Título original: It: Chapter two Año: 2019 Nacionalidad: EEUU Duración: 169 min. Género: Ciencia ficción, Terror Director: Andy Muschietti Guión: Gary Dauberman y Jeffrey Jurgensen Reparto: Jessica Chastain, James Avoy, Isaiah Mustafa, Jay Ryan, James Ransone, Bill Hader, Andy Bean, Bill Skarsgard, Xavier Dolan, Will Beinbrink, Teach Grant, Taylor Frey, Sophia Lillis, Jack Grazer, Finn Wolfhard, Jaeden Martell, Jake Weary, Jess Weixlerman, Peter Bogdanovich, Stephen King, Nicholas Hamiltonferman y Jeremy Taylor
Sinopsis
Casi treinta años después de enfrentarse a un macabro asesino en serie un grupo debe reunirse de nuevo para terminar lo que empezó...
Valoración
Lo mejor: la breve pero valiosa aparición corpórea del célebre maestro del terror autor de la aclamada novela original, quien interpreta al dueño de una tienda de antigüedades en la que uno de los miembros del grupo encuentra cierto recuerdo tangible de su traumático pasado que, a la postre, no cobra la relevancia que aparenta; el detalle de mostrar en todo su natural esplendor al actor que da vida al villano de esta nueva incursión del payaso bailarín en el séptimo arte, no debiendo restarle mérito alguno a él ya que su labor en ambas partes es formidable; la introducción de los nuevos elementos explica significativamente algunas cuestiones ni siquiera planteadas en el pasado, si bien el ridículo sentido del humor que prima, la falta de empatía del elenco adulto y, sobre todo, el origen del mal mismo que asedia al pueblo en el que acontecen los fatídicos hechos, los diezman.
Lo peor: la crudeza de algunas imágenes no tiene cabida en una película englobada en el género de la ciencia ficción, especialmente aquellas que hacen alusión al conflicto homofóbico omitido en la anterior adaptación que, de hecho, sirve como contundente apertura de una cinta repleta de desvirtuados valores morales; la digitalización como recurso vuelve a ser, en el sentido más peyorativo del término, espantoso, pues no produce ninguna sensación positiva como sí lo hacen las secuencias artesanales, gratamente abundantes en la primera entrega y no tanto en esta conclusiva segunda; la trama es, en resumidas cuentas, un cúmulo de variopintas ideas que, aunque ciertamente resultan sumamente entretenidas e hipnóticas exceptuando el místico e indigno desenlace, apenas están hiladas entre sí y, en conjunto, albergan demasiado muy poco contenido válido.
Daniel Espinosa
It: Capítulo 1 (Andrés Muschietti, 2017)
Ficha técnica
Título original: It Año: 2017 Nacionalidad: EEUU Duración: 135 min. Género: Suspense, Terror Director: Andrés Muschietti Guión: Chase Palmer y Gary Dauberman Reparto: Bill Skarsgard, Jaeden Lieberher, Sophia Lillis, Finn Wolfhard, Wyatt Oleff, Jeremy Ray, Jack Dylan, Chosen Jacobs, Nicholas Hamilton, Jake Sim, Logan Thompson, Owen Teague, Jackson Scott, Stephen Bogaertser, Stuart Hughes, Geoffrey Pounsett y Javier Botet
Sinopsis
Cuando empiezan a desparecer niños en un pueblo, una pandilla de amigos lidia con sus mayores miedos al enfrentarse a un malvado payaso cuya historia de asesinatos y violencia data de siglos atrás...
Valoración
Lo mejor: la singular personalidad de los personajes se respeta hasta nostálgicos límites (puede que en demasía) e incluso el principal atractivo del filme, Pennywise (el payaso bailarín que aguarda en el alcantarillado del pequeño pueblo de Derry, donde las desapariciones y las muertes multiplican por seis las tasas del estado, para perseguir periódicamente sin cesar ni, en esta ocasión, censurar, a los jóvenes para nutrirse de sus pavores adoptando las formas físicas de sus mayores traumas, aquí ardientes tragedias, temidas enfermedades, autoritarios parentescos, históricas figuras, amorfas presencias, burlescas marionetas, y, sobre todo, carnales pérdidas), es tan válido como su antecesor sin respetarse estéticamente ambos, envidiando poco o nada el de Bill Skarsgard al de Tim Curry; la osadía de retomar el clásico literario de Stephen King requería rigidez direccional y vaya si la asume y demuestra Andrés Muschietti (responsable del fascinante cortometraje Mamá y su homónima adaptación cinematográfica, mucho menos maravillosa, por cierto) adaptándose, con alternativas pero reverencialmente, a las exigentes circunstancias para ofrecer una versión mucho más humana y macabra que la que firmara Tommy Lee allá por el ya lejano año mil novecientos noventa, apropiándose de icónicos momentos pasados (como declaraciones vía amorosos poemas y pedaleos en bautizadas bicicletas) y patentando otros que no serán olvidados jamás (en especial el cercenador inicio y la brutal secuencia del lavabo, impactantes como pocos); la modificación de acontecimientos recuperándolos (el extravío del barco de papel con parafina, la batalla de lanzamientos de piedra entre bandos, la grabación de determinado nombre con navaja..., sin descuidar la increíble similitud de algunos intérpretes), alterándolos (el tirachinas casero por la pistola de aire comprimido, el pacto de compromiso verbal por uno de sangre, la imaginaria guarida del villano por otra más tangible...) o ingeniándolos (la incineración de familiares en el matadero, la proyección de diapositivas en el garaje, el estudio de historia en la biblioteca...) sorprenderán a propios y extraños, habiendo merecido la pena la espera del lanzamiento desde que se anunciara el regreso de tan escalofriante universo muchos meses antes del estreno del mismo para impacientar a los seguidores e incrementar el posterior éxito en taquilla, confirmado al recaudar más de dos cientos millones de dólares en todo el mundo en menos de una semana en cartelera.
Lo peor: la mezcla de géneros no se resuelve tan exitosamente como podría, planteándose poco inteligentemente comedia (se apela a ella en incontables ocasiones y a menudo se abstrae al espectador de la inmersión), drama (se enfatiza tanto en la superación de la marginalidad que la conmoción se convierte en cierto sopor), fantástico (se adultera para impresionar sin atender a conveniencias argumentales), romance (se dibuja un sensible pero típico triángulo amoroso), suspense (se introducen sonidos a denunciables decibelios), terror (se muestran explícitamente matices que debieran originarse únicamente en la mente del respetable) y, en menor medida, otros subtipos; el sentimentalismo, solamente equiparable en su exceso al componente comercial apreciable en la extensión de la cinta no para profundizar en la arrogante, tierna e inocente etapa de la adolescencia que se retrata sino para justificar el ya anunciado oficialmente segundo (y teóricamente último) capítulo que verá la luz el año próximo situándose veintisiete primaveras (o mejor expresado, veranos) después para completar la translación y responder a cuestiones planteadas en esta (la mayoría en relación con la chica, tales como con quién se dio su primer beso, qué rol frecuentaba realmente en su desestructurado hogar o por qué porta colgando sin excepción una llave al cuello), defraudará a quienes busquen pureza fílmica; el (sobre)uso de efectos digitales (nada especiales) reabre el debate sobre si se puede siniestrar un trabajo al recurrir a él como aquí se hace, pues mientras las nuevas generaciones sostendrán que la efectividad es total otras, anteriores o simplemente defensoras del buen hacer artesanal, se mostrarán inflexibles a la hora de asegurar que antagonistas como la mujer desfigurada o el combatiente decapitado (en contraposición al leproso acosador o el progenitor sobreprotector) no tienen cabida en una adaptación como la que ocupa pese a que los talentosos actores sufran indistintamente los peligros.
Daniel Espinosa
It (Tommy Lee, 1990)
Ficha técnica
Título original: It
Año: 1990
Nacionalidad: EEUU
Duración: 192 min.
Género: Drama, Terror
Director: Tommy Lee
Guión: Lawrence Cohen y Tommy Lee
Reparto: Richard Thomas, John Ritter, Annette Toole, Harry Anderson, Tim Curry, Jonathan Brandis, Brandon Crane, Emily Perkins, Dennis Christopher, Seth Green, Tim Reid, Richard Masur y Jarred Blancard
Sinopsis
Un tranquilo y pequeño pueblo de Maine está siendo aterrorizado por una fuerza malévola oculta tras la máscara de un payaso y, tras sus primeras víctimas, una pandilla formada por siete amigos de la infancia deciden volver a reunirse para combatir contra la criatura y destruirla...
Valoración
Lo mejor: la portentosa combinación de efectos pseudodigitales (como en la inquietante escena de la fotografía en movimiento) y artesanales (como en la potente secuencia de las duchas), inéditas para la época e incongruentes con la actual (por desgracia, la magia de entonces, con el gigantesco, horripilante y en cierto modo mediocre monstruo de turno incluído, no volverá a repetirse...); la metafórica y metamórfica figura corpórea representativa de los respectivos temores albergados por parte de los protagonistas, del filme, un grupo de amigos (con mayúsculas) unido por necesidades individuales de sus miembros y promovido por el amor conjunto, luchando sin sucumbir ante sus miedos para no acabar flotando, como la tétrica voz les amenaza, “ahí abajo”; la inmaculada labor actoral del reparto (tanto el joven como el de tres teóricas décadas después), en especial la del británico Tim Curry ejerciendo de física pesadilla residente en las profundidades del alcantarillado de la ficticia ciudad de Derry (Maine) de unos jóvenes que, con el paso de los años y al igual que les habrá sucedido a la inmensa mayoría de los afortunados asistentes a las salas de cine cuando se estrenó la película, no logran olvidarse de su mortífera luz.
Lo peor: la imposibilidad de señalar aspectos negativos que no estén directamente atribuidos a otros positivos, como sucederá con los dos siguientes y otros tantos que pudieran citarse, amén del constante ir y venir del pasado al presente de forma tan consistente como reiterativa; la cantidad de traumas que la obra ha generado a nivel mundial en relación a los clásicamente inofensivos payasos, suscitando una insalvable animadversión hacia los mismos a través de una trama que, posiblemente, se alargue demasiado en aras de respetar al máximo la novela de Stephen King en la que escrupulosamente se basa; la sensación, una vez se suceden los créditos finales por la pantalla, de haber permanecido delante de ella apenas unos pocos segundos cuando en realidad han transcurrido (muy) poco menos de tres horas, por lo que podría afirmarse sin riesgo alguno a equivocarse que, a pesar de su extensión, el largometraje se percibe cual escueto corto.