Título original: Fréwaka Año: 2024 Nacionalidad: Irlanda Duración: 103 min. Género: Drama, Suspense Director: Aislinn Clarke Guión: Aislinn Clarke Reparto: Bríd Neachtain, Clare Monnelly y Aleksandra Bystrzhitskaya
Sinopsis
Una cuidadora acude a una apartada aldea para atender a una mujer que vive recluida obsesionada con un ser de la mitología irlandesa similar a las hadas que la secuestró durante su propia noche nupcial...
Valoración
Lo mejor: el empleo de anticlímax sonoros (entendiendo como tales la abrupta interrupción de dicho apartado) hiela tanto la sangre como la sorprendente premisa de la que parte la cinta, arriesgnado en ambos sentidos para al menos intentar distanciarse de estereotipos pese a que a la postre acabe abusándose de ellos con diferentes métodos pero idéntico resultado; la tenebrosa atmósfera que impera (sobre todo para tratar tanto los fantasmas personales del pasado de la protagonista como los horrores colectivos de una comunidad que guarda más secretos de los que muestra) mantiene en alerta al espectador desde el primer segundo, derivando hacia una feroz crítica sobre cierto trauma intergeneracional en el que las huellas que deja el folklore en la memoria colectiva e íntima se capta a la perfección; el anecdótico pero loable honor de ser el primer largometraje de terror rodado (casi) completamente en irlandés debe mencionarse por su evidente relevancia, un mérito que de por sí ostentarlo no se traduce en ninguna celebración fílmica pero sí la tácita demostración de la calidad que atesoran los autores del país en cuestión aunque hasta el momento su proliferación se haya limitado a festivales especializados.
Lo peor: la parsimonia narrativa (el avance se percibe tedioso e insatisfactorio) decepciona tanto como la recurrencia de tropos reconocibles para aproximar una historia básicamente local a un público internacional familiarizado con determinados códigos visual, una perturbadora pero inconsistente contemplación para aunar pavor pagano con una profunda reflexión sobre el trauma femenino en el marco del rol que se preconcibe en la iglesia de las zonas rurales a través de la alusión a una popular entidad ancestral a la que aquí se exime de edulcoraciones para plasmarlas muy ambivalentes con demasiada pretensión; el mensaje póstumo (omitiendo varios secundarios de escasa valía) apenas se aleja del clásico peligro que representa transgredir lo sagrado, concibiéndose el citado campo prácticamente onírico como simbolismo de una realidad paralela pero permeable cuyas sátiras poco o nada impactan; la exagerada repercusión de la obra (anunciándose como una de las más singulares del cine fantástico europeo reciente) repercute negativamente en la impresión final, pues las expectativas entorno a la misma hacen que el parecer decaiga estrepitosamente tras un análisis méramente objetivo.