Ficha técnica
Título original: La cueva Año: 2014 Nacionalidad: España Duración: 80 min. Género: Drama, Suspense Director: Alfredo Montero Guión: Alfredo Montero y Javier Gullón Reparto: Marcos Ortiz, Marta Cas, Eva García, Jorge Páez y Xoel Fer
Sinopsis
Tres chicos y dos chicas que viajan en plan mochilero a una isla paradisíaca deciden explorar una cueva muy profunda y se extravían...
Valoración
Lo mejor: el perfecto ejemplo de incompetencia actoral del quinteto protagonista, en sí un alegato desfavorable pero, al menos, fiel e ilustrativo del nivel profesional que prima en el territorio patrio; la claustrofobia que provoca el modo de filmación empleado, una primera persona muy lograda con apenas dos cámaras, una portada durante la “historia” (entre comillas, en efecto) y otra recurrida unos segundos en los instantes finales para mostrar exteriores cual ansiada salvación (liberación ansiada por todos y alcanzada por pocos); la oportunidad que ofrece la tesitura para citar las estalagmitas y estalactitas, haciendo referencia ambos conceptos a espeleotemas de forma conoidal que van formándose por precipitación química (depósitos de carbonato cálcico u otros minerales) en entornos naturales con una gran diferencia, su localización, la primera en el suelo y la segunda en el techo (por qué no aprovechar la ocasión para apelar a lo que tanto se esquiva aquí, la cultura en cualquiera de sus muchas vertientes).
Lo peor: el canibalismo por el que optan los intrépidos amigos para sobrevivir en condiciones inhumanas (sin agua ni alimentos) al avanzar por un laberinto rocoso sin meditar sobre el regreso hasta que es demasiado tarde reafirma, junto a multitud de alegatos igualmente evidentes, la inconsistencia de una trama que, siendo objetivos, empieza deficientemente (una alocada fiesta en la que abundan substancias nocivas para el organismo no es la mejor manera), sigue infamemente (las persecuciones no infunden terror sino tedio al repetirse sin mesura) y concluye repentinamente (cuando parece que todo desembocará hacia lo macabro resulta una negativa y, por ende, una frustración); el tiempo que brinda el metraje para pensar lo que se desee por pura desconexión a fin de distraerse y evadirse de él, un argumento tan pobre como propicio si no se desea profundizar en matices más dañinos para los responsables; la duración de la producción, no por su propia extensión sino porque se podría haber aumentado o disminuido cuantos minutos se deseasen sin alterar un ápice la apreciación de vacío que suscita, y es que basar todo en una expedición sin oficio ni beneficio solamente ofrece lo presumible, nada.