Lo mejor: la variedad de puzles a resolver congratula sobremanera, basándose mayormente (a excepción de dos cuyo sentido escapa a toda lógica) en el empleo adecuado de un raciocinio básico que tampoco exige exprimirse las neuronas; la etapa de la mina a bordo del típico carro de carbón entusiasma por su frenetismo, si bien las acciones permitidas (por tildar de un modo generoso únicamente a dos) dejan mucho que desear; la ideal dificultad para iniciarse en el maravilloso universo del género de aventura que prima, recomendándose especialmente para aquellos ávidos de disfrutar (al menos entretenerse) de él sin necesidad de dedicar cuantiosas horas.
Lo peor: la libertad de movimientos general es deplorable, abundando las fases de exploración de escenarios (con un limitado abanico de mecánicas) que poco o nada aportan a la obra; la nefasta sensación de experimentar un trabajo anodino donde la haya, con una historia (la trama en sí genera expectativas pero nunca se consuman positivamente) carente de profundidad en los personajes o contexto; el clímax jamás tiene lugar, decentando tanto el desenlace (en el que supuestamente debería darse o al menos instantes próximos) como el sigilo requerido en ciertos momentos al convenir evitar cautela alguna para avanzar hábilmente en esta simple pero correcta remasterización.