Título original: Cargo Año: 2017 Nacionalidad: Australia Duración: 99 min. Género: Drama, Suspense Director: Ben Howling y Yolanda Ramke Guión: Yolanda Ramke Reparto: Martin Freeman, Anthony Hayes, Caren Pistorius, Susie Porter, Kris Quade, Natasha Wanganeen, Simone Landers y David Gul
Sinopsis
Un hombre que trata de sobrevivir a una virulenta pandemia atraviesa los parajes más salvajes en busca de alguien que cuide de su hija...
Valoración
Lo mejor: la fotografía de Geoffrey Simpson es, sin duda, el mejor alegato atribuible a un título sumamente frívolo, captándose al menos a través de él la peligrosidad del entorno (no por cuestiones textuales sino situacionales, ya que no es el guión el que lo infunde sino el semidesértico territorio australiano); el emotivo último sacrificio de un padre que, superado por las fatídicas circunstancias (propiciadas en gran medida por él por la falta de comunicación conyugal), se rinde ante la triste realidad que está a punto de apoderarse de su ser, una de las pocas escenas verdaderamente conmovedoras; la cuenta atrás que experimenta el espectador junto al protagonista es, a intervalos, emocionante, mas cuantos más minutos transcurren la misma se desvanece entre falsas moralidades e intrascendentales heroicidades hasta antojarse tan errónea como la decisión por parte de los autores de englobar la cinta en el subgénero de los no muertos y desdibujar la esencia de tan horripilante y popular figura sin pudor (la metodología de hivernación en busca de oscuridad total es especialmente lamentable).
Lo peor: la introducción de una tribu indígena en la trama (y no de cualquier manera, pues cobra una relevancia más que notable en el devenir de ésta) evidencia la falta de ideas de unos directores que, sin embargo, consiguieron firmar una pieza (homónima, allá por el dos mil tres) más que aconsejable; la nula presencia de insectos en determinado barco cuando el medio es el más propicio que uno pueda imaginar (por todos es sabido que la humedad invita a la presencia de tan molestos parásitos y más si el paisaje es pantanoso), uno de tantos descuidos que hacen de esta propuesta original de Netflix el enésimo intento de dicha plataforma de ofrecer algo realmente sorprendente sin lograrlo; el nivel interpretativo del reparto deja mucho que desear, transitando las aportaciones actores entre lo algo mediocre (Anthony Hayes no suscita animadversión sino desidia) y lo muy mundano (Martin Freeman no alcanza la empatía codiciada en ningún momento).