Título original: Joy ride Año: 2001 Nacionalidad: EEUU Duración: 95 min. Género: Suspense, Terror Director: John Dahl Guión: Clay Tarver Reparto: Paul Walker, Steve Zahn, Leelee Sobieski y Jessica Browman
Sinopsis
Han empezado las vacaciones y un joven está listo para marcharse en coche con la chica de sus sueños, pero sus planes se van al garete...
Valoración
Lo mejor: la retahíla de apodos que asumen los personajes (“caña dulce”, “clavo oxidado”, “niño de mamá”, “oveja negra”...), simple y llanamente, macabramente deliciosa de manera muy elegante y no tan extravagante como pudiera parecer; la interpretación de Paul Walker, una de las mejores que uno recuerda de dicho actor (más allá de coprotagonizar la saga A todo gas junto a Vin Diesel ha firmado muchas otras), permite creer muy naturalmente el sufrimiento que él y sus compañeros padecen; la escena de la habitación del motel es sublime a la par que absorbente, relatando cómo una comicidad puede llegar a desembocar en una tragedia de dimensiones tan épicas como la muerte que el destino tenía deparada para el mencionado figurante.
Lo peor: la segunda parte de la cinta no deslumbra como la primera, es más, parece que la introducción de la fémina que cambia el devenir de la misma repercute de tal forma que, lejos de ayudar a que el espectador reste asombrado por un nuevo aliciente victimista, lo abstrae por completo de la acción; la resolución, entre otras cuestiones, no permite catalogar la obra de imperdible, y es que proponer un desenlace basado en el altruismo menos perspicaz no agradará en demasía a la mayoría; el regreso de cierto aparato al maletero de determinado vehículo después de ser lanzado por la ventana se antoja, cuanto menos, improbable, ya no por el hecho de desear cobrarse represalias hasta ese punto sino por la remota (más bien quimérica) posibilidad de encontrar el objeto en medio de una desértica carretera.