Lo mejor: la combinación de survival horror con holgado margen de error e investigación con decenas de objetos analizables resulta sumamente satisfactoria, en especial aquellas fases de frenesí escapatoria e indagación sigilosa que tensionan sin remedio; la cinemática con la que se alterna al gameplay luce genial para poner en entredicho la cordura del respetable, glorificando la experiencia hasta tornarla prácticamente insuperable en semejante aspecto pese a las pérdidas de resolución en varios efectos acuáticos u oníricos a causa de la alta exigencia visual; la historia apenas contiene lagunas argumentales, un hecho prácticamente quimérico e inusual en un título como el que ocupa con evidente e inevitable pretenciosidad intrínseca.
Lo peor: la libertad de movimientos en los escenarios es bastante limitada, apreciándose sobre todo en los momentos de exploración al impedirse adentrarse en la mayoría de recovecos para facilitar el avance afectando igualmente poco o nada las decisiones conversacionales al devenir; la introducción de grotescas situaciones e imágenes puede no agradar a los más puritanos, abundando en ellas un exquisito gore no apto para todos los públicos; el lenguaje Lovecraftiano priva a aquellos ajenos a tan singular e insondable universo del pleno disfrute, gozándolo por contra los acérrimos seguidores al mismo al captarse a la perfección la esencia que lo nutre desde sus literarios orígenes hasta las aproximaciones más recientes.