Título original: Jurassic park 3D
Año: 2013
País: EEUU
Duración: 122 min.
Género: Aventuras, Ciencia ficción
Director: Steven Spielberg
Guión: David Koepp y Michael Crichton
Reparto: Sam Neill, Laura Dern, Jeff Goldblum, Richard Attenborough, Samuel L.Jackson, Martin Ferrero, Joseph Mazzello y Ariana Richards
Sinopsis
Imagine que es uno de los primeros visitantes de un parque jurásico, una mezcla de descubrimientos científicos e imaginación visual; llega como lo haría un niño, sin ideas preconcebidas y dispuesto a descubrirlo todo...
Crítica
Lo que comenzó siendo una idea surgida de la mente del renombrado escritor Michael Crichton plasmada en una novela sobre una isla convertida en parque temático que incluía dinosaurios vivos devueltos a la vida a través de la clonación de su ADN acabó convirtiéndose en el título cinematográfico por excelencia de la ciencia ficción (aceptando que Indiana Jones: En busca del arca perdida y La guerra de las galaxias se engloban más bien en el de aventuras), Jurassic park, un proyecto que según palabras del propio responsable, el laureado hasta la saciedad Steven Spielberg, combina a la perfección ciencia e intriga en una dificultosa convivencia entre dos especies tan diferentes como son la humana y la extinta sesenta y cinco millones de años atrás; ahora, con motivo de su vigésimo aniversario, la inolvidable cinta de Universal Pictures vuelve como nunca antes, y es que el estudio ha decidido reestrenarla en todo el mundo convirtiéndola en tres dimensiones y realizando una asombrosa restauración mediante la resolución 4K (la calidad más alta que hasta el momento se conoce) en una versión que no solamente se traduce en un exquisito manjar para los nostálgicos que la disfrutaron en los cines mientras esperan la ya confirmada cuarta entrega de la franquicia (la cual se lanzará presumiblemente a mediados de dos mil quince según las primeras noticias, no siendo descartable que se haga lo propio con el resto de la saga entre tanto) sino que también en una excelente oportunidad para que una generación muy distinta a aquella se divierta con las majestuosas creaciones de Stan Winston.
Con una inversión de más de sesenta millones de dólares (actualmente una cantidad grande pero en el momento de ver la luz el filme realmente descomunal) y una posterior recaudación de más de tres cientos cincuenta en su país de origen (es decir, sin sumar el éxito monetario logrado en el resto del mundo al no haberse confirmado oficialmente), la cinta produjo tal sensación que se convirtió inmediatamente en una generadora de seguidores insaciable, no sin antes acontecer el dilema direccional después de que los agentes del escritor hicieran circular el libro por seis grandes estudios estadounidenses, así, Warner Brothers quería los derechos de la novela para que Tim Burton fuera el elegido en llevar a cabo la oportuna adaptación, Columbia Pictures tenía en mente a Richard Donner, la Fox también se interesó en la historia con Joe Dante y, por otro lado, Universal Pictures quería a Steven Spielberg como maestro de ceremonias, mostrándose desde el principio el creador literario reacio a una guerra de ofertas y, tras entrevistar a todos los candidatos, accedió a vender los derechos decantándose por su primera opción; los problemas también siguieron una vez decidido el director definitivo, pues éste estaba preocupado porque el sistema de diseño digital era el utilizado por Nintendo para mejorar la calidad de sus dibujos animados, por lo que quería emplearlos exclusivamente en la escena de la estampida de los gallimimus pero, al ver una demostración persiguiendo a una manada a través de su rancho decidió rodar casi todas utilizando éste método, causando los mayores problemas al equipo de rodaje la del ataque inicial del tyrannosaurus rex en la lluvia, ya que el látex que cubría la marioneta mecánica absorbía grandes cantidades de agua, por lo que se hacía mucho más pesada y difícil de controlar viéndose obligados los técnicos a trabajar durante toda la noche con secadores tratando de drenar el látex, inconvenientes que la revalorizan.
John Hammond (Richard Attenborough), magnate propietario de la empresa multinacional en bioingeniería InGen, ha soñado toda su vida con construir el mayor parque de atracciones del mundo, una isla en costarriqueña donde habiten las criaturas más espectaculares que han pisado la Tierra, los dinosaurios, tano herbívoros como carnívoros, deseo que, pese a la extinción de estos reptiles ha logrado al clonar diversas especies mediante la manipulación de segmentos de ADN de la propia sangre de los mismos encontrada en mosquitos fosilizados en ámbar; para poder proceder a la apertura tiene que demostrar que las atracciones son totalmente seguras, por lo que invita al paleontólogo de renombre Alan Grant (Sam Neill), a la paleobotánica Ellie Sattler (Laura Dern), al teórico matemático Ian Malcolm (Jeff Goldblum) y al representante de los inversores (Martin Ferrero), además de sus nietos Alexis y Tim (Ariana Richards y Joseph Mazzello respectivamente) a que lo comprueben en sus propias carnes y validen el proyecto, pero el boicot interno del informático Dennis Nedry (Wayne Knight, quien comparte profesión ficticia con el ya por entonces malcarado Samuel L.Jackson) al tiempo que un ciclo asola el lugar (la naturaleza demuestra así que no se rige por ninguna razón a estudiar), haciendo que el idílico paisaje se torne muy tormentoso (meteorológica y psicológicamente).
Aunque se hubiera agradecido enormemente la introducción en el producto actual de la secuencia en la que un triceratops bebé es montado por uno de los niños a modo de suculento incentivo adicional (se preparó durante un año pero finalmente fue eliminada a última hora por creer que podría arruinar el ritmo del metraje) para congratular en cualquier caso a quienes ya lo visionaron ejemplificando las brillantes imágenes generadas por ordenador mezcladas con los efectos mecánicos que le valieron tres merecidos Premios de la Academia, lo cierto es que el formato tridimensional (al fin y al cabo la única novedad) luce genial en cuanto a profundidad del entorno e inmersión en la acción se refiere, por lo que el filme se presumía puro oportunismo y nada necesario pero se antoja imperdible; destacando entre los innumerables momentos destacables el descubrimiento de los mayores de una manada de gráciles braquiosaurios y el de la burla por parte de los pequeños a los astutos velociraptores (por mencionar dos que disten completamente tanto en contenido como en cronología), la insuperable intensidad que la historia contrae sigue suponiendo una deliciosa y constante inquietud, siendo causa activa de ello la espléndida banda sonora a cargo de John Williams, un componente fundamental que eriza el bello constantemente.
Resta analizar las interpretaciones del reparto actoral como viene siendo habitual por su ya más que consolidada experiencia y calificar la propia producción en sí misma por la mayoritariamente inmejorable impresión que suscita en aras de ofrecer numerosas anécdotas y datos como los que se recogen en el presente texto, pues lo realmente importante es que ankyloaurios, braquiosaurios, dilophosaurios, gallimimus, pterosaurios, stegosaurios, triceratops, tyrannosaurios rex y Velociraptores comparten protagonismo con los personajes de carne y hueso en una historia que toda una generación experimentó intensamente pero nunca pudo sumergirse totalmente en la atmósfera de la letal y exuberante Isla Nublar soñada por Michael Crichton y David Koepp (responsables del excelente guión), pero ahora todo ha cambiado; la propuesta se podría catalogar de ideal para que todos aquellos que habitualmente se muestran escépticos en relación al formato tridimensional comiencen a creer en las enormes posibilidades de éste, pues los efectos especiales (así como el resto de apartados) que se observan en Jurassic park 3D son los mismos que los de la original en su versión digital (de hecho se trata de la que vio la luz en formato doméstico tras la oportuna remasterización a excepción de la enorme diferencia visual que implica el reestreno en salas comerciales) y aún así luce magnífico, por lo que es presumible que un buen uso a día de hoy aprovechando debidamente el descomunal poderío que ello significa daría como resultado un descomunal espectáculo sin parangón, pues por desgracia hasta el momento no ha habido ninguna que al cien por cien lo haya conseguido.
