Título original: Joker Año: 2019 Nacionalidad: EEUU Duración: 121 min. Género: Drama, Suspense Director: Todd Phillips Guión: Scott Silver y Todd Phillips Reparto: Joaquin Phoenix, Robert De Niro, Zazie Beetz, Frances Conroy, Brett Cullen, Bill Camp, Shea Whigham, Dante Pereira, Douglas Hodge, Jolie Chan, Bryan Callen, Brian Tyree, Mary Malat, Glenn Fleshler, Marc Maron, Josh Pais, Leigher Gill y Adrienne Lovette
Sinopsis
Un hombre cuya única motivación en la vida es hacer reír a la gente ve como una serie de trágicos acontecimientos va incrementando su ira...
Valoración
Lo mejor: el sinfín de frases lapidarias que alberga tan contundente metraje, evidentes como “la comedia es subjetiva” y reveladoras como “no imagino que mi muerte me traiga más dolores que mi vida”, la mayoría recogidas en la agenda de un protagonista que despierta tanto desdén en la sociedad como empatía en el espectador; la primorosa interpretación de un Joaquin Phoenix en, valga la contradicción, estado de gracia, un actor sin apenas fisuras en su trayectoria al que muchos auguraban un rotundo fracaso tras anunciarse su asunción del relevo de Heath Ledger encarnando al villano más popular del universo de DC Comics y que borda su disfuncional cometido como nunca antes lo había logrado nadie excepto el ya citado difunto intérprete; la certeza de que el León de Oro con el que se alzó la propuesta en el prestigioso Festival de Venecia 2019 es solo el primero de muchos, no solo por alejarse con sumo acierto de la temática de superhéroes en la que se circunscribe la intrahistoria que se desarrolla sino por el cúmulo de mensajes de toda índole que concierne a la diferencia entre clases y asuntos derivados de los oscuros suburbios de una ciudad corrompida por arrogantes magnates que simulan interesarse por los más desfavorecidos sin tan siquiera contemplar invertir tan cruda situación.
Lo peor: el pausado ritmo que prima en gran parte de la cinta hará que más de uno desconecte a intervalos de la misma con la consecuente pérdida de información, y es que las secuencias danzatorias son muy artísticas pero también redundantes cuando ya se han observado varias veces y el grado de interés que suscitan va disminuyendo paulatinamente, ocupando un preciado tiempo que podría dedicarse a explicar mejor algunos encuentros vinculados con eventos clásicos de la franquicia o a mostrar más el gran número de textos que aparecen en pantalla; el absurdo sentido del humor de Todd Phillips que, pese a denotar un inaudito talento en el siempre complicado género dramático con unos orígenes oscuros e impactantes, vuelve a recurrir a escenas ácidas sin cabida alguna como la de la puerta automática o la del pestillo; la percepción de tratarse de un producto con inmensa personalidad pero también malintencionada imperfección, pecando de una pretenciosidad tal que cada palabra pronunciada y cada gesto efectuado parece querer trascender incluso más allá de sus enormes posibilidades, restando a la postre para una secuela algunas preguntas sin respuesta como el destino de la racial vecina después de determinada visita y la crianza del sufridor querubín tras cierto encierro.