“Nine witches: Family disruption”, de Blowfish Studios
La sinopsis oficial más breve (en el bazar consta otra de mayor extensión) versa “cuando una división ocultista alemana de la Segunda Guerra Mundial libera una maldición un problema inusual requiere medidas sobrenaturales” (la traducción no es especialmente dichosa sino literal, efectivamente); el argumento va desvelándose en más profundidad a medida que se exploran los escenarios de los distintos capítulos, complementándose magníficamente la información básica que se vierte justo antes de comenzar cada uno de ellos, asegurándose (con una garantía del noventainueve por ciento para ensalzar el carácter humorístico) que es una historia original y única.
Los controles (cabe señalar que la plataforma sobre la que se lleva a cabo el análisis que ocupa es la Xbox One aunque también está disponible para las que se indicarán seguidamente) son minimalistas aunque plurales (algunos botones tienen adjudicadas varias funciones, como el “B” que sirve tanto para cambiar de plano como para disparar o el “Y” que hace lo propio tanto para abrir el inventario como para usar la destreza perceptiva y realizar una voltereta), interiorizándose rápidamente; la compatibilidad abarca desde consolas (Nintendo Switch y Play Station 4 amén de la citada) hasta ordenadores (Microsoft Windows) con, según los entendidos, notables resultados.
La jugabilidad es mayúscula al permitirse interactuar con casi cualquier objeto (aunque el mensaje predominante será el de “eso no tiene sentido”), mas los ocultos (al menos a simple vista ya que con ingenio e intuición se aprecian los realmente importantes) nutren a la experiencia de un aura mágica que no desentona con la turbia intríngulis que alberga desde el sumamente dinámico principio (a modo de tutorial) hasta el épicamente tétrico desenlace; el idioma seleccionable abarca ocho dialectos (alemán, chino, español, francés, japonés, portugués, ruso e inglés) aunque se limita a unos textos que homenajean, junto a la escenografía, a clásicos como Monkey island.
El peso del archivo a descargar apenas alcanza los trescientos megabytes (exactamente doscientos ochenta y ocho), una ligereza final (no se presume viable una expansión ni material adicional tipo caracterizaciones e indumentarias) tal que no repercute apenas en la capacidad total de almacenamiento en el disco duro para mantenerlo en la pantalla principal e iniciarlo asidua e inmediatamente; los logros van directamente relacionados con la trama, correspondiendo seis de ellos con otras tantas partes y el resto (doce) con la consumación de determinadas proezas ni mucho menos quiméricas, siendo de hecho el desbloqueo mecánico al ejecutar acciones poco menos que exigidas.
El mapa en sí mismo no existe al representarse la fábula (no deja de ser una en toda regla con tintes de maquiavélica novela policíaca) de manera lineal sin posibilidad ni de adelantar ni retroceder (a no ser que se guarde la partida a criterio personal amén del automático, habilitándose dicha opción desde el segundo cero para comodidad del consumidor); la mayoría de misiones se van descubriendo conforme se avanza (ya sea en solitario o en pareja, pues uno de los grandes atractivos de la obra es gozar de un modo cooperativo que nada tiene que envidiar al de costosas producciones), restando siempre intacto por ello el factor sorpresa que se ansía fomentar cual lección de vida.
La elección de personajes es limitada (puntualmente se precisa cambiar entre los dos principales para resolver los rompecabezas ya que el uso de los elementos no es compartido), abundando secundarios de lujo tan atractivos como excéntricos que van desde ministros hasta gusanos, pasando por agentes, brujas, científicos, comandantes, generales, violinistas y un largo etcétera, todos ellos circunscritos en una delirante aventura que hará las delicias de los amantes del humor negro; en cuanto al arsenal poco cabe señalar, y es que la heroica cruzada emprendida por un profesor tetrapléjico y su fiel asistente implora cautela al respecto para gozarse en su esplendor.
Los gráficos lucen en una calidad suprema (4K Ultra HD), apreciándose unas texturas (valiéndose del arte conceptual denominado retro-pixel) espectacularmente bien definidas que engrandecen el entorno (un rústico pueblo noruego donde una misteriosa luna oscura se cierne sobre el cielo generando incertidumbre entre sus habitantes) con espléndidas cinemáticas; el sonido, más allá de entusiasmar con una banda sonora de ensueño (no sería de extrañar su comercialización física), puede regularse en casi todos sus vertientes, como los diálogos, los efectos y la música, conveniendo aconsejar escuchar esta última a un volumen elevado.
La duración se sitúa en la media del mercado (unas ocho largas horas sin necesidad racional de repetición), por lo que dicho apartado saciará las expectativas del comprador sosegadamente exigente (aquellos más optimizadores del dinero que invierten tal vez no lo encuentren demasiado incentivador pero hay que tener presente el humilde origen de la firma); el precio de venta al público (17,99€) es un tanto elevado (y más atendiendo a que la única versión adquirible es la digital), compensándose el desembolso con un cúmulo de ideas (entre ellas algunas tan meritorias como la de emular con escrupuloso respeto éxitos como el ya citado) que, en su conjunto, son muy disfrutables.
El estudio responsable es Indiesruption (bajo la distribución de la aclamada compañía Blowfish Studios con la que Cementerio de Noticias ha tenido el placer de colaborar con motivo de Obey me, Pojection: First light y YesterMorrow), un desarrollador independiente con sede en territorio argentino que derrocha una descomunal pasión por el arte en general; en el catálogo de la compañía no consta otro título más que el que ocupa, siendo un debut tan controvertido como como la clasificación por edades asignada (sentenciar que el trabajo es apropiado a partir de los doce años se antoja cuanto menos osado juzgando cierto lenguaje soez) que, no obstante, merece todo el apoyo.
Daniel Espinosa, a fecha 01 de diciembre del 2020