La pasajera (Fernando González y Raúl Cerezo, 2021)
Ficha técnica
Título original: La pasajera Año: 2021 Nacionalidad: España Duración: 90 min. Género: Suspense, Terror Director: Fernando González y Raúl Cerezo Guión: Asier Guerricaechevarría y Javier Félix Reparto: Ramiro Blas, Cecilia Suárez, Paula Gallego y Cristina Alcázar
Sinopsis
Los ocupantes de una furgoneta que transporta a una excursionista herida deben evitar estar a su lado durante el viaje para sobrevivir...
Valoración
Lo mejor: el sentido homenaje que se rinde a la época de los ochenta es sublime, mas aquellos amantes de tan laureada década apreciarán referencias cinéfilas amén de las obvias (Alien, Evil dead, Invasion of the body snatchers o The nun entre ellas) hasta celebrarlas efusivamente; la primacía del concepto analógico (englobando también en el mismo la artesanía de los efectos especiales) es sin duda el mayor acierto de la cinta, rehuyendo del uso digital en prácticamente la totalidad del metraje; la cercanía del equipo responsable traspasa la pantalla, aprovechando la presentación en el marco del Sitges Film Festival para confesar el origen de ella (en esencia nació de una experiencia real al usar una popular aplicación de compartición de vehículo para quienes efectúen el mismo recorrido) así como algunas anécdotas acerca de la grabación que ensalzan todavía más el trabajo.
Lo peor: la introducción de los personajes resulta tan precipitada como el desenlace, percibiéndose en ambos casos (pese a las explicaciones póstumas sobre cierta decapitación doméstica) un escaso rigor narrativo en la línea de una sinopsis oficial que apenas guarda relación con la verdadera intríngulis; la decisión de limitar (casi) íntegramente la banda sonora a la misma melodía se antoja tan patriótica como repetitiva, pues el pasodoble como representativo símbolo merece secundarse hasta la saciedad pero con mesura; el hilo argumental está bien definido pero mal desarrollado, debiéndose esto a la cantidad de géneros (la evolución de una road movie a un body invasion es plausible pero no los destellos de dramatismo teñido de humor negro) que confluyen a lo largo de tan personal producción creándose por consiguiente cuantiosas e insalvables lagunas en el tan notable guión.
Daniel Espinosa
The deep house (Alexandre Bustillo y Julien Maury, 2021)
Ficha técnica
Título original: The deep house Año: 2021 Nacionalidad: Francia Duración: 85 min. Género: Suspense, Terror Director: Alexandre Bustillo y Julien Maury Guión: Alexandre Bustillo, Julien David, Julien Maury y Rachel Parker Reparto: James Jagger y Camille Rowe
Sinopsis
Una pareja que viaja a tierras francesas para explorar una casa submarina y compartir sus hallazgos en las redes sociales sufre un cambio de planes cuando ingresa al interior de una morada hundida...
Valoración
Lo mejor: el atrevimiento de la dupla direccional es incuestionable pese a la controversia que ello pueda causar, decidiendo alejarse por completo de los cánones comerciales para ofrecer un producto genuino e intimista en cuanto a puesta en escena se refiere; el set de rodaje utilizado no se puede catalogar sino de majestuoso, siendo toda una incógnita cómo diantres se habrá logrado recrear semejante proeza visual en unas profundidades acuosas como las que se observan en la cinta; la tensión sostenida a partir del ecuador es sobresaliente, provocando que uno no sea capaz de retirar la mirada de la pantalla ni un segundo pese al sosegado ritmo desde una perspectiva imparcial.
Lo peor: la aproximación al clásico subgénero de las casas encantadas no trasciende del mero plano anécdotico, aprovechándose muy superficialmente el entramado subyacente al incidirse escasamente en el mismo; el método de grabación elegido para la ocasión funciona a las mil maravillas para infundir el claustrofóbico desasosiego deseado, aunque la cámara subjetiva se torna tremendamente tediosa en los compases finales al primar un frenetismo que impide el correcto seguimiento de la acción; el cambio de registro de los autores no resulta tan satisfactorio como se presuponía juzgando sus flamantes anteriores incursiones, firmando la dupla uno de sus peores trabajos.
Daniel Espinosa
Witch hunt (Elle Callahan, 2021)
Ficha técnica
Título original: Witch hunt Año: 2021 Nacionalidad: EEUU Duración: 92 min. Género: Suspense, Terror Director: Elle Callahan Guión: Elle Callahan Reparto: Elizabeth Mitchell, Gideon Adlon, Ashley Bell, Abigail Cowen, Christian Camargo, Lulu Antariksa, Assaf Cohen, Anna Barlow, Bella Shepard, Cameron Crovetti, Treva Eti, Nicholas Crovetti y Regi Davis
Sinopsis
Una adolescente debe enfrentarse a sus propios demonios y prejuicios mientras ayuda a dos extrañas a evitar a las fuerzas de la autoridad...
Valoración
Lo mejor: el homenaje explícito a Thelma & Louis es tan curioso como oportuno, dejando a la imaginación de cada cual el final aunque se facilitan suficientes herramientas para creer firmemente en la opción positiva de las dos viables; la revisión que la autora plantea sobre la confrontación de aquello desconocido (la figura teóricamente amenazante sobre la que pivota la película no deja de serlo) es original e interesante, bebiendo de cintas como Constantine (investigador) o La monja (sombras) para trascender del mero sobresalto infundamentado; la empatía que despiertan las intérpretes es enorme (en gran medida al exprimir el acoso que padecen sin descuidar el realismo que dicho rol demanda para no percibirse una exagerada labor), logrando un trabajo coral digno de mención pese a las obviedades tornadas personajes.
Lo peor: el undécimo sacramento (al que se hace alusión expresa) apenas se exprime, sirviendo de contexto argumento sin otro particular adicional (amén de sustentar la práctica de una serie de pruebas que remueven algo más que el estómago al evidenciar la crueldad que antaño se imponía) de entre los que podrían aludirse; el desarrollo del filme es dispar en cuanto a ritmo se refiere, alternándose compases de intenso entretenimiento con otros de desesperante parsimonia provocando que el espectador no termine de mimetizarse con la historia; el desenlace (así como varios giros supuestamente inesperados) no sorprende en absoluto, intuyéndose o directamente conociéndose desde poco después del ecuador al mostrarse demasiado las justificaciones que a la postre derivan en el susodicho.
Daniel Espinosa
Las horas muertas (Jorge Caneda, 2020)
Samuel e Izan viven aislados en una casa al borde del acantilado... hace años que no ven un infectado de cerca... el anciano, testigo del mundo previo al apocalipsis climático que estalló hace décadas, está obsesionado con sobrevivir lejos de los zombis y de los humanos... a diario lucha contra las inquietudes de su nieto, quien ansía saber qué habrá más allá de las estacas que los protegen... la rutina diaria se rompe cuando Samuel lleva por primera vez al joven a explorar un pueblo... allí encontrarán un sucio cuaderno con un extraño mensaje...
Valoración
Cuán meritorio es patentar un producto aparentando seguir los cánones preestablecidos logrando tornarlos impredecibles, mas la ocasión que ocupa despierta muchas otras sensaciones (la mayoría de ellas positivas) a cada cual más estremecedora (aclarar el adjetivo sería demasiado revelador) que la anterior; conviene advertir que, pese a la extensa introducción oficial, aquel que piense que la sorpresa no tiene cabida está muy equivocado porque, de hecho, es prácticamente imposible imaginar hacia dónde deriva una teórica plácida existencia.
Según el propio autor el libro “era un thriller con una trama diferente y con más personajes donde se mezclaban política, milicia, sentimientos y desamores... demasiado para cuando escribes sin brújula”; no obstante, “encontré un mapa para esta historia... Samuel, Izan y la casa es lo único que se conserva en esta novela de aquel primer borrador”, y así, merced a la ayuda de personas como las que se mencionan en agradecimiento (su hermano Javier, Rafael Pontes, Cha Eun y Alexia Jorques), se publicó el producto objeto de esta reseña.
Con la reveladora frase “los zombis nos salvaron... nos hubiéramos destruido tarde o temprano... por ello deben seguir ahí” comienza una novela que hará las delicias no solo de los acérrimos seguidores de la temática sino de los amantes de las buenas tramas al no sobreexponerse la misma; rehuyendo por completo de los típicos cánones preestablecidos, la historia va dirigida hacia el aprendizaje tomando como eje central la melancolía (sin pecar de dramatismo) de aquello que se fue y jamás volverá en una sociedad postapocalíptica.
La subdivisión por partes (y estas a su vez en capítulos que se fragmentan en episodios), con reminiscencias de un pasado en el que también abundaba la precariedad (no material sino afectiva) al prevalecer la superficialidad, cautiva a través de un fantástico (figurada y literalmente) e imprevisible devenir que congratulará a un amplio abanico de consumidores; el trasfondo ecologista casa a la perfección con el cúmulo de consideraciones brindadas (sin ir más lejos se tilda a un tocadiscos de tesoro y a la lectura de regalo) con innata maestría.
Que nadie espere frenéticos enfrentamientos ni continuos ataques de caminantes (he aquí el tributo de rigor a la serie más laureada de los últimos tiempos englobada en el campo que ocupa), pues prima un ritmo pausado para ir asimilando lo narrado, optándose por concienciar en lugar de aterrar; no obstante, encontrar el momento propicio para tomarse un descanso se antoja arduo complicado, y es que la adicción que genera solo es equiparable a la emotividad que alcanzan algunos impases beneficiados por un desarrollo repleto de inusuales virtudes.
Se trata de una revisión del género zombie plausible de principio (con un inicio que absorbe los sentidos sin remedio) a fin (con un coherente desenlace alejado de clichés) que pivota sobre las relaciones humanas (en el más amplio sentido de expresión); tal vez no agrade a los más puritanos por la (ínfima) cantidad de frentes abiertos que restan al término de la lectura (puede que una continuación solventara dicha sensación de parcial ingratitud), pero en dicha decisión reside un poderoso argumento al que cada cual seguro atribuirá un valor u otro.
Así pues, solo resta recomendar a propios y extraños a que adquieran un ejemplar (ya sea para poseerlo o regalarlo), pues por todo lo expuesto (y muchos otros alegatos omitidos para no eternizar la presente crónica) no tiene cabida la decepción; estas últimas palabras no pueden ir destinadas sino al responsable de la obra, quien muy gentilmente ha facilitado a un servidor una copia de la misma para llevar a cabo la colaboración, cavando así su particular tumba en este espacio cultural que se enorgullece enormemente de su generosidad.
