“Broken lines”, de Blowfish Studio y Porta Play



En el variopinto grupo de soldados protagonista (los reclutas Avery, Sherman y Wood junto a los veteranos Hailey, King y Morgan) cada uno tiene su propia personalidad e ideas sobre qué hacer para sobrevivir, pues mientras algunos quieren investigar el lugar del accidente otros prefieren pasar desapercibidos esperando el rescate posicionándose cerca de la deserción, debiendo ejercer de “mano invisible” para guiarles a casa puesto que toda decisión influirá en lo que ocurra a continuación hasta desembocar en uno de los distintos desenlaces; las cinemáticas (algo mediocres visualmente aunque en la línea de la estética general del título) casan a la perfección con los maravillosos diálogos (a veces demasiado cómicos para la situación plasmada), sumergiendo definitivamente en tan cruento telón de fondo una excelsa banda sonora con la emotividad que la ocasión demanda.



La jugabilidad (huelga aclarar que únicamente se contempla el modo solitario) es enorme, con una profundidad histórica al dictar sentencia sobre el pelotón durante el combate (lidiar con sus demonios exacerbados por la guerra ya es suficiente) mediante un sistema de turnos único (similar al de un RPG clásico con un intervalo de pausa previo a la fase de acción deteniéndose automáticamente ante la aparición de nuevos enemigos u obstáculos para planear la reacción a dichos cambios); así, asumiendo el rol de aquel que actúa para encontrar el equilibrio entre el libre albedrío y el parecer subjetivo la diversión (o sufrimiento) está asegurada sin importar predilecciones, haciendo colaborar entre sí a los figurantes (un máximo de cinco al unísono con sus respectivos ocho pasos) para obtener la mayor puntuación (basada en los ítems “tiempo”, “muertes” y “caído”) posible.



El sencillo e intuitivo menú (“campaña principal”, y “tutoriales” con “ajustes” en la parte inferior izquierda) permite customizar la partida a criterio, contribuyendo al entretenimiento global unos controles prácticamente idénticos a los estandarizados (con el joystick izquierdo se determinan las directrices para confirmarlas con el RT siendo esencial dominar los movimientos de cámara con el derecho); por otro lado, los cuarenta y cuatro logros (para un total de mil puntos de gamescore) son asequibles pero requieren bastantes horas de dedicación en cualquiera de los niveles (fácil, medio, difícil o personalizado), conviniendo mantener el archivo a descargar (cuyo peso curiosamente asciende a exactamente los 4,74 gygabites de los discos grabables de antaño) en la interfaz de la consola compatible para tenerlo ubicado perennemente en aras de iniciarlo rápidamente.



Con ocho idiomas seleccionables (subtítulos e interfaz en alemán, chino, coreano, español, francés, polaco, ruso e inglés) para hacerla accesible internacionalmente, la presente publicación de Blowfish Studio (desarrollada por Porta Play) destinada exclusivamente a un público adulto (la calificación PEGI 18 obedece a cierto contenido soez) ve la luz en su versión digital (bien merece el lanzamiento físico en un futuro próximo) a un precio de 19,99€; por lo expuesto, el desembolso no es nada desorbitado para esta versión alternativa de Europa del Este en plena WWII (siglas que hacen referencia a Segunda Guerra Mundial para que los menos propensos a las abreviaturas no alberguen dudas) que la disfrutarán tanto aficionados a la temática bélica como los defensores de la estrategia táctica, restando aconsejar su adquisición por su rotunda valía ya que saciará hasta el más exigente.



Daniel Espinosa, a fecha 26 de diciembre del 2022