Palmares (Sitges Film Festival 2025) 24-08-2025 03:18 (UTC)
   
 

Nunca juegues con extraños
(John Dahl, 2001)






Ficha técnica

Título original: Joy ride
Año: 2001
Nacionalidad: EEUU
Duración: 95 min.
Género: Suspense, Terror
Director: John Dahl
Guión: Clay Tarver
Reparto: Paul Walker, Steve Zahn, Leelee Sobieski y Jessica Browman


Sinopsis

Han empezado las vacaciones y un joven está listo para marcharse en coche con la chica de sus sueños, pero sus planes se van al garete...


Valoración

Lo mejor: la retahíla de apodos que asumen los personajes (“caña dulce”, “clavo oxidado”, “niño de mamá”, “oveja negra”...), simple y llanamente, macabramente deliciosa de manera muy elegante y no tan extravagante como pudiera parecer; la interpretación de Paul Walker, una de las mejores que uno recuerda de dicho actor (más allá de coprotagonizar la saga A todo gas junto a Vin Diesel ha firmado muchas otras), permite creer muy naturalmente el sufrimiento que él y sus compañeros padecen; la escena de la habitación del motel es sublime a la par que absorbente, relatando cómo una comicidad puede llegar a desembocar en una tragedia de dimensiones tan épicas como la muerte que el destino tenía deparada para el mencionado figurante.

Lo peor: la segunda parte de la cinta no deslumbra como la primera, es más, parece que la introducción de la fémina que cambia el devenir de la misma repercute de tal forma que, lejos de ayudar a que el espectador reste asombrado por un nuevo aliciente victimista, lo abstrae por completo de la acción; la resolución, entre otras cuestiones, no permite catalogar la obra de imperdible, y es que proponer un desenlace basado en el altruismo menos perspicaz no agradará en demasía a la mayoría; el regreso de cierto aparato al maletero de determinado vehículo después de ser lanzado por la ventana se antoja, cuanto menos, improbable, ya no por el hecho de desear cobrarse represalias hasta ese punto sino por la remota (más bien quimérica) posibilidad de encontrar el objeto en medio de una desértica carretera.



Daniel Espinosa



Ouija
(Stiles White, 2014)

Ouija




Ficha técnica


Título original:
Ouija
Año: 2014
Nacionalidad: EEUU
Duración: 87 min.
Género: Suspense, Terror
Director: Stiles White
Guión: Juliet Snowden y Stiles White
Reparto: Olivia Cooke, Ana Coto, Daren Kagasoff, Bianca Santos, Douglas Smith, Shelley Hennig, Sierra Heuermann y Claudia Katz


Sinopsis

Un grupo de jóvenes utiliza una Ouija para contactar con una amiga fallecida; los problemas surgen cuando, invocan a una presencia oscura...


Valoración

Lo mejor: la profesionalidad con la que Olivia Cooke da vida a un personaje plano y sin matices atrayentes; el aura de misticismo que envuelve al ancestral tablero de Hasbro; la calidad de los efectos especiales audiovisuales alcanza, cuanto menos, el mínimo exigible.

Lo peor: el limitado derroche de ideas que desde el primer segundo se atisba; la oscuridad azulada que prima, infundidora más que de intranquilidad de soñolencia; la eternidad en la que se traducen los poco más de ochenta minutos de duración del filme debido a su redundancia.



Daniel Espinosa




Pandemic
(John Suits, 2016)






Ficha técnica


Título original:
Pandemic
Año:
2016
Nacionalidad:
EEUU
Duración:
88 min.
Género:
Acción, Terror
Director:
John Suits

Guión:
Dustin Benson
Reparto:
Missi Pyle, Rachel Nichols, Alfie Allen, Mekhi Phifer, Paul Guilfoyle, Danielle Rose, Pat Healy, Nea Dune, Dominic Bogart, Jaime Gallagher, Alexander Ward, Amanda Baker, Gina Lee y Matt Sociang


Sinopsis


Un virus de proporciones épicas se ha apoderado del planeta; hay más personas infectadas que no infectadas, y la humanidad está perdiendo no solamente muchos efectivos sino el propio control para sobrevivir...



Valoración


Lo mejor
: la fórmula narrativa, combinándose planos convencionales con otros en primera persona e incluso vista subjetiva mediante las cámaras situadas en los pesados cascos portados por los integrantes de la unidad de reconocimiento que lleva a cabo la premisa fundamental de la producción, una misión de extracción consistente en localizar a los supervivientes de un virus que ha brotado recientemente para extinguir a más de dos billones de personas para inocularles la pertinente antitoxina sanadora, ofrece la sensación de subirse a una atracción extrema de un parque dotado de realidad virtual o de disfrutar de un videojuego ultrarealista de una consola de última generación; la revelación del minutos cincuenta y cinco, comprensible e inesperada, supone un giro argumental que clarifica ciertos detalles anteriores presupuestos graves errores conductuales y redirecciona una historia que no redefine las bases del subgénero pero lo reafirma como exponencialmente efectivo sin necesidad de grandes inversiones; la contundencia de algunas escenas, muy pocas para ser sinceros en relación a la pretensión primera según lo anunciado, alzan la propuesta a cotas de recomendación ligeramente superiores a otras propuestas.


Lo peor
: la acción, acompañada de música electrónica a intervalos, aunque abundante y variada no se justifica lo más mínimo, al igual que no lo hace el minúsculo provecho de la siempre impactante visión nocturna ni la breve aparición de Pat Healy; la ínfima calidad de la mayoría de la película, posiblemente para dotarla de mayor veracidad, no surte el efecto que con el rodaje en tan indignante resolución se pretende; la división en niveles de la cuarentena estipulada por la autoridades militares a partir de numerosas pruebas de campo, clasificando a los infectados según presenten síntomas, espasmos, locura, hibernación y mutación, apenas convence, al igual que sucede con la heroica aventura que emprende la protagonista de la trama, de índole tan suicida como la incauta costumbre de entrar en un domicilio para salvaguardarse sin tan siquiera cerrar la puerta tras atravesarla.



Daniel Espinosa




The invocation of Enver Simaku
(Marco Lledó, 2018)






Ficha técnica

Título original: The invocation of Enver Simaku
Año: 2018
Nacionalidad: España
Duración: 85 min.
Género: Suspense, Terror
Director: Marco Lledó
Guión: Marco Lledó
Reparto: Antonio Cruz, Tinka Kurti, Viktor Zhusti, Ferrán Gadea, Margarita Xhepa, Piro Mil, Mehmet Rex, Lulzim Guhelli y Ema Andrea


Sinopsis

Un hombre vuelve al lugar en el que falleció su esposa con el propósito de entender los motivos que la precipitaron a tan fatídico desenlace...


Valoración

Lo mejor: el enorme mérito del autor (aunque parezca incierto debuta detrás de las cámaras en el séptimo arte) a la hora de coger el testigo de un subgénero como el que ocupa (el de las posesiones e invocaciones), venido a menos con el paso de los años (no por la cantidad de producciones que lo aluden sino por la pésima calidad de las mismas), afrontando el reto con tanta firmeza como personalidad para, con registros tan exactos como la hora de inicio del pase de prensa celebrado en la imponente sala cuatro de los renovados Cinemes Verdi de la ciudad barcelonesa, firmar multitud de escenas verdaderamente estremecedoras a base de mucha sugestión y escasa explicitud; la malsana sensación que a uno le invade tras visionar la cinta (podría entenderse como un alegato negativo pero es precisamente lo que se busca), y es que la recreación de los acontecimientos es, a grandes rasgos, sensacional, transmitiendo el elenco las vivencias de sus personajes como propias hasta alcanzar cotas muy próximas a la realidad en la mayoría de compases; el telón de fondo de índole bélica que, partiendo de la clásica confrontación ideológica entre creyentes y escépticos con la consecuente dualidad entre cuerpo y almas, sirve para exponer una sufrida investigación de ciertos hechos acaecidos para dilucidar si deben atribuirse a los ejecutores carnales o a una criatura fantasmagórica proveniente de la mitología albana (“responde al nombre de “Kukuth”), remontándose a un famoso conflicto mesopotámico para contextualizarla debidamente.

Lo peor: el devenir de la trama resulta poco sorprendente (valga mencionar como ejemplo la advertencia introductoria sobre el anonimato de los verdaderos protagonistas por expresa “petición de los supervivientes”, de lo cual se deduce que tendrán lugar varias muertes), y es que el cóctel de algunos elementos (en especial visiones e informes) no termina de cohesionar sólidamente como para trascender más allá del mero entretenimiento, lográndose generar suspense pero no terror; la demora en estrenar la película en salas comerciales (y decidir hacerlo de manera muy limitada) tras exhibirse en multitud de festivales (entre ellos el popular Sitges film festival en su edición de dos mil dieciocho), pudiendo este hecho impacientar hasta el errático punto de no conceder ahora una oportunidad a la propuesta como, de hecho, ha ocurrido con la citada proyección, pues la popular expresión “éramos cuatro gatos” se aplicó tal cual (exactamente esa cantidad corresponsales nos encontrábamos en la proyección); el relato está muy bien documentado aunque no tan gratamente ejecutado (la historia en sí atrae sin remedio pero se pierde el interés a menudo por la lentitud de la que se dota al ritmo narrativo), interviniendo en ello el ansia por presentar un producto multilingüe (a lo largo del metraje tienen se recurre a varios dialectos y ni siquiera el título está en el idioma patrio proviniendo del mismo), dando la impresión de querer desvincularse de los orígenes en aras de un mayor éxito internacional cuando, obviamente, una cosa no conlleva la otra.



Daniel Espinosa




The taking of Deborah Logan
(Adam Robitel, 2014)







Ficha técnica


Título original:
The taking of Deborah Logan
Año:
2014
Nacionalidad:
EEUU
Duración:
84 min.
Género:
Suspense, Terror
Director:
Adam Robitel
Guión:
Adam Robitel y Gavin Heffernan
Reparto:
Jill Larson, Anne Ramsay, Michelle Ang y Tonya Bludsworth


Sinopsis


Una estudiante se propone realizar su tesis doctoral sobre el Alzheimer por lo que, durante los próximos meses, planea grabar junto a otros dos compañeros la vida diaria de una anciana sufridora de dicha enfermedad; a medida que avanzan los días comienzan a suceder cosas extrañas alrededor de la señora que se escapan a toda lógica racional, y es que un mal mucho más destructivo ha tomado el control de su ser...



Valoración

Lo mejor: la inmensa interpretación de Jill Larson, digna de una mención especial en cualquier festival especializado que se precie; la lúgubre atmósfera que prima hasta el ecuador de la historia, momento en el que se abandona toda tentativa de sorpresa para ofrecer la comercialidad más banal; el conjunto de secuencias terroríficas resulta ciertamente admirable, tanto desde la perspectiva técnica como desde la resolutiva.

Lo peor: la frivolidad con la que se trata la enfermedad que padece la protagonista del filme; el desconcierto que genera el no saber por qué suceden la mayoría de los hechos plasmados; la firme sensación de haber visionado una cinta que podría haber dado mucho más de qué hablar de apreciarse una profundidad argumental más cuidada e intensa
.



Daniel Espinosa




Torment
(Jordan Barker, 2014)


Torment




Ficha técnica


Título original:
Torment
Año:
2014
Nacionalidad:
Canadá
Duración:
75 min.
Género:
Suspense, Terror
Director:
Jordan Barker
Guión:
Michael Foster y Thomas Pound
Reparto:
Katharine Isabelle, Peter Cunha, Robin Dunne, Stephen Hattie, Noah Damby, Joe Silvaggio, Inessa Frantowski, Amy Forsyth, William Colgate, Adrianne Wilson, Sitara Hewitt, Asim Wali y Jordan Barker


Sinopsis


Una familia decide pasar unas vacaciones tranquilas en una casa de campo, pero cuando empiecen a ver cosas extrañas se darán cuenta de que unos huéspedes indeseados les vigilan y quieren acabar con ellos...



Crítica


El ya curtido realizador Jordan Barker no ha querido complicarse la vida (si hacer lo propio con los personajes de la historia convencional y previsible donde las haya que narra) en su regreso a la gran pantalla tras varios años (concretamente cinco) de inactividad y, aprovechando el mayúsculo éxito del que ha gozado recientemente la sobrevalorada Tú eres el siguiente (tal es así que a raíz del estreno de la misma su responsable, Adam Wingard, ha participado en tres antologías de terror de tanta repercusión independiente como The abc’s of Death y las dos entregas de V/H/S, además de haberse confirmado oficialmente su presencia en la cuadragésima edición del prestigioso Sitges Film Festival con su última obra, The guest) plagiando no sólo intríngulis argumental sino también apariencia enemiga, firma su tercer largometraje sin oficio ni beneficio, sin pena ni gloria; llegar a tan afilada conclusión sin la más mínima demora es tan inevitable como preciso al apreciarse rápidamente alarmantes reminiscencias directamente extraídas sin previa depuración o reconversión de un sinfín de clásicos del género, optándose por ello al poder alertar así a algún que otro incauto de lo que va a encontrarse y no se vea obligado a maldecir infinitamente esperanzarse por un prometedor adelanto y un inquietante cartel, premisas que no se traducen en más que desaprovechadas ideas.


La presencia de Katharine Isabelle, a la que muchos recordarán por su irrupción cuando apenas era una cría en Ginger snaps, es de lo poco destacable de esta nueva incursión al últimamente muy prolífico subgénero de las invasiones domésticas (Home sweeet home y La noche de las bestias son dos ejemplos muy diferentes entre sí pero igualmente pertenecientes a esta especie de corriente actual que poco presupuesto requieren y grandes beneficios conllevan) junto con la banda sonora, minimalista en todos los sentidos pero estrictamente eficaz (sin llegar a lucirse, Trevor Yuile logra infundir algo de suspense mediante éste apartado, el sonoro, recordando más por esto que visual o argumentalmente a la estupenda Los extraños); que un paleto desquiciado se postule como un peligroso malhechor nada más empezar la cinta y que unos urbanitas se vean atrapados en una zona de lo más rural (tanto que ni cobertura en el móvil hay), hoy en día, no sorprende para nada, de hecho, despierta inicios de comparativas en las que el suicidio se barajaría como opción determinante válida al resonar títulos como La matanza de Texas como postulante relativa, un clásico cuya larga (de hecho eterna) sombra siempre se observa en ocasiones como en ésta canadiense propuesta de la productora Filmax Internacional, cuyo desperdicio de las escenas más oscuras disipándose en tremendos errores (las recurrencias no son precisamente brillantes) hace que tanto el hastío como el aburrimiento aparezcan muy rápida y frecuentemente.


“Cuando uno no ha tenido un buen padre, debe crear uno”, ésta es la reflexiva frase del filósofo, poeta, músico y filólogo alemán, considerado uno de los pensadores contemporáneos más influyentes del siglo veintiuno, Friedrich Nietzsche que sirve de lema para un grupo de castigadores embutidos en m
áscaras de animales (el mismo no hace evidente acto de presencia hasta prácticamente el ecuador de la trama, es decir, una vez transcurrida media hora) de familias desestructuradas que ejercen de villanos y verdugos en una pequeña comunidad montañosa teñida de descoloridos aires ochenteros; Cori (Robin Dunne, cuya labor resulta especialmente lamentable cuando solloza afeminadamente), un treintañero que ha enviudado recientemente (destacar tal característica añera y no concretar más acerca del anunciado fallecimiento es la única opción que la escasa aportación de detalles permite), se dispone a pasar una tranquila temporada en una propiedad (se especifica cabaña pero la morada es más próxima a una mansión) alejada de toda civilización junto con su nueva mujer (Katherine Isabelle, irresistible incluso cuando desempeña labores domésticas de limpieza) y el pequeño Liam (Peter Cunha, insoportable de principio a fin), hijo que no soporta a su madrastra pero unirá lazos con ella a medida que una amenaza iniciada con el descubrimiento de los restos de varias pertenencias de unos intrusos cobre corporeidad pese a asegurarles el oficial Hawkings (Stephen Hattie, la suerte de contar con él se reduce a apenas unos pocos segundos presenciales), el agente policial de la zona, que no corren peligro alguno, y es que cuando alguien promete que todo irá bien suele ocurrir lo contrario (y más cuando quien profiere tan esperanzadoras palabras no inspira confianza alguna sino desconcierto).

Largos martirios con pinceladas de gore (ataduras y mordazas facilitan la tarea torturadora), subidas de decibelios para sobresaltar al respetable (la simple aparición de una sombra ya sirve de excusa), héroes inmovilizadas que mágicamente consiguen soltarse (y además hallan un arma situada convenientemente cerca para defenderse), maquillajes inalterables (sangre, barro y suciedad varia no afectan), inmolaciones en beneficio de otros (el acto en sí podría ser plausible pero hacerlo de la manera más patética imaginable en ningún caso)... deslices de este tipo abundan, por desgracia, en Torment; el juego de palabras para asegurar que el trabajo supone un tormento es tan cómodo que se antoja más propicio aconsejar no perder la oportunidad de proceder a un visionado que hará las delicias de... nadie, obviamente, pero al menos servirá para posicionarse más cometido en futuras ocasiones, requiriéndose un mínimo análisis previo para asegurarse una experiencia medianamente admisible, porque reincidir en fallidas benevolencias como la atribuida a Jordan Barker (quien, por cierto, se reserva una minúscula aportación interpretativa en la presente obra) despertaría la sospecha de que el problema reside en uno mismo por pecar de confiado ante una estrategia de persuasión como la apreciable en
éstos materiales promocionales.

Como se ha dejado entrever anteriormente el guión (curiosamente no escrito por el propio autor como suele suceder en este tipo de producciones, sino por la dupla formada por Michael Foster y Thomas Pound, no guardando parentesco alguno éste último con el célebre fisiólogo y naturalista británico que dos siglos atrás iluminó con sus ideales al mundo entero) brilla tan poco como el reparto principal (el secundario al menos cumple con las expectativas que pueden llegar a crear, es decir, morir cruelmente o asesinar atrozmente), y es que la trama puede resumirse en escasas oraciones (lo cual no se hará por respeto a quienes deseen conceder una oportunidad al metraje) y el suspense, lo único exigible en estos casos, no se atisba más que en forma de cliché (término tomado del francés en referencia a un estereotipo, frase, expresión, acción o idea que ha sido usada en exceso hasta el punto que pierde la fuerza o novedad pretendida, especialmente si en un principio fue considerada notoriamente poderosa o innovadora); para colmo de males (que vaya si los hay), el desenlace no aclara las motivaciones ni los objetivos de los supuestos antagonistas (se presumen como tal al permanecer los algo menos de ochenta minutos de duración del filme acosando a un clan del que exiguamente se especifica algo, pero la ética por la que se rigen no se antoja desechable), un descuido (o decisión) que, sin embargo, fundamenta la intención de demostrar que todo acto conlleva una serie de causa-efecto infinita y que la honestidad salva (como bien se recita), haciendo que la película se consuma livianamente sin agradar pero al menos tampoco desesperar hasta desembocar en una conclusión cuyo inesperado giro (los roles parentales se alteran absolutamente) abre la puerta a una secuela que, de urdirse como es debido, puede sorprender grandiosa y gratamente.




Daniel Espinosa

 
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