La introducción de la última novedad de la siempre confiable firma Zacatrus versa “vuestro maestro Leonardo os ha encargado probar su último invento antes de darlo a conocer... promete que es un instrumento fácil de entender que permite descubrir ocultos secretos a través de la lógica... cualquiera con un poco de paciencia podría familiarizarse con su mecanismo por lo que esta podría ser la obra más importante de toda su carrera... ¿os animáis a averiguarlo?”; el lanzamiento se produce bajo el meritorio sello de haber sido finalista del I Concurso de Creación de Juegos de Mesa, merecido reconocimiento a juzgar por las características citadas a continuación.
Los componentes son dieciocho cartas (seis de objetivo junto al resto de dorso en blanco), doce marcadores (media docena de cada color), nueve cubos (con diferentes símbolos en cada cara), dos anillos (de bloqueo), dos rotuladores (borrables), un indicador (de acción) e inevitablemente el reglamento de rigor (en francés, español e inglés); la calidad de los mismos es alta (en especial los aros en plástico rígido amén de los gloriosos dados en madera noble), al igual que un devenir aparentemente común (en realidad no es así) perfectamente adaptado para la ocasión en aras de tornarla completamente distanciada de otras similares basándose en un puntaje final (cuanto menor mejor) nítido.
La dinámica a seguir es inicialmente enrevesada pero posteriormente intuitiva (las primeras contiendas generarán bastante confusión ya que las instrucciones no abundan pero sí resultan estrictas en cuanto a movimientos giratorios), recopilándolas el amigo masivi en al vídeo póstumo del presente artículo; que nadie piense que el entretenimiento se limita a dicho modo porque se contemplan tres alternativos (“partida rápida” para disminuir la duración aplicando una modificación, “palabra clave única” para intervenir alguien ajeno o “contra kryptex” para enfrentarse directamente al genio aquí homenajeado), aumentando ostensiblemente el aprovechamiento e interés de tan plausible trabajo.
La compacta (las dimensiones son de doscientos diez milímetros de largo por setenta de largo por treinta y cinco de ancho) e inusual (realmente atípica) forma (rectangular) de la caja hace justicia a la originalidad de una propuesta en la que la planificación es esencial para lograr el éxito, con una cuna carente de customización al contrario que en los espléndidos laterales exteriores (es de agradecer este tipo de detalles funcionalmente secundarios pero estéticamente relevantes); la absoluta necesidad de al menos otra persona (incluso la variante solitaria precisa de una segunda) perjudica un poco la excelencia de la impresión general, con una moderadamente asimilable complejidad.
En resumen, la autoría de José Joaquín Bernal casa de lujo con el maravilloso diseño de Brer Ballesteros (inestimable revisión de Patricia Cano mediante) reafirmando holgadamente la ferviente recomendación de Laura García (gentil responsable de comunicación de la compañía con la que un servidor tiene la fortuna de intercambiar correos asiduamente para llevar a cabo reseñas tan satisfactorias como la que ocupa); por quince euros (precio de venta oficial al público) se puede adquirir semejante joya lúdica en la página web o tiendas físicas, antojándose el regalo ideal para épocas festivas u otras fechas puesto que la congratulación está asegurada desbaratando predilecciones.