Título original: Insidious
Año: 2011
País: EEUU
Duración: 102 min.
Género: Suspense, Terror
Director: James Wan
Guión: Leigh Whannell
Reparto: Patrick Wilson, Rose Byrne, Ty Simpkins, Andrew Astor, Leigh Whannell, Angus Sampson, Corbett Tuck y Heather Tocquigny
Sinopsis
La familia Lambert se acaba de mudar a una antigua casa para comenzar una nueva vida; al poco tiempo, uno de los hijos es víctima de un accidente que lo deja en un extraño estado de coma; la familia descubrirá que el cuerpo de su hijo se ha convertido en un imán para las entidades malévolas y su conciencia se halla atrapada en otra realidad.
Crítica
En primer lugar hay que quitarse el sombrero ante la dupla formada por James Wan (director) y Leigh Whannell (guionista y actor) por el éxito obtenido con la aclamada Saw, una cinta que revolucionó el género de terror hacia una vertiente mucho más inteligente sin apenas presupuesto; no obstante, Insidious, a diferencia de aquella, no se puede catalogar en absoluto de original, puesto que es un refrito de multitud de cintas, que iré mencionando durante la crítica junto con las similitudes (o incluso plagios) que este nuevo proyecto guarda con ellas, aunque el experimento es excelente (algo similar a lo acontecido con el último remake de la casa maldito de Amityville, La morada del miedo); a pesar de ello, es de agradecer (por el buen resultado obtenido) la metamorfosis que han llevado a cabo, sacrificando el terror psicológico (tan explotado en las siete entregas que hasta el momento lleva la franquicia) por el terror visual que nos muestran en este preciosiste y funcional trabajo.
La familia Lambert está compuesta por Josh (Patrick Wilson, un profesor de Universidad con más problemas en casa que en el trabajo; el mejor personaje de la cinta de largo, tanto el papel como la actuación llevada a cabo), Renai (Rose Byrne, una mujer entregada en cuerpo y alma a sus hijos), Foster (Andrew Astor, uno de los niños, que poco aparece en la historia) y Dalton (Ty Simpkins, sobre el que recaerá todo el entramado de la película), además de un bebé hembra que en absoluto da juego, se acaban de mudar a una nueva casa, pero tras unos sucesos inexplicables (que culminan con el misterioso coma de Dalton) deciden trasladarse a otro hogar; pronto descubrirán que el problema no lo tenía la casa, sino su hijo, que posee el “don” de poder realizar viajes astrales; las personas que tienen esta habilidad pueden dejar su cuerpo físico y viajar a distintos lugares de forma astral, pensando que es un sueño, es por ello que el cuerpo físico permanece presente, pero su alma no, hallándose ésta en un lugar oscuro lleno de almas torturadas que desean volver a la vida poseyendo su cuerpo, temática es la que trató en profundidad la película de culto que dio a conocer a Richard Kelly, Donnie Darko, cuyo visionado es obligatorio; además, algunos recursos son los mismos que los utilizados en El último escalón, la magnífica cinta protagonizada por uno de mis actores favoritos, Kevin Bacon; y también tiene detalles muy singulares de White Noise (salvando las obvias distancias).
La única solución para salvar a Dalton será que Josh viaje mediante hipnosis al lugar en el que se encuentra (el mismo proceso, con los mismos detalles, que pudimos ver en la ya mencionada El último escalón); en este punto, y sin ánimo de desvelar ningún detalle de la trama, hay que indicar que el padre a transmitido al hijo tal habilidad, y por lo tanto es el único que puede lograrlo; esta revelación nos la hace Elise Rainier (la siempre convincente Lyn Shaine; la encargada de llevar a cabo el ritual), a instancias de la madre de Josh, Lorraine (Barbara Hershey), que aporta fotografías que demuestran lo que sufrió de pequeño (la excusa que deciden darnos acerca el desconocimiento del propio Josh es que no les quedó otro remedio que borrarle la memoria... algo que no termina de convencer, como tampoco lo hace la presencia de los dos investigadores que acompañan a Elise, Tucker (Angus Sampson) y Specs (Leigh Whannell), los cuales se encargan de poner la propicia nota de humor a una historia tan oscura como apasionante.
El final no termina de encajar del todo con la coherencia de la trama, aunque bien es cierto que logra sorprender y deja abiertas las puertas a una posible continuación (instantes antes podemos ver otro guiño, en esta ocasión a Hostel, obra del genuino QuentinTarantino, consistente en un silbido semejante al que emitía el torturador en ella), un desenlace que da paso a los créditos tras una conclusión (al igual que el inicio) idéntica a la vista en Arrástrame al infierno, la última producción del legendario e insaciable Sam Raimi; una de las moralejas que se desprenden de esta interesante y sólida Insidious es que debemos afrontar nuestros miedos, y no huir de ellos por mucho que nos atemoricen, pues los miedos de Josh (una anciana con velo) y Dalton (un demonio que recuerda al de Boogeyman) simbolizan cualquier otro miedo que uno pueda contraer personalmente, pues es muy subjetivo.
Como vemos, la cantidad de referencias que toma la película es preocupante, no tanto por el resultado obtenido (que es poco menos que genial) sino por la aportación de ideas nuevas, totalmente nula; este hecho no implica que la cinta deba desvalorarse en absoluto, ni mucho menos, ya que las virtudes de la misma son cuantiosas, destacando unas actuaciones excelentes, una trama interesante con un ritmo frenético, buenos efectos especiales (a excepción de los que dan pie a la aparición de la familia tenebrosa que ansía el cuerpo del niño y un par más que más bien te dibujan una sonrisa en la boca en lugar de transmitir miedo), un buen montaje (muchas de las tomas calcadas a las realizadas en Paranormal Activity, hecho que no sorprende al estar por medio sus realizadores)...; por lo tanto, se trata de un nuevo éxito de James Wan y Leigh Whannell, éste último haciendo acto de presencia en pantalla como secundario, que seguro tendrá su reconocimiento en taquilla y multitud de elogios, pero que en su tercio final no ofrece más que secuencias puramente terroríficas que no concuerdan con los exquisitos minutos anteriores, algo que sirve para que las entidades insidiosas (es decir, con actos que distan mucho de lo que podríamos denominar actividades provechosas desde un punto de vista humano pero prolíficas desde el astral) tomen un protagonismo absoluto desbancando por completo a la lógica que hasta el momento imperaba a un segundo plano.
Daniel Espinosa
Insidious 2
(James Wan, 2013)
Ficha técnica
Título original: Insidious chapter 2
Año: 2013
Nacionalidad: EEUU
Duración: 105 min.
Género: Suspense, Terror
Director: James Wan
Guión: Leigh Whannell
Reparto: Patrick Wilson, Rose Byrne, Andrew Astor, Lyn Shaine, Ty Simpkins, Barbara Hershey, Leigh Whannell y Danielle Bisutti
Sinopsis
La familia Lambert trata de descubrir el secreto de aquella infancia misteriosa que les ha dejado conectados con el mundo espiritual...
Crítica
Tras impactar con Saw (en cada obra que ha firmado con posterioridad aparece el rostro de la marioneta Billy en un lugar u otro a modo de guiño personal), sorprender con Dead silence (puede que una de sus obras menos conocidas al no gozar de apenas publicidad pero tremendamente aconsejable aunque solamente sea por su inimaginable desenlace), aterrar con Insidious (el desenlace de ella imposibilitaría la existencia de gran parte de la intríngulis de ésta si uno se ciñe a la más estricta respetuosidad argumental entrelazando el guión de una con otra) y estremecer con The Conjuring: Expediente Warren (la historia real en la que se inspira ya inquieta sobremanera), el afamado malasio James Wan de apenas treinta y seis años regresa a la gran pantalla (situándose detrás de la propia para volver a ejercer su profesión) para dejar patente que está todo dicho en el universo que construyó en la primera, y es que para la ocasión se ha ensimismado hasta el punto de no optar por ofrecer experiencias nuevos sino reciclar algunas que él mismo patentó con anterioridad de un modo no mejorado sino muy inferior, carente de conveniencia y cargado de interés lucrativo; así, repitiendo prácticamente la totalidad de apartados que presentaba en su predecesora (desde el guión y la dirección hasta los protagonistas principales e incluso los recursos visuales como las apariciones espectrales y la oscuridad más opresiva, si bien es cierto que acontecen en circunstancias distintas), Insidious 2 no logra cautivar en ningún momento al resolver cada situación penosamente y desarrollar la siniestra historia predecible y aburridamente resultando fuertemente eludible, contando, eso sí, con una imponente atmósfera solamente capaz de recrear y aprovechar (aunque aquí no se haga) dicho realizador, merecidamente laureado tanto por propios como por extraños por méritos total e indudablemente propios aun bebiendo de clásicas figuras identificables en sus trabajos.
Jugando (con nulo respeto a los cánones del género preestablecidos no observándose ningún atisbo de vanguardista convicción) a su vil antojo con la apreciación del público (un simple efecto sonoro descoloca por completo hasta al más curtido en estas lares, siendo la niebla artificial el recurso más significativamente complementario) volviendo a retomar la información metafísica que le brindaba al mismo en el anterior capítulo (los viajeros son personas con la capacidad de realizar proyecciones astrales, es decir, de abandonar su cuerpo físico y trasladarse a diferentes sitios del más allá en su forma astral, un mundo más allá del terrenal en el que tiempo tal y como se conoce no existe y las almas torturadas de los muertos residen, siendo el cuerpo humano un recipiente vacío por el que muchos entes, sabedores de ello al poder olerlo, se alborotan a su alrededor intentando colarse dentro de él al ansiar la oportunidad de vivir otra vez, pero hay otros que son malignos y tienen intenciones más insidiosas, demonios que pretenden poseerlo con el mero objetivo de dañar a cuantas más personas mejor); el autor no encandila ni mucho menos enamora como se presuponía, siendo ésta únicamente equiparable a aquella en la compartición de estética setentera (más que muchas películas de la época) e inquietudes sobrenaturales varias, ya que la mayoría de escenas no dan miedo como en su predecesora sino vergüenza ajena, conformando en su conjunto no exclusivamente una pésima película sino también un inmenso destripe de ella al situarse sin exactitud espaciotemporalmente (el motivo de tantas idas y venidas es la facultad de los protagonistas desplazarse sin respetar las leyes de la física, algo tan poco consistente como que el don se restrinja a sujetos masculinos), incidiendo y ampliando ridículamente la premisa de la cual partía resolviendo pequeños matices sin explicación pero añadiendo muchos otros de correspondencia no justificada.
Tras los fatídicos sucesos ocurridos dos años atrás, el matrimonio compuesto por Renai (Rose Byrne, más sufridora y exagerada que nunca) Josh Lambert (Patrick Wilson, el mejor personaje de la cinta de largo, tanto el papel como la actuación llevada a cabo por tan talentoso actor) se muda una temporada a casa de la madre de este último Lorraine (Barbara Hershey, no termina de asumir su rol al aparecer con indeseable intermitencia), quien ayudó a resolver (o al menos eso parecía) el problema que azotó a la pareja aportando fotografías que demostraban lo que su hijo sufrió de pequeño (éstas se recogen de nuevo en los primeros compases a modo de extensa rememorativa), pero la compositora de piano y el profesor de universidad descubrirán que aquello que les dijo Elise Rainier (la siempre convincente Lyn Shaine, de la cual se goza apenas unos instantes al ser una residente del más allá), la encargada de llevar a cabo el ritual realizado por aquel entonces, acerca de que lo maldito no es el emplazamiento sino la persona que sea objeto de deseo de los espíritus, es bien cierto; así, Foster (Andrew Astor, poco aparece y nada de menos se le echa) y Dalton (Ty Simpkins, sobre el que recayó todo el entramado de la película y que demuestra el bajo nivel interpretativo que en aquella no pudo), sus dos hijos, observarán cómo multitud de fenómenos paranormales acontecen delante de ellos hasta que su hermana pequeña (un poco más crecida pero sigue siendo un bebé) desaparece sin motivos aparentes y su padre se comporta de manera extraña, instante en el cual volverán a contar con la presencia de los dos investigadores que acompañaron a la clarividente, Tucker y Specs (Angus Sampson y Leigh Whannell respectivamente, los cuales se encargan de poner la nota de humor a la historia otra vez compitiendo constantemente por ser el que más relevancia cobra en el asunto) para desvelar un pasado que precisa ser desenterrado para poder repercutir satisfactoriamente en el presente, un secreto de antaño que de no ser resuelto seguirá atormentado incesantemente al clan durante el resto de sus vidas.
A pesar de la irrisoria calidad del filme, el acuerdo comercial con el director no ha podido ser más fructífero para FilmDistrict, disponiendo cinco millones sobre la mesa y viendo cómo éstos se han multiplicado por trece en solo dos semanas (en su primer fin de semana estadounidense arrasó consiguiendo cuarenta millones de dólares siendo proyectada en aproximadamente tres mil cines superando los cincuenta y cuatro de la original con más de sesenta en apenas catorce días, convirtiéndose así en la producción de terror de acción real con mejor recaudación de la historia de la taquilla en el mes de septiembre, y todo esto sin contar las fechas siguientes y lo más importante, el estreno internacional, todavía pendiente en el resto del mundo); fue tal la acogida de la primera que, muy inteligentemente, apareció en la red el primer episodio de una web serie basada en los personajes más simpáticos de la misma, quienes plasmarán sus peripecias investigadoras periódicamente (por el momento se desconoce cada cuánto verán la luz dichas aventuras pero no sería de extrañar que fuera de manera asidua y prolongada de acaparar tantas miradas como las que se le supone a semejante idea, curiosa y válida como cualquier otra con la enorme diferencia de que en este caso la correspondencia de que el seguimiento por parte de la audiencia está más que asegurado, pues miles de seguidores ansiaran que la sucesión de entregas no llegue nunca a su fin), como una campaña publicitaria eficaz pero engañosa, pues la película no contiene nada de horror y una muy indigna ciencia ficción, percibiéndose realmente insufribles en muy numerosos impases.
Al ser preguntado sobre si había la posibilidad de una tercera entrega el responsable respondió tajantemente que no explicando que “puedo decir que he finalizado con el cine de terror, he pasado diez años de mi vida haciendo esto y es hora de un cambio”, siendo su empresa más inminente el rodaje de la séptima entrega de Fast & Furious sobre la que comentó que “me encanta su universo, adoro el mundo que han creado y es un honor participar en el proyecto y poner mi sello en la saga”, cabiendo señalar al respecto que la anterior parte la firmó Justin Lin ofreciendo un grato giro narrativo a tan explotada franquicia de modo errático (las escenas de acción lucían estupendas pero las relaciones entre los sujetos, uno de los aspectos más cuidados hasta entonces, se descuidó en desmesura); aunque su nueva producción no prometa en demasía está claro que de él todo se puede esperar (la decisión de abandonar dicha temática se antoja en cualquier caso coherente si no desea ser encasillado en la misma y cerrarse por ende las puertas de otras también propicias para que pueda lucirse, amén de repetir fiasco fílmico) a pesar de que aquel que dijo aquello de que segundas partes nunca fueron buenas acertó al poderse aplicar tal afirmación incluso a alguien como James Wan, la triste despedida de un maestro de capa caída en esta ocasión al firmar una de las mayores decepciones del año.
Daniel Espinosa
Insidious 3
(Leigh Whannell, 2015)
Ficha técnica
Título original: Insidious 3
Año: 2015
Nacionalidad: EEUU
Duración: 91 min.
Género: Suspense, Terror
Director: Leigh Whannell
Guión: Leigh Whannell
Reparto: Dermot Mulroney, Lin Shaye, Hayley Kiyoko, Stefanie Scott, Leigh Whannell, Angus Sampson, Tate Berney, Ashton Moio y Ele Keats
Sinopsis
Una reconocida médium acepta utilizar su capacidad de ponerse en contacto con los muertos a fin de ayudar a una adolescente que se ha convertido en el blanco de una peligrosa e insidiosa entidad sobrenatural.
Valoración Lo mejor: la trama, sin llegar a entusiasmar, se desarrolla de forma fluida; determinadas escenas nada tienen que envidiar a producciones de mayor presupuesto; la desvinculación respecto a la anterior entrega de la franquicia, una segunda parte tan esperada en su momento como inútil.
Lo peor: la actriz protagonista, Dermot Mulroney, no transmite creíblemente las emociones que padece; las resoluciones de las vivencias del reparto secundario no cumplen con las expectativas generadas; la prolongación de la cinta, pese a ser de menos de noventa minutos, podría haberse reducido hasta convertirse en un mediometraje y así no introducirse multitud de elementos disuasorios de la atención.