Després de la generació feliç
(Miguel Blanca, 2014)
Ficha técnica
Título original: Després de la generació feliç
Año: 2014
Nacionalidad: España
Duración: 60 min.
Género: Ciencia ficción, Fantástico
Director: Miguel Blanca
Guión: Miguel Blanca
Reparto: Miguel Blanca, Joan Colomo, Sara Fontán, Spazzfrica Ehd, Sergi Cameron, Bruna Echaniz, Joan Sureda y David Carabén
Sinopsis
Ésta es la historia de las tragedias que la raza humana padece...
Crítica
Després de la generació feliç (el título es en catalán porque, obviamente, la producción no es genéricamente española, alternándose ambos idiomas contante y desquiciadoramente) es una pieza cuyo potente (entiéndase por tal adjetivo la calidad mundana que cualquiera puede conseguir por sus propios medios sin instrumental profesional, siendo no obstante la imagen paupérrima hasta el punto de dañar la vista insufriblemente incluso en la mejor definición ofrecida) apartado audiovisual se ha realizado a partir de recortes de archivos filmados caseramente mediante el estilo cámara en mano para poder formar parte del proyecto denominado YourLostMemories perteneciente a la oficina virtual de recuerdos perdidos de mismo nombre con la extensión comercial por excelencia; en el mismo, se dan estrechamente la mano los errores del celuloide de ocho milímetros y los del ya anticuado (por no sentenciar olvidado) formato de cinta en vídeo, y lo hacen no tanto mediante las propias imágenes como a través de la banda sonora (primigeniamente el metraje está confeccionado para ser ofrecido en directo, pero tras la oportuna adaptación para la ocasión puede visionarse igualmente en su versión online desperdiciándose, eso sí, parte de sus sorprendentes atributos naturales), conformada por temas que corren a cargo de varios artistas (en el filme los músicos presenciales son Joan Colomo, Sara Fontán y Spazzfrica Ehd).
Como bien afirmaba Wilhelm Grimm, “la mayoría de canciones populares infantiles esconden, tras esos inofensivos versos, macabros episodios de nuestra historia”, algo que de tal modo se recoge al inicio del metraje a modo de premisa situacional junto al significativo fragmento de El flautista de Hammelín “se los llevó lejos, muy lejos, tan lejos que nadie supo dónde; y los niños, al igual que los ratones, nunca jamás volvieron; en la ciudad sólo quedaron sus opulentos habitantes protegidos por sus sólidas murallas y un inmenso manto de silencio y tristeza” y el lapidario refrán francés “toda familia esconde un cadáver en el armario”; cierto es que se antoja imprescindible una entrevista personal con el autor para alcanzar a entender su verdadero propósito, pero si uno trata de encontrar dicha profundidad en el confuso mensaje le resultará bastante interesante sino directamente terrorífico el hecho de sentirse identificado con las situaciones que conforman la excéntrica trama al compás de “Un pobre músic”, “Jo tenia un gall”, “Las dos gallinitas”, “A los árboles altos”, “Yo soy la viudita”, “En el bosque anocheció”, “Tot a la Terra” y “Les nenes maques” (en este preciso orden) e inquietantes sintonías (algunas acústicas y otras con voces distorsionadas) que se conciben como diabólicas, la mayoría interpretadas en riguroso directo.
Dividiéndose la propuesta en tres actos, “¿Cómo ser una familia feliz” (desinhibición comunitaria, jolgorio veraniego, depresiones heredadas, miedos inculcados, rechazos paternales, coreografías preadolescentes y maldiciones emotivas se dan aquí), “Las condiciones del deseo” (felicidad indeterminada, embrujos sonoros, ingenuidad equivocada, inseguridad afectiva, egocentrismo conflictivo, amores disfuncionales e infidelidades alternativas se suceden en este segmento) y “La venganza: la canción maldita” (descendencia ingrata, excursiones dramáticas, hábitos peligrosos y esencialidad fantasmagórica se concentra en este conclusivo tercio), las diferentes personalidades (coloridas franjas ocultan sus rostros para ocultar sus identidades) se encargan de dar forma a la exposición de pensamientos (algunos pronunciados verbalmente por parte de Sergi Cameron, Bruna Echaniz, Joan Sureda y David Carabén) que alberga el filme, todos ellos dispuestos desconcertantemente para concienciar de cuán pavoroso es el mundo que rodea a la raza humana, recordando en no pocos detalles a la original Escape from tomorrow (de hecho el emblemático y frecuentado parque temático Disneyland se plasma justamente en el ecuador).
Las composiciones musicales sirven para reconstruir la tradición popular al tiempo que clarifican el propósito de semejante locura fílmica, que no es otro que el de evidenciar que cada cual concibe la posibilidad de disfrutar de la vida (llevando implícita ésta la muerte) a su singular manera, mas en plena era de la incongruencia comunicativa (cómo definir sino una etapa en la que las facilidades expresivas acercan a los allegados lejanos pero excluye a los próximos) la presumible desubicaciones constante a la que invitan no se percibe como un error; no obstante, un mayor laborío en la fase de postproducción hubiese sido más que necesario para consentir el visionado, pues qué duda cabe que a medida que avanzan los minutos el espectador no se plantea el abandono del mismo porque éste ya está presente desde el primero, cuestionándose por qué motivos no se clarifican pormenores varios a fin de predisponerse a abrir su mente a tan inusual mecánica narrativa.
Miguel Blanca denota valentía (y profesionalidad tras su graduación como guionista en la ESCAC) al basarse en sus aficiones (sin ir más lejos que las chicas de la trama toquen el violín patenta su predilección por el desamor surrealista) para dar un paso más allá de lo que hasta el momento había hecho (escribir los cortometrajes Temporada 92-93 de EscándaloFilms, Padre Modelo de JetFilms, Cucharada de BoogalooFilms y Amistad de la misma productora, así como los largometrajes Estás invitado a la fiesta de Wendy de Escándalo Films, El año del cometa de JetFilms y Somos gente honrada de Vaca Films); así, sin olvidar la esencia de su proyecto más ambicioso (desde dos mil nueve ejercía de jefe de desarrollo en un portal a modo de oficina de grabaciones caseras perdidas con el objetivo de devolverlas a su propietarios originales) y el aprendizaje que obtuvo por parte su mentor (todas las obras citadas con anterioridad fueron dirigidas por Alejandro Marzoa), firma una singular propuesta cuyo resultado es el de una película que de tan experimental resulta inclasificable, siendo la lectura (así como su asimilación) complicada (no tanto por compleja sino por desarrollarse de un modo inaudito) pero gratificante para aquellos que valoren como es debido la dedicación que tras ella reside, un poderoso mensaje que aúna pesimismo cuotidiano con tremendista filosofía.
