Lo mejor: la escenografía maravilla (aún más con la remasterización que exprime los gloriosos gráficos de serie hasta límites insospechados) sin remedio, no abundando la interacción con el entorno pero sí los recorridos con el mismo; la historia en sí misma (desatendiendo algunas licencias gratuitas para nutrir al universo que ocupa de mayor profundidad la trama es propia de una novela de misterio con tintes de terror que capta la atención desde el primer hasta el último segundo) enamora de principio a fin, deseando descubrir en todo momento qué ocurrirá a continuación; la cantidad de coleccionables (desde termos de café hasta programas de radio pasando por páginas de escritura o montones de latas) aumenta la jugabilidad, invitando a explorar cada recoveco para conseguir el pleno.
Lo peor: la repetición de dinámica en las fases de acción (pese a la variedad tanto de enemigos como de objetivos la sensación es de dejà vú constante) suscita enorme recelo, apenas diferenciándose de unas a otras al respetar escrupulosamente una tónica tan claramente definida como redundante; la aparición de determinados personajes secundarios (como la señora de la luz o la agente de policía) es meramente anecdótica desde una perspectiva práctica, gozando de escasa relevancia para el devenir de una aventura repleta de situaciones un tanto cuestinables; la poca exigencia en cuanto a recursos (léase munición o pilas) se refiere, abundando incluso en el denominado modo pesadilla para facilitar el disfrute del avance en detrimento de la tensión sostenida que se percibe parsimoniosamente.