Título original: Uróboros Año: 2015 Nacionalidad: España Duración: 12 min. Género: Comedia, Suspense Director: Mercedes González Guión: Mercedes González Reparto: Albert Boira, Ángela Monge, Edar Moreno y Valentina Moreno
Sinopsis
Un policía cincuentón investiga un caso en una fábrica abandonada, pero jamás imaginaría verse envuelto de una manera tan inexplicable...
Valoración
Lo mejor: la intensa lectura sobre el concepto del eterno retorno que se propone, argumento que sirve para explicar de forma clara y concisa la particular visión de la directora (como resultado de sus inquietudes heredadas en los estudios de física e ingeniería) sobre las paradojas espaciotemporales en un bucle infinito que ni empieza ni acaba a través de un descubrimiento concreto de un agente de la ley (como en cualquier episodio de una de las series preferidas e inspiradoras de la misma, True detective); la breve (escasos treinta segundos) escena tras los créditos finales que ejemplifica a la perfección el humor negro del que hace gala la obra a partir, en este caso, de unas señoras tan entrometidas como reconocibles, típicas de cualquier pueblo que se precie que, en ausencia de historias verídicas que contar, las inventan o, directamente, crean; el apartado sonoro está muy logrado, mas atendiendo a que el trabajo carece de música (la atmósfera la crean multitud de efectos y una sensacional a fotografía), el éxito debe ser considerado todavía mayor, tanto o más como lo fue la recaudación colectiva en la plataforma Verkami, donde se superó el objetivo dinerario al recaudarse más de la cantidad señalada en un inicio a lo largo de la extensión de la campaña gracias a la nada desdeñable cifra de cuarenta y dos mecenas y sumar más de tres mil doscientos euros.
Lo peor: la sencillez con la que se capta la completa atención del espectador puede resultar un tanto obsoleta para el público más exigente (las confesadas referencias al cine de Tim Burton y Álex de la Iglesia son demasiado ambiguas, como inmediatas las reminiscencias visuales a Siete psicópatas de Martin Donagh, Utopía de Dennis Kelly y 12 monos de Terry Gilliam), si bien no hay que confundirla con un hecho banal al consumarse el propósito con creces mediante un simbolismo tan evocador como el de una misteriosa caja; la temática puede antojarse un tanto compleja para abarcar apenas doce minutos, algo a lo que contribuye la trivialidad con la que se trata, no profundizando en demasía en la intríngulis que subyace tras el gigantesco enigma dibujado (lo mismo ocurre con los emblemas mostrados); el comentario sobre cierta ley no escrita que dicta a quién visita primero la dama de la guadaña, tan divertido (casi todas las palabras que pronuncia la dupla que lo profiere lo es) y cierto (lo que se expone no se aleja de la realidad) como parcialmente racista, nada alarmante pero como excusa para citar un tercer aspecto negativo (a falta de otro que un servidor encuentre entre tanto acierto) debe valer.