Título original: Us Año: 2019 Nacionalidad: EEUU Duración: 118 min. Género: Suspense, Terror Director: Jordan Peele Guión: Jordan Peele Reparto: Lupita Nyongo, Winston Duke, Evan Alex, Shahadi Wright, Elisabeth Moss, Tim Heidecker, Yahya Abdul, Anna Diop, Noelle Sheldon, Cali Sheldon, Madison Curry, Kara Hayward y Darrel Cherney
Sinopsis
Una mujer vuelve al hogar de su infancia en la costa junto a su marido y sus dos hijos para una idílica escapada veraniega pero, cuando cae la noche, descubren la silueta de cuatro figuras cogidas de la mano...
Valoración
Lo mejor: la habilidad e inteligencia de Jordan Peele para, precedido del enorme éxito cosechado en su debut con la ejemplar Déjame salir (cinta alabada no solo a nivel nacional sino mundial) e influenciado por ella (algunos recursos recuerdan mucho a los de aquella), presentar la horripilante figura de los “doppelgängers” (vocablo alemán para definir el doble fantasmagórico o sosias malvado de una persona viva encubierto aquí bajo la nomenclatura “ligados”) para pivotar sobre ella con el recurrente e inútil afán de enfatizar en la idea de que el peor enemigo de cada cual es uno mismo llegando a hipnotizar por momentos al respetable; la fabulosa recreación de un año muy simbólico (el mil novecientos ochenta y seis), en el cual se produjo cierto movimiento histórico de índole humanitaria de importante repercusión (hasta el gran Michael J. Fox participó en él) pero escaso éxito (la recaudación fue irrisoria) que fundamenta gran parte de la rebelión entre sombras de la esencia misma del mal; la tétrica e increíble sinergia audiovisual lograda mediante la música de Michael Abels y la fotografía de Mike Gioulakis, infundiendo este apartado técnico tantas emociones que definirlas en unas pocas líneas resulta tan complicado (de hecho se precisarían varios tomos para hacerlo convenientemente) como hacer lo propio con las supuestas (resta en entredicho) víctimas, quienes asumen su forzosa lucha por la supervivencia hasta tornarla rápidamente en disfrutable ensañamiento.
Lo peor: la constante e irritante derivación al humor de muchas escenas (en especial aquellas protagonizas por los miembros masculinos de los clanes, siendo el comentario referente a Solo en casa el más inoportuno e insolente de todos) de tensión máxima que, a la postre, se convierten en tan mundanas e hilarantes como el componente macabro; la desfasada e injusta crítica racial que denota, entre otros clasicismos, un sentimiento retrógrada que no tiene cabida en el panorama contemporáneo (ni en ningún otro, pero mucho menos en este con los avances sociales que por suerte se han ido dando con el paso del tiempo); el fraude en la que se traduce el muy ostentoso y nada revolucionario producto de principio (con alusiones numéricas a cierto pasaje bíblico que versa “aquí traigo sobre ellos una calamidad de la que no podrán escapar, y clamarán ante mí, y no los escucharé” al blasfemar contra las santas escrituras en balde) a fin (con un último giro de guión denunciable como pocos al contradecir la inmensa mayoría de las decisiones plasmadas), en resumidas y claras cuentas.