Título original: Yo también la veo Año: 2024 Nacionalidad: España Duración: 11 min. Género: Suspense, Terror Director: Tone Chao Guión: Tone Chao Reparto: Luna Longoria, Julia Galiana, Enrique Peinado y Marga Prieto
Sinopsis
Una mujer acosada por un espíritu vengativo debe enfrentar la maldición que recae sobre su familia mientras se aferra a su cordura...
Valoración
Lo mejor: el talento del director se antoja indiscutible analizando objetivamente el producto, aprovechando las escasos medios dispuestos (cabe recordar que el límite salarial es paupérrimo pero recursos como espejos e interruptores lo convierten en referencial) de manera inmejorable demostrando que buenas ideas suplen en gran medida a holgados presupuestos merced a un óptimo montaje; el angustioso escenario en el que casi íntegramente se plasman los sucesos (un lúgubre domicilio que recuerda a los empelados en clásicos de similares naturaleza también por los elementos tanto vintage como low cost que lo pueblan) cumple con creces su cometido, logrando transmitir el desasosiego de la sufrida protagonista; el enorme orgullo de constar como entidad colaboradora en concepto de productor asociado en los créditos en representación de los miembros (Cementerio de Noticias lo forma un escueto e implicado equipo) de la página, contribuyendo un servidor durante el mecenazgo que se llevó a cabo meses atrás para financiarse de manera activa para comprobar cuán válido es para exhibirse sobre todo en festivales especializados.
Lo peor: la cantidad de jumpscares (sobresaltos al espectador normalmente a partir de repentinos rostros o extravagantes sonidos en pantalla) colman de satisfacción pero tanto su justificación ni su ejecución al despiertar recelo, optando por una serie de reiterativas apariciones un tanto abruptas en cuanto a sutileza de movimientos se refiere; la duración es tan paupérrima (apenas nueve minutos netos) que cuando uno empieza a disfrutar la obra esta concluye, restando la sensación de que más extensión destinada a explicar ciertos hechos secundarios e intrínsecos se hubiera traducido en un resultado mucho más trascendental; la contemplativa e ilusionante narrativa es demasiado trivial (la profundidad es lamentablemente estéril como en decenas de veces anteriores ha ocurrido) atendiendo a las características de una pieza como la que ocupa, pues atribuir todo cuanto acontece a un archiconocido patrón hereditario la torna mundana a pesar de la prometedora premisa con potente trasfondo concienciador desmereciendo parcialmente el excelso trabajo audiovisual que rezuma cada plano junto a un elenco digno de alabar.