Lo mejor: el enorme trabajo de creación que abarca más de dos años de exploración artística multiplica la originalidad estética del resultado final hasta siturala en un plano único, luciendo las texturas analíticamente únicas e incuestionablemente atractivas al alejarse de las habituales; la trama aborda asuntos realmente delicados de forma tan delicada que se digieren debidamente, bebiendo directamente de piezas televisivas como Twin Peaks o Fargo para ofrecer un visualmente potente thriller con tintes cinematográficos; la banda sonora merece una mención aparte, estando compuesta por Lyndon Holland para reproducirse en exclusiva tras grabarse en directo por la Orquesta Filarmónica de Praga en el Smecky Studio logrando sumergir más si cabe en una demoledora historia repleta de trágicos secretos.
Lo peor: el método de avance consistente en clickar sobre ciertos elementos sin apenas movimientos espaciales libres decepciona al concebirse repetitiva e inconsistentemente, desinteresando de hecho la propia obra hasta que se supera su ecuador vertiéndose entonces algo de luz explicativa a tanta oscuridad argumental al carecer absolutamente de diálogos para solamente relatarse mediante textos; el esterotipo por el que se rigen los eprsonajes se traduce en apatía, tratando de solventar con escaso éxito semejante desidia con cierta relación carnal encubierta; la mayoría de coleccionables se sitúan en lugares tan recónditos que se desentienden sin asumir la máxima atención investigativa, complicando sobremanera ya no la compilación de todos sino la observación de al menos mitad de consensuado rigor.