Título original: The hunger games
Año: 2012
Nacionalidad: EEUU
Duración: 142 min.
Género: Acción, Ciencia ficción
Director: Gary Ross
Guión: Gary Ross, Suzanne Collins y Billy Ray
Reparto: Jennifer Lawrence, Josh Hutcherson, Liam Hemsworth, Woody Harrelson, Elizabeth Banks, Lenny Kravitz, Stanley Tucci, Donald Sutherland, Wes Bentley, Willow Shields, Paula Malcomson, Toby Jones, Amandla Stenberg, Alexander Ludwig, Dayo Okeniyi, Isabelle Fuhrman, Leven Rambin, Jack Quaid, Amber Chaney y Jacqueline Emerson
Sinopsis
En un mundo donde los Estados Unidos han sido devastados tras varias guerras convirtiéndose en una nueva nación llamada Panem donde reina la pobreza, el Capitolio maneja con mano de hierro al pueblo y escoge anualmente a dos representantes de cada distrito del país para participar en un macabro juego en el que son obligados a sobrevivir enfrentados entre ellos mientras se emite por televisión para todo el mundo.
Crítica
En septiembre de 2008, la editorial Scholastic Press puso a la venta la novela Los juegos del hambre, primer volumen de la trilogía compuesta por éste y En llamas y Sinsajo, todos ellos obra de Suzanne Collins; cuatro años después, y aprovechando la curiosa y efectiva tendencia de adaptar novelas juveniles manteniendo los mismos títulos e ideas que éstas relatan (claros ejemplos de ello son la infame saga Crepúsculo y la cuasi interminable aunque lograda franquicia del popular mago Harry Potter), Gary Ross ha decidido embarcarse en un proyecto (presumiblemente dividido en tres entregas, cada una de ellas correspondiéndose con los respectivos libros preexistentes) que, si bien es fácilmente comparable con la anteriormente comentada odisea vampírica protagonizada por dos de los jóvenes actores más odiados o queridos (según el espectador al que se le pregunte se decantará por un sentimiento u otro) de los todos tiempos, mucho dista de ella al contener un argumento mucho más adulto aunque igualmente desaprovechado en gran medida (algo imperdonable al haberse podido convertido en un producto de calidad semejante a la de las magníficas versiones cinematográficas de Millenium a juzgar por el contenido presentado).
En un mundo en el que la guerra ha causado innumerables destrozos, los Estados Unidos se encuentran arrasados y divididos en distritos, todos ellos bajo las órdenes de los poderosos e inhumanizados integrantes del Capitolio, que tras derrotar al último bastión rebelde selecciona al azar anualmente a dos representantes de cada distrito del país (un chico y una chica) para participar en un juego letal retransmitido televisivamente para imponer su autoridad e infundir terror con ciertas dosis de esperanza (ésta última ansiada para lograr la obediencia total de la servidumbre); la joven Katniss Everdeen (Jennifer Lawrence, adorable a la par que perfecta elección para la ocasión) arriesga su vida a diario tratando de buscar comida en el bosque para alimentar a su madre enferma y a su hermana pequeña Primrose (Willow Shields, angelical pero sobrepasada por el pequeño papel que le pertoca), ardua y peligrosa tarea a la que la ayuda su mejor amigo Gale Hawthorne (Liam Hemsworth, poco simpatizante aunque por suerte momentáneo).
Se acerca la fecha del sorteo y ambos, Katniss y Gale, tienen muchas posibilidades de entrar a formar parte de los presentes Juegos del Hambre y representar como tributos la teórica paz que reina en la Tierra, mientras que Primrose apenas corre dicho riesgo; no obstante, el infortunio decide que sea ésta última la que resulte seleccionada junto con Peeta Mellark (Josh Hutcherson, el viajero empedernido de las historias de Julio Verne en la gran pantalla que materializa el personaje correctamente), hecho ante el cual Katniss decide sacrificarse y ofrecerse voluntaria reemplazándola; a partir de este momento serán obligados a sobrevivir en un estadio maleable (un perturbador mundo paralelo que recuerda enormemente al presentado en El show de Thruman) junto al resto de elegidos (en total suman 24, con dos representantes de cada uno de los 12 distritos existentes) bajo las enseñanzas de Haymitch Abernathy (Woody Harrelson, divertido pero poco propicio), Cinna (Lenny Kravitz, cantante que, al igual que Rihanna, explora el mundo cinéfilo por primera vez) y Effie Trinket (Elizabeth Banks, la cual se desvincula por un vez de Judd Apatow para encarnar a un personaje vacío e igualmente mal logrado), mientras se emite por televisión para todo el mundo en un programa presentado por el burlesco y exagerado Caeser Flickerman (Stanley Tucci, quien se encuentra ante una de sus mejores interpretaciones hasta la fecha), pudiendo quedar finalmente un único superviviente, misión ciertamente complicada al crearse alianzas, entre las cuales destacan los integrantes Cato (Alexander Ludwig, prescindible como actor) y Clove (una rejuvenecida Isabelle Fuhrman, la huérfana más reconocida y laureada).
La creación del universo distópico del que hace gala el filme está claramente inspirada (y de hecho así lo han reconocido sus responsables) en dos referencias directas, ya que el personaje de Katniss se corresponde con el mito griego de Teseo (en él cada nueve años se enviaban a una serie de jóvenes, chicos y chicas, a un laberinto mortal para combatir al monstruoso Minotauro) y la telerrealidad que paralelamente presenciamos se vincula irremediablemente con la emisión de programas de semejante índole (los cuales componen una experiencia que mezcla la diversión y el horror de inconfundible manera, una atrayente mezcla que se traduce en la difícilmente distanciada realidad televisada del mero espectáculo de puro entretenimiento).
Pobreza, hambruna y batalla (para ser más concretos, las consecuencias de ésta) se aúnan en una cinta que podría resumirse como la ecuación resultante (por los motivos anteriormente relatados) de la mitología más telerrealidad; sin embargo, las gigantescas pretensiones de la producción no se alcanzan en absoluto (de hecho, lo que cobra magnitudes destacables es el aburrimiento que provoca) básicamente por la excesiva duración de la misma y por una historia carente de interés que precipita de forma repentina en una conclusión típicamente narrada; además, los enrevesados acontecimientos que van sucediéndose apenas dejan lugar a la lógica y defensa de comportamientos humanos lógicos, error ante el cual el director decide dar más importancia a un amorío costosamente creíble y unos efectos especiales que lejos de impresionan amansan los pocos sentimientos positivos que pudiesen aflorar en lugar de apostar por un película desvinculada del género al que pertenece y siendo, en resumidas cuentas, un soberano aburrimiento introductorio que de buen seguro proporcionará buenos momentos en las dos siguientes partes, totalmente confirmadas para los próximos años.