla a causa de las documentaciones que abalan su existencia, en Sinopsis (*) un homólogo armenio esconde una estirpe real en la que la promoción turística resta en un injusto e incomprensible segundo plano atendiendo a la enorme atracción que cualquiera (local o no) debiera sentir por quien campa a sus anchas élficas con sus alas de murciélago y cola de serpiente sirviendo de referencial inspiración a grandes artistas del globo terráqueo, en La fuente de la expedición (1) un pacto tácito entre dos amigos (las citas de Aristóteles y Eleanor Roosevelt así como el antiguo dicho alquímico “hay más en este mundo que en tu propia imaginación” son brutales) se traduce en una simetría existencial que traspasa las hojas para que el respetable decida su comparte con ellas su convicción o se posiciona como firme detractor de lo expuesto con multitud de anécdotas previas a la expedición sin desmerecer por ello el formidable recopilatorio de evidencias presentadas a lo largo de los intensos capítulos venideros.
En Rumbo a Lusignan (2) un viaje emprendido con una ruta clara pero ninguna certeza deriva en una serie de pareidolias (fenómenos por los cuales se perciben formas reconocibles a partir de estímulos poco precisos y aleatorios) que estremece tanto como apasiona al suponer una manifestación por la confabulación cósmica con la que se suceden los acontecimientos, en La foto del escalofrío (3) un saludo de la aparición sobre la que pivota este documental (no deja de ser eso por encima de todo) es el turbador inicio a través de un capítulo tan breve como revelador, en Melusina urdiendo las fotos del domingo (4) un recuerdo explícito a Manuel Mujica sirve de crítica a un sistema social que prefiere inculcar banales enseñanzas a transgresoras dichas mientras se analizan los cambios que de noche a la mañana (tal cual) se han producido en las instantáneas para estupor del lector, en La garra del peldaño y las esculturas de la estación (5) un desconocido ofrece un dato inédito que se corresponde con un episodio emocionante (y dantesco) de la leyenda con una estación de escenario sin descuidar la contextualización que prima en todo momento para beneplácito del más puritano en estos lares tan peculiares e inhóspitos.
En La iglesia de Notre-Dame et Saint-Junien y sus tres Melusinas (6) un premonitorio recorrido por uno de los más populares edificios franceses (que por cierto ha visto tristemente afectada su integridad hace poco) propicia una secuencia de señales que nadie obviaría de entender su significado como ocurre con varias grabaciones en las que interviene la figura protagonista, en La garra y los rostros (7) un desgarrador signo tangible (cuánta energía fue precisa para patentarla en una piedra es algo que perturba sobremanera) da pie a fantasmagóricas argucias para no mostrarse en su esplendor pero sí hacer acto de presencia como se aprecia en las fotografías que valga añadir serían más prácticas de ir admirándolas a medida que se aluden, en La primera casualidad (8) un magnífico significado otorgado al término en cuestión para eludir el pavor que a muchos produce explorar terrenos desconocidos sirve de telón de fondo para demostrar cuán poderosa es la tejedora de destinos (traduciendo su nombre etimológico del latín) manipulando a sus curiosos perseguidores aquí tornados en poco menos que héroes de quien comparte su pasión por desvelar la esencia subyacente en la fábula.
En Jean d’Arras y Coudrette nuestros guías medievales (9) un librero habitual de la ciencia deductiva (la clásica practicada por los griegos) es la fuente casi infinita de sabiduría práctica cual punto de inflexión en quien tal vez albergaba demasiada carga genética demoníaca, en La portentosa saga de los Lusignan (10) un debate entre los autores (concretamente sobre las afirmaciones vertidas de cierto origen maligno) con decenas de detalles se ve interrumpido por la enésima manifestación cuyos fenómenos aparejados sobresaltan despertando empatía e incertidumbre por igual, en Eustaquia Chabot antepasada de todos los reyes y emperadores de Europa (11) un despacho de erección ocupado por el mayor eje carnal de todos los tiempos da pie a tres teorías (en orden creciente de teórica fantasía) con connotaciones fértiles que impresionan por los fundamentos con los que se afirman, en Robert vuelve a Luisgnan (12) un segundo intento fructífero de contacto (con proyecciones corporales incluidas) con apuntes debidamente traídos a colación siembran la seria duda de si lo siguiente será percibir subjetivamente algo en el ámbito doméstico propio por la cercanía narrativa empleada en tan convulsos compases.
En Fontenay-le-Comte (13) un texto precavido en cuanto a jurisprudencia se refiere revalida la hipótesis de más descendencia (aunque parezca imposible por la cantidad ya barajada) seis cientos años más tarde para letargo del menos creyente ya que los hechos no mienten, en León V rey de Armenia y de Madrid (14) un recóndito emplazamiento no es digno de ser el lugar emblemático en el que reunirse con semejante diosa (quien no la conciba como tal es cuanto menos incauto) por lo que se contempla la posibilidad de que sólo en el sitio propicio la manifestación total acontezca, en Melusina en el parque Norte de Madrid (15) un maravilloso pasaje (“cuando el misterio es demasiado impresionante es imposible desobedecer”) antecede a una especie de orden interna promovida por una luz ajena que ilumina más que el propio astro premiando a quien mantenga la mente abierta y en Más detalles prodigiosos en la foto del escalofrío (16) un día muy señalado es el elegido para experimentar (con confesa profunda compasión) el peor de los rostros pero a la vez el más sincero en un alarde de intenciones que sólo el autor ha sabido captar con maestría tanto en su alma con en esta su literaria creación.
En Agradecimiento a personas y organismos (*) un listado de patrocinadores (quince y seis respectivamente) a modo de gratitud evidencia la humildad con la que se ha afrontado el reto, en Bibliografía (*) un total de nada menos que diecinueve referencias (debidamente detallas) sirven para imaginar cuán costoso ha sido el proceso, en Anexo fotográfico (*) un descomunal recopilatorio de los personajes ya mencionados a partir de un sinfín de objetos distinguibles (estatuas, ventanas, ilustraciones, marcas, veletas, esculturas, instantáneas, cuadros, siluetas, perfiles, castillos, rostros, fachadas, castillos e iglesias entre ellos) con varias ampliaciones para apreciarlos mejor y en Mecenas (*) un sentido tributo a quienes financiaron el proyecto (treinta nombres entre ellos tres firmas) en estado orden alfabético; asimismo, bajo el título Por el visor del tiempo se amplía ostensiblemente la leyenda e información aumentando (todavía más el valor de tan poco convencional (e incluso comercial) propuesta literaria, comprendiendo los apartados que a continuación se detallarán de manera fugaz al residir en ellos uno de los mayores atractivos deseando mantener intacto ese factor sorpresa.
Las ocho partes en cuestión (los potenciales consumidores de buen seguro agradecerán este aliciente en su amortizada desde el segundo cero compra ya sea para poseerla o regalarla sin temor a errar en ninguno de ambos casos atendiendo a todos los positivismos recogidos) abarcan Fuego y excomunión (I) con una insidiosa visita de Joffre el del Gran Diente a la abadía de Maillezais, La leyenda medieval más deslumbrante de Europa (II) con el rey Elinás pactando con su amada Presina una promesa que al igual que cierta futura pareja de diferentes integrantes no cumple trayendo tras de sí una maldición que afecta por consiguiente a muchos otros, Por la memoria de este lugar (III) con la pretendida demolición de Enrique III que sirve para que el escritor Pedro de Bourdeille confeccione una especie de reportaje con mención a la cadena Starbucks por su evocador logotipo, Los brazos y la ventana (IV) con una regresión a siete años antes de la invención del cine para enfatizar que la temida e idolatrada por igual conocía perfectamente los sufrimientos que el destino deparaba tanto a ella como a su entorno motivo por el cual advertía con sus atronadores gritos para anunciarlos prematuramente.
Carta de Marie de Lusignan al rey de España Alfonso XII (V) con un noble reconocimiento que desemboca en una ocultación inducida tras trazar paralelismos con las vivencias plasmadas, Encuentro imaginario entre Jean d’Arras y el duque Jean de Berry (VI) con la ferviente recomendación de consultar un manuscrito específico que no es sino uno de los más bellos de la zona europea medieval recreando una conversación entre prójimos que no tiene desperdicio alguno, El plan melusiano (VII) con un suceso acaecido a mediados del siglo veinte en el que los hechizos cobran suma relevancia cuando aquellos dotados de determinados atributos metafísicos creen que el futuro requiere de sus intervenciones para desarrollarse adecuadamente y Cómo engendra Melusina (VIII) con la descripción del método reproductivo del ser alado con cola de serpiente; el conjunto engloba las tres visitas a la denominada “patria élfica” a expensas de llevarse a cabo una cuarta, no efectuada todavía por la fatídica pandemia que ha asolado al mundo en las dos últimas temporadas imposibilitando la expansión de este brillante multiverso que aúna cuantos géneros existen e incluso otros que escapan al raciocinio del más clarividente.
El propio Sergio Arrieta se presenta como “autor hispanofrancés... creció en un ambiente familiar bilingüe... a muy temprana edad empezó a escribir relatos cortos y poemas en ambos idiomas... ha publicado numerosos relatos breves en revistas y antologías... No te llamaré Soledad fue su primer libro de relatos publicado en solitario... en octubre de dos mil dieciséis publicó la novela La muerte alucinante de Lautréamont... es el autor de los poemarios Ces jours que je t'abandonne, Brasero phréatique, Al borde del tiempo azul y La luz negra de tu ausencia... también es el autor de la obra de teatro La receta de la fabada”; con tan extenso currículum no era de extrañar descubrir una obra genuina a la par que fundamentada, siendo el formato (catorce por veintiún centímetros) y el precio (dieciséis euros) un órdago a la bondad más absoluta que uno llegue a concebir ya que sólo las fotografías (un total de veintitrés abundando entre ellas las sobrenaturales) justifican por sí solas la adquisición del trabajo (de campo y despacho) de un apasionado en el tema que, con la inestimable colaboración de su camarada (documentalista y fotógrafo principal para la ocasión), propone tan atrevida e imperdible propuesta.
Daniel Espinosa, a fecha 05 de septiembre del 2021