Título original: El día de la bestia Año: 1995 Nacionalidad: España Duración: 97 min. Género: Comedia, Suspense Director: Álex de la Iglesia Guión: Álex de la Iglesia Reparto: Álex Angulo, Santiago Segura, Armando Razza, María Grazia, Terele Pávez, Saturnino García, Nathalie Seseña, Jimmy Barnatan, Jaime Blancherer, Antonio Dechent, Gran Wyoming y Manuel Tallafé
Sinopsis
Un sacerdote cree haber descifrado un apocalíptico mensaje secreto...
Valoración
Lo mejor: el elenco (formado por actores de lujo) borda (cómo no) su cometido, dotando a las encarnaciones de un carisma tan singular como el guión en el que el protagonista absoluto es un siervo de dios (catedrático de teología para ser más precisos) que parece obedecer al mismo anticristo atentando contra el prójimo en cuanto tiene oportunidad de ello bajo el lema “tengo que acostumbrarme a hacer el mal” con un propósito sumamente trascendental; la escena del letrero (otrora la marca de bebidas Shweppes presidia orgullosa cierto emblemático edificio) es demencial (así como desternillante e intensa), siendo junto al falso programa de videncia (o correctamente expresado de investigación de lo oculto) el mayor ejemplo de imaginación argumental citable; el inconfundible sello personal del director, quien siempre arriesga con excelentes resultados firmando aquí un clásico del cine patrio que envejece (ahora en calidad 4K) mejor que el vino.
Lo peor: la constante parodia religiosa puede no agradar a los confesos devotos (sin duda considerarán un sacrilegio dudar de si Nostradamus era un profeta o un poeta e intentarán obviar la clarividencia en la simbología del criptograma que propicia todo cuanto ocurre), conviniendo aconsejarles no proceder al visionado en aras de evitar disgustos anunciados e innecesarios; la cantidad de personajes secundarios que desfilan por la pantalla llega a saturar los sentidos, pues aunque prácticamente ninguno goza de suficiente relevancia como para destacarlo sí lo hace en conjunto de una parcial que merece la atención íntegra del espectador; el último tercio de metraje es caótico, con una sucesión se situaciones absurdas e inteligentes a partes iguales que no termina de exponerse con la perspicacia (muestra de ello es la resolución que se da a la subtrama del violento grupo civil Limpia Madrid) hasta entonces divisada sin apenas fisuras.
Daniel Espinosa
Realidad virtual (Hernán Findling, 2021)
Ficha técnica
Título original: Realidad virtual Año: 2021 Nacionalidad: Argentina Duración: 84 min. Género: Suspense, Terror Director: Hernán Findling Guión: Hernán Findling y Lourdes Prado Reparto: Federico Bal, Christian Sancho, Guillermo Berthold, César Bordón, Santiago Magariños, Sofía Tuffostrem y Francisco González
Sinopsis
Una joven que acaba de terminar de filmar una película de terror dirigida por un director arrogante que busca junto a su productor el éxito a toda costa convoca al equipo a ver el primer corte del filme...
Valoración
Lo mejor: el ejercicio de metacine que propone el director es sensacional, haciendo cómplice al público en no pocos impases (sobre todo en la escena postcréditos) para que este forme parte de la obra; el cúmulo de ideas subyacentes es formidable (en especial el programa de inteligencia artificial), materializándose explícitamente pocas pero con la suficiente solvencia como para despertar curiosidad e interés al transformar el slasher de corte clásico en uno adaptado a las nuevas generaciones mefistofélico pacto mediante; la calidad de los efectos (omitiendo aquellos digitales como determinado salto) es notable, mas siempre atendiendo al humilde presupuesto para filmar la producción.
Lo peor: la leyenda del villano celta (con múscia regional incluida) no se desarrolla lo más mínimo, introduciéndose en la historia para ejercer de enviado del infierno sin profundizar en las motivaciones u orígenes del mismo; el ritmo es demasiado pausado hasta el ecuador, momento en el cual se empieza a consumar la máxima (pronunciada reiteradas veces) de que el éxito requiere sacrificios tras una mitad que invita al sopor; el nivel interpretativo es bastante deficiente (a pesar del empeño que el reparto denota), no logrando que el espectador empatice con ningún personaje a excepción de diferentes segmentos alternos en los que se descuida la pésima sobreactuación en virtud de la naturalidad.
Daniel Espinosa The boy behind the door (David Charbonier y Justin Powell, 2021)
Ficha técnica
Título original: The boy behind the door Año: 2021 Nacionalidad: EEUU Duración: 84 min. Género: Suspense, Terror Director: David Charbonier y Justin Powell Guión: David Charbonier y Justin Powell Reparto: Lonnie Chavis, Ezra Dewey, Kristin Bauer y Micah Hauptman
Sinopsis
Dos amigos son encerrados en una extraña casa en mitad de la nada...
Valoración
Lo mejor: el apartado audiovisual es magnífico, convergiendo sonidos ambientales (además de una exquisita selección de pistas musicales) e imágenes angustiosas (a destacar la del maletero por no citar las que acontecen en la mayoría de estancias de la casa) con una soberbia fotografía digna del mejor cine de género en esta ópera prima que firmarían célebres realizadores en la cúspide de su carrera; la decisión de no mostrar el rostro del antagonista en ningún momento hasta superado el ecuador (tornándose entonces una experiencia visceral) contradiciendo la actual tendencia de hacerlo incluso desde el adelanto promocional previo al estreno es loable, mas la gran coordinación interpretativa (amén de las propias actuaciones) de los jóvenes talentos (Bobby y Kevin son nombres ficticios que el público recordará tiempo) que abanderan el sentido de la amistad (“hasta el final”) consigue que uno se olvide por completo del resto de personajes; la sensación (desde el primer segundo) de estar visionando un producto realmente memorable genera entusiasmo, confirmándose a medida que avanzan los minutos hasta resultar evidente que se trata de una obra sin concesiones (apenas se permite respirar al espectador) ni exageraciones (prácticamente todo es sumamente verosímil) cuyo trepidante ritmo no decae un ápice tras su grácil tercio de apertura.
Lo peor: el inicio conmemora (en esencia) a la majestuosa Martyrs (pese a que la referencia por excelencia es el tributo que se rinde a la mítica El resplandor), pudiendo inducir a prematuros errores de lectura para quienes no logren concebir el trabajo como uno totalmente independiente a ella con entidad propia suficiente como para distanciarse de los cánones preestablecidos; el desenlace se antoja un tanto decepcionante por la banalidad con la que se concibe (sorprende que así sea tras contemplar formidables planos estratégicos e impresionantes giros de guión), siendo este junto a la previsibilidad de los elementos plasmados (se van desvelando tan explícitamente que impide ejercitar la imaginación de cada cual) con atisbos de pseudocomedia (justifican semejante afirmación las ocurrencias tales como la conducción novel, el teléfono doméstico o el táser oficial) que enturbian levemente la sutil e imponente manera de (re)tratar el repugnante e indignante tema sobre el que pivota la trama; la (casi) seguridad de que la cinta no gozará de la repercusión que merece aun convirtiéndose en una de las favoritas de muchos, pues obviando los pormenores detallados lo cierto es que la labor del equipo que ha posibilitado la filmación de la pieza cosecharán consecuentemente multitudinarias ovaciones allá donde se exhiba.
Daniel Espinosa
Asesinato en la Mansión Cthulhu (Giggle Akiguchi, 2021)
Una médium aparece sin vida en el sótano de una tétrica mansión...
Valoración
La introducción (debidamente modificada para preservar el misterio) versa “tras realizar una sesión de espiritismo en una antigua mansión la médium encargada de establecer contacto con el más allá aparece muerta en el sótano del edificio..., ¿tendrán algo que ver las extrañas leyendas acerca de monstruos capaces de controlar al ser humano que aún se transmiten en la región?”; el trasfondo obedece a una metodología en la que el respetable encarna al elenco de la trama (entre él el asesino) debiendo entablar productivas conversaciones con el resto para dilucidar los menesteres previamente asignados al tiempo que intenta consumar varios objetivos individuales a pequeña escala.
La historia se irá conociendo a medida que se sucedan las fases (de deducción, investigación, votación y acción en riguroso orden) hasta culminar en un épico desenlace (es esencial que el oportuno volumen permanezca cerrado hasta que se indique su apertura) que entusiasmará especialmente a los seguidores de la entidad cósmica patentada por el célebre escritor Howard Phillips Lovercaft por lo lógico e imprevisible que resulta; la línea “Mystery Party in the Box series” se inicia con tan plausible título de nivel uno sobre tres, prometiendo grandes experiencias futuras a juzgar por esta primera entrega que colmará cualquier exigencia preconcebida al fascinar de principio a fin.
Elcontenido lo conforman 64 cartas (de advertencia, habitación, pista, reverso, sótano y torre amén de cuatro puramente publicitarias), 40 marcadores (con el flamante logotipo en ambas caras) y 10 libretos (todos de ambientación excepto uno de resolución), estos últimos el reclamo por excelencia de tan cooperativa y estratégica ocasión; el manualestá en perfecto español, leyéndose las especificaciones (que no son precisamente pocas) sin equívocos merced a una traducción de los textos originales (conviene señalar que es el japonés, idioma omnipresente en un contenedor que luce realmente espléndido como pocos cual pieza de coleccionista) tan profesional como explícita.
Los personajes son los sospechosos del crimen perpetrado (“el ayudante de la médium”, “el chófer”, “el marido”, “el profesor”, “el señor”, “la esposa”, “la hija adoptiva”, “la periodista” y “la pintora”, desvelándose fugazmente en primicia algunos de ellos para empezar a conjeturar) con sus respectivos atributos (e incluso habilidades y características versátiles según se guarden correctamente los secretos al compartir la información pública); la duraciónestimada es de ciento veinte minutos (obviando ambigüedades que necesitan consensos), incrementándose ostensiblemente si se decide ir avanzando pausadamente para deleitarse minuciosamente con cada pormenor.
Los jugadores que pueden participar son de siete a nueve, comprometiendo inmensamente la partida el hecho de obligar a reunirse a tantas personas al unísono (una modalidad para menos enriquecería la obra pero la viabilidad de ello es cuanto menos discutible a tenor de la dinámica impuesta y llevar a cabo un cenáculo virtual es una cómoda alternativa mediante compras por separado o la transmisión de archivos digitalizados); la edad mínima recomendada es de quince años, si bien es aconsejable la compañía de adultos en una compleja aventura de roles ocultos repleta de giros argumentales e inadvertidos matices que dictaminarán el éxito póstumo del conjunto.
El tamaño de la caja es considerable (concretamente veinticinco centímetros de anchura por treinta y tres de altura y cinco de grosor redondeando al alza), lo cual dificulta su portación pero enfatiza la espectacularidad de la puesta en escena (asombra cuán formidable es invitar a que la interpretación sea el epicentro de todo), ya que las dimensiones están directamente relacionadas con los elementos que alberga (cabe indicar que el almacenamiento al destroquelarlos o desprecintarlos no es sencillo al prescindir de compartimentos); el precio oficial de venta al público se traduce en un desembolso que algunos considerarán excesivo pero en absoluto lo es analizándolo.
El responsable es Giggle Akiguchi para la firma nipona Cosaic, aunque en territorio patrio ha sido Pak Gallego quien ha adquirido los derechos del trabajo para GDM Games en la enésima demostración de devoción e implicación con un sector ávido de propuestas como la que ocupa, rebosante de rigurosidad narrativa e imaginación conceptual; elcatálogo de la editorial abarca decenas de genuinos e imprescindibles lanzamientos, pero trayendo a colación los que se aluden explícitamente en el interior aquí se citará las sagas “Sherlock” e “Instacrime”, sendas geniales creaciones reseñadas en esta página en su extensa (entre una y otra superan la veintena de casos) totalidad.