Título original: Texas chainsaw 3D
Año: 2013
Nacionalidad: EEUU
Duración: 87 min.
Género: Suspense, Terror
Director: John Luessenhop
Guión: Adam Marcus
Reparto: Alexandra Daddario, Dan Yeager, Trey Songz, Tobe Hooper, Tania Raymonde, Keram Malicki, Shaun Sipos, Thom Barry, Paul Rae, Bill Moseley, Richard Riehle, John Dugan, Gunnar Ha y Marilyn Burns
Sinopsis
Cuando la gente del pueblo de Newt quemó la granja del asesino en serie Jeb Sawyer, se dio por supuesto que toda la familia había muerto; pero un bebé sobrevivió salvado por dos vigilantes pueblerinos, quienes se lo llevaron en secreto y lo criaron como si a su propio hijo...
Crítica
Treinta años después de estrenarse la formidable The Texas chainsaw massacre de Tobe Hooper (quien por cierto se reserva un papel secundario en la presente producción junto al actor insignia por excelencia del género Bill Moseley), exactamente en el mil novecientos setenta y cuatro, y después de sucederse nada menos que cinco secuelas a la que cabría sumar ésta, regresa el clásico del terror con una nueva continuación (que no la última, pues Texas chainsaw 4 ya ha sido confirmada oficialmente) más esperada que solvente en el que supone el segundo trabajo de John Luessenhop tras su ópera prima Ladrones (la misma se remonta a un período equivalente al que se precisa para que una temporada bisiesta acontezca), prometiendo inicialmente grandes dosis de tensión y brutalidad extrema y no ofreciendo finalmente más que un conglomerado de aborrecibles tópicos maltraídos a escenas a partir de forzadas situaciones de importante inconsistencia, y es que pese a que ambos presupuestos se dan lo hacen de un modo tan esporádico y poco fundamentado que no alcanzan otra transmisión que la de la frialdad más superficial, siendo la desesperación que produce la menos querible al hacerse sinsentido ni tan siquiera conveniencia, estando introducido todo cuanto sucede por mera conveniencia fílmica; así, el mítico drama familiar pivotante sobre la disfuncionalidad de sus integrantes se tiñe de absurda criminalidad resolviéndose ineficazmente (de qué otro modo podría catalogarse un final en el que los abrazos y las lágrimas son las únicas que no se plasman para evidenciar más si cabe la bochornosita decantación), por lo que la conformidad se restringe a aquel sector compuesto por jóvenes desconocedores de la verdadera esencia de la franquicia pese a agradecerse enormemente que no se trate de una revisión sino de una continuación y, por ende, una alternativa (aunque desaconsejable) a los repetitivos capítulos de la saga sobre el hombre hacedor de máscaras con rostros humanos (desconociendo si existen otros personajes equiparables es sin duda éste el más icónico).
Los hechos reales en los que se basaba la original (estaba inspirada en los famosos crímenes del asesino en masa Ed Gein dando lugar a la figura de Leatherface, quien tanto en el personaje urdido como en la vida real sufría un retraso mental severo y era condenado a cadena perpetua) apenas se atisban en intrascendentales detalles argumentales, siendo la verdadera intríngulis de la cuestión descubrir algún acierto destacable entre tanto despropósito, pues el ya de por sí desconfiado espectador afronta cerca de noventa minutos en los que el autor no sabe (o al menos eso denota su estrategia visual) aprovechar para nada la opcional versión tridimensional, ya que la tecnología podría haber dado resultados majestuosos con un producto de semejante índole pero en lugar de ello se limita a aproximar la célebre herramienta empleada a modo de arma letal por parte del antagonista (y al mismo tiempo protagonista en la sombra) al público en secuencias cuyo único propósito es el de magnificar una visión que nada convence y mucho decepciona; así, es menester hacer especial hincapié en dicha técnica al tratarse de un complemento titular y, además, las inexactitudes se suceden hasta desembocar en el desenlace menos oportuno que uno pueda conjeturar, amén de no corresponderse con una vertiente actitudinal válida (que alguien mate a tres de los que uno considera sus mejores amigos y simpatizar posteriormente con él por el simple hecho de tratarse de un familiar distante no se antoja precisamente inteligente, mas si la repentina cercanía se torna fuerte admiración y se decide compartir atroces aficiones psicopáticas con el susodicho menos si cabe).
El pequeño pueblo de Newt (la población es de exactamente dos mil trescientos seis habitantes, según indica el cartel de bienvenida) se vengó de la familia Sawyer por haber ocultado los asesinatos cometidos por uno de sus dementes integrantes, Jef, popularmente conocido como Leatherface (o Caracuero e incluso Maníaco de la motosierra, según la zona en la que se pregunte acerca del mismo, en cualquier caso Dan Yeager, quien dota de cierta credibilidad a su personaje con su torpe andar y nula emotividad), quemando la granja que todos ellos ocupaban, pero un bebé sobrevivió gracias a la ayuda (por decirlo de algún modo, pues se lo encontraron en el garaje del emplazamiento y se lo llevaron) de dos de los vigilantes pueblerinos, llevándoselo en secreto y la criándolo como si fuera su propio hijo atribuyéndole el nombre de Heather (Alexandra Daddario, interpretativamente nefasta, como el resto del reparto, a cual peor), la cual en la actualidad todavía se pregunta por qué motivo la parte superior de su seno izquierdo presenta una sugerente cicatriz; mediante un documento fúnebre facilitado por su abogado descubre que una abuela (es curioso que ésta, que no se muestra físicamente en ningún instante, combine gustos pasados y contemporáneos tan desligados como la tenencia de un reproductor de vinilos y un billar) de la que no tenía conocimiento ha fallecido dejándola la herencia de una gran casa que el fideicomiso veneciano prohíbe su venta ocultada tras una frondosa arboleda y protegida por un portón cuya pintada callejera anuncia la hostilidad de la que el clan al que realmente pertenece (en efecto, es entonces cuando descubre que es adoptada y no durante las poco menos de dos décadas de existencia en las que sus criadores la han prestado la más mínima atención), presagio que solo es el comienzo de la revelación de un oscuro secreto proveniente del infierno y residente en el sótano de la morada, de un ser cuya sed de venganza parece no tener desde el mismo momento en el que es liberado por un interesado descuido del refugio en el que permanecía encerrado.
La puesta en escena podría considerarse tan correcta (los apenas ocho millones de dólares presupuestarios se han empleado notablemente, en especial en lo referente a una atmósfera que logra sumergir al espectador en la oscura trama plasmada) como la recurrencia de sobresaltos (la mayoría de desfasada confección, siendo un buen ejemplo de ello la artimaña de la aparición repentina por la espalda de quien se está mirando en el espejo) pero el guión, escrito por el polivalente Adam Marcus (entre sus otras facetas se encuentran las de director, actor, editor, productor y cámara con resultados mayormente nefastos como La conspiración del silencio y la ya lejana aunque no por ello menos insufrible Viernes 13 IX), no alcanza la calidad mínimamente exigida, siendo de hecho una auténtica proeza elaborar una historia tan carente de encanto y carisma, poco resolutiva y totalmente predecible, pudiéndose de la misma destacar exclusivamente la parcial pertinencia de las macabras escenas que inundan la pantalla de sangre; incluso la revisión y la precuela de hace algunos años, que resultaban poco menos que aceptables (ni que decir tiene que la original es una obra maestra y la secuela más que decente) superaban con creces a ésta, un monumental ridículo realizado a desgana (que la base de muchos espantos sea el empleo de fastidiosos estruendos no significa nada bueno) que no aporta absolutamente nada amén del epílogo, una recopilación de pequeños fragmentos de lo sucedido en la entrega genuina que no hace sino tenerla en mente desde el primer segundo y compararla constantemente con la presente, algo que no beneficia precisamente a una propuesta engendrada basándose en un particular asesino en serie sin desarrollar sus provechosas facetas, ni siquiera las que ya fueron exprimidas.
Remontarse mucho tiempo atrás está de más al no resultar las propuestas de entonces tan creíbles aunque posiblemente se antojaran más impactantes que las actuales debido a la ingenuidad visual que por aquel entonces existía, envidiable virginidad sádica que en el siglo veintiuno ha desaparecido por completo al explotarse todos y cada uno de los aspectos componedores del terror más visceral, pero en cualquier caso el sentido de John Luessenhop por el terror queda en entredicho desde su propia concepción, momento en el cual afirma convencer con sus dotes direccionales de los horrores que puede llegar a transmitir la tecnología actual (tan cierto es su sentencia como que el hecho de que no sepa confirmarla); ridiculeces como deducir que alguien ha muerto por el simple hecho de encontrar restos de sangre en el escenario por parte de un oficial de policía, llevar a cabo una peligrosa investigación a distancia mediante una radio retransmitiendo en directo la imagen de los progresos con un dispositivo móvil, considerar como indudable cara humana una máscara de plástico de mala calidad, imploraciones a la justicia bíblica para justificar asesinatos múltiples, mantenencias de linajes uniendo fuerzas brutas pese a no ser más que primos lejanos, lentas huidas subiéndose a una noria (ésta puede que sea la referencia más dilapidaria de todas) y un sinfín de pésimas ocurrencias se suceden cual cómica parodia pero, por desgracia, el producto no está concebido como tal y por ello no merece otra catalogación que la de grotesco.
Daniel Espinosa
Texas chainsaw massacre (David Blue, 2022)
Ficha técnica
Título original: Texas chainsaw massacre 2022 Año: 2022 Nacionalidad: EEUU Duración: 74 min. Género: Suspense, Terror Director: David Blue Guión: Fede Álvarez y Rodo Sayagues Reparto: Sarah Yarkin, Elsie Fisher, Mark Burnham, Moe Dunford, Nell Hudson, Jessica Allain, Olwe Fouere, Jacob Latimore y William Hope
Sinopsis
Cuatro amigos viajan a un remoto pueblo para montar un negocio muy idealista pero su sueño se convierte en una auténtica pesadilla cuando molestan sin querer al desquiciado asesino en serie cuyo sangriento legado sigue acechando a los habitantes del sitio o quienes lo visiten...
Valoración
Lo mejor: la dosis de sadismo prometida se cumple con creces, brindando algunas escenas realmente sangrientas e impactantes que obligarán a más de uno a apartar la mirada de la pantalla; el juego de cámaras del que se vale el director para captar ciertas secuencias de suspense es plausible, situándolas en lugares estratégicos para que el público empatice con unos protagonistas que resultan menos execrables que en otras entregas; la duración permite disfrutar la película sin padecer en exceso sus negatividades, primando la vertiente visual en detrimento de la argumental al elaborarse muy poco.
Lo peor: el nihilismo al que se apela de manera verbal e incesante no se fundamenta en absoluto, aludiéndose la palabra gratuitamente como si no albergara la convicción ideológica que lleva implícita; la historia apenas puede catalogarse de tal desde un punto de vista formal, pues el guión se ha elaborado a base de tópicos del género cual prometedora crítica social que rápidamente se desvanece; el hecho de que todo se reduzca al cómo se antoja algo sumamente trivial, ya que el qué se conoce desde antes de empezar el visionado al no alejarse de los clásicos cánones ya no de la saga sino del mismo séptimo arte.