Título original: Abigail Año: 2024 Nacionalidad: EEUU Duración: 109 min. Género: Suspense, Terror Director: Matt Bettinelli y Tyler Gillett Guión: Guy Busick y Stephen Shields Reparto: Melissa Barrera, Dan Stevens, Alisha Weir, Kathryn Newton, William Catlett, Giancarlo Espósito, Kevin Durand y Matthew Goode
Sinopsis
A una banda de delincuentes se les ha encargado secuestrar a una bailarina de doce años hija de una poderosa figura del inframundo...
Valoración
Lo mejor: el contraste de la elegancia del ballet (disciplina que siempre despierta curiosidad) con la brutalidad del vampirismo es magnífico, alternándose ambos conceptos de forma inteligente (manteniendo una mentalidad permisiva para determinadas lagunas de guión) para entretener gran parte del minutaje; la consagración (tras firmar varias interpretaciones ejerciendo de tal en los últimos años) de Melissa Barrera como final girl resulta tan plausible como el descubrimiento de Alisha Weir, actriz de corta edad (aunque mayúsculo talento) que aquí borda dual cometido; la decisión de emplear efectos especiales artesanales (oséase prótesis o elementos similares) es gloriosa, impactando el resultado (más allá de la introducción de la digitalización para extender la abundante hemoglobina por los excelsos decorados) para regocijo de los verdaderos amantes de la esencia del celuloide.
Lo peor: la constante primacía de la comicidad (casi todas las situaciones derivan en ella) en detrimento del terror se antoja bochornosa, al igual que la personalidad de algunos (en plural porque no se limita solamente a uno) personajes; la aproximación a la figura mitológica (o tal vez existente de manera clandestina) sobre la que pivota la trama se desaprovecha, aludiéndola únicamente para justificar (o así debería ser) la paulatina bacanal de sangre plasmada ideal para compartirla en público; la metodología para presentar las motivaciones del elenco (básicamente especulaciones verbales posteriormente confirmadas por un testimonio cuanto menos cuestionable) no encandila en absoluto, abarcando en pantalla tanta relevancia (e incluso más) como las escenas realmente disfrutables en las que se traducen las rigurosamente macabras pero visualmente majestuosas.