Título original: The curse of la llorona Año: 2019 Nacionalidad: EEUU Duración: 81 min. Género: Suspense, Terror Director: Michael Chaves Guión: Mikki Daughtry y Tobias Iaconis Reparto: Linda Cardellini, Patricia Velasquez, Raymond Cruz, Sean Patrick, Tony Amendola, Marisol Ramirez, Jaynee Kinchen, Roman Christou, Andrew Tinpo, Madeleine Graw, Irene Kengan y Rosa Rivera
Sinopsis
La llorona es una ancestral aparición tenebrosa atrapada entre el cielo y el infierno con un destino terrible sellado antaño por su propia mano...
Valoración
Lo mejor: la vinculación de cierto personaje con otra película (Annabelle) del universo en el que se engloba la presente (Expediente Warren), no por la relevancia que comporta la misma (de hecho no se traduce en ninguna más allá de un derivador e indirecto consejo espiritual y un fugaz e ilusionante plano secuencial) sino por el destello (el único en toda la historia) de pertenencia de la producción; el sentido del humor del antaño sacerdote reconvertido en santero (“¡tachán!”), quien derrocha el carisma que no logra ninguno de los integrantes del clan que padece el incesante e insidioso acoso de la figura que da nombre al título que ocupa; la escena del intento de recuperación de la muñeca a las puertas de la morada una vez protegida con semillas forestales es, sin duda, la que más suspense sostenido (de manera mucho más escueta se cita en el siguiente párrafo otra) genera en el espectador a pesar de su redundante trivialidad e indiscutible sencillez.
Lo peor: la leyenda de la antagonista se reduce a la introducción (de apenas dos minutos) y una explicación (de escaso contenido sustancial), por lo que desmerece por completo su alusión y más aún su mitología como telón de fondo (por no mencionar la nula correspondencia física entre lo relatado y lo mostrado); la sensación de haberse desbaratado multitud de situaciones, la mayoría de ellas sumamente provechosas (la del paraguas en las cercanías de la piscina tal vez sea la más evidente y la del movimiento de muebles en el desván la única verdaderamente angustiosa), optando en lugar de ello por una comercialidad que a muchos aborrecerá infinitamente y solo a unos pocos contentará mínimamente; el nivel de los sobresaltos roza la indecencia, recurriéndose a efectos de volumen que resultaban efectivos décadas atrás pero ya se consideran tan obsoletos como cuestionadas aquí las prácticas alternativas a la medicina tradicional.
