Título original: # Real movie
Año: 2013
Nacionalidad: España
Duración: 58 min.
Género: Drama, Suspense
Director: Pablo Maqueda
Guión: Eva Llorach, Pablo Maqueda y Rocío León
Reparto: Eva Llorach y Rocío León
Sinopsis
Una estrella del cine español dispone de pocos minutos para rescatar a su hermana mientras un sinfín de cámaras graban todos sus pasos.
Crítica
Pablo Maqueda, el responsable de una de las mejores películas de corte independiente del año (Manic pixie dream girl, una magnífica representante, al igual que Obra 67, de lo que puede llegar a dar de sí el movimiento #LittleSecretFilm basado en la promoción de proyectos filmados en un máximo de veinticuatro horas con medios limitados en los que se premia sobre todo la ejecución e imaginación, en el cual también se engloba el presente metraje), viene avalado por haber logrado (entre otras cosas) un hito con la citada cinta, sentar cátedra y confirmar a Rocío León (la actriz protagonista de la misma) como una de las mejores intérpretes dramáticas del país patrio, algo que lo convirtió, sin duda alguna, en un autor muy a tener en cuenta; puede que el anuncio de # Real movie no se antojara particularmente estimulante en un primer momento, pero el resultado es indudablemente peor al imaginable en el peor de los casos al ser incapaz de sobrevivir a todas las promesas que prometía (es difícil hacerlo cuando la presión por finalizar el trabajo es tan mayúsculo), desarrollándose de un modo más artístico (por otro lado poco novedoso, pues la serie televisiva Black mirror hacía gala precisamente de esa estrategia plasmadora) que certero aunque, eso sí, de rigurosa actualidad (el poder del ciberespacio y el peligro que comporta el conocimiento de los múltiples innumerables de las herramientas informáticas se dibujan con clarividente juicio y tino).
La red social Twitter se imprime sobre la pantalla (en sentido literal, pues aparecen los mensajes que van intercambiándose las protagonistas) para dotar a la historia de un punto cibernético y la estructura de creación virtual de textos para hacer lo propio con el esqueleto narrativo, pero los retos propuestos no generan interés (en gran parte porque el equipo actoral cumple con su cometido sin entregarse en demasía), la trama se presume aborrecible tempranamente (observando que la duración tan siquiera alcanza la hora es un error mayúsculo, agradeciéndose enormemente que no se haya alargado inútilmente sin otro propósito que el de sumar minutos) y, lo que es peor, no aportada nada (ni nuevo ni tan siquiera recurrente); las sensacionales animaciones que acompañan a los títulos de apertura son una delicia, al igual que el cúmulo de referencias (Pina Bausch, Pedro Almodóvar, Michael Haneke... ninguna tratada de ocultar pese a compartir la poca explotación que sugieren y aproximarse a la necesaria denuncia en los particulares de Gothika y Hable con ella por la irrespetuosidad que destilan) y las composiciones sonoras (a cargo del propio autor, llamativas y adecuadas a las secuencias a las que acompañan) pero que ello sostenga los más bien débiles cimientos de un thriller psicológico de escasa intensidad es, obviamente, inviable, algo posiblemente atribuirle al manifiesto de diez normas (las que dicta el proyecto de Calle 13 anteriormente citado para promover el cine de género buscando calidad amparada en un bajo presupuesto, todo un reto para el realizador que asuma dichas imposiciones) en el que ingratamente se circunscribe.
El éxito de Eva (Eva Llorach, intermitentemente natural) ha gozado de un meteórico ascenso desde que se instaló en Los Ángeles para retomar su carrera de actriz, reconversión a la que se vio obligada a raíz de que fuera repudiada de la compañía de baile propiedad de su familia después de que su madre especificara en su testamento que el negocio debía permanecer íntegramente en disposición de Rocío (Rocío León, alguien que simula derrumbarse y no derrama una sola lágrima no puede ser creíble), a la cual no ve desde hace cinco largos años (éste período se presupone pactado al intuirse un secreto para conseguir más fama ambas); nominada a un sinfín de galardones y ganadora de tres premios Goya, la celebridad regresa a tierras españolas para rendir un sentido tributo a la que fue una de las grandes figuras de la danza contemporánea volcando toda su fuerza en ésta su pasión, su ascendiente femenina, mediante una nueva coreografía que repasa exhaustivamente la trayectoria de la misma con homenajes a sus bailes más conocidos hasta que una parálisis cerebral acabó con su agitada vida (de hecho se suicidó tras firmar la considerada como su mejor legado artístico, tal y como ella misma prometió días antes de fallecer).
La musa de Pablo Viluesa (un director imaginario que se presente como un revolucionario dentro del séptimo arte) pronto descubre que su hermana está encerrada en un zulo controlada por un misterioso secuestrador que asegura ser inofensivo siempre y cuando se respeten (y transcriban al tiempo que se cumplen) sus reglas, afirmando conocer su terrible secreto (no se especifica cual es pero es evidente que está relacionado con el acuerdo anteriormente mencionado y cierto envío postal y es que, tanto en formato físico con las cartas como en virtual con los correos electrónicos, todas las conversaciones quedan registradas y pueden llegar a conseguirse si se cuenta con los medios necesarios); así, deberá interpretar el papel más importante de su vida si desea salvarla en una película en tiempo real comunicándose con la gente por internet y superar cinco pruebas, llegar a la mayor brevedad posible a la intersección que une Gran Vía con Fuencarral (desconectar la bomba situada en la parte inferior de una cabina telefónica es la complementación inicialmente desconocida), preguntar a sus seguidores de redes sociales un acertijo (un tanto pésimo al depender de la apreciación de una letra el triunfo), llorar al improvisar un monólogo dramático publicando online el vídeo (la teoría del punto fijo como metodología emotiva cabría destacarla), encontrar y fotografiar un explosivo en determinada arquitectura madrileña (tal vez convenga esclarecer que la capital patria es la ciudad en la que transcurre la historia) y transitar por la calle hasta subirse a una limusina sin que nadie la reconozca (la popularidad es siempre un arma de doble filo), una tortura contrarreloj (también para el espectador) de ardua superación.
La ambientación, la música y el manejo de las últimas tecnologías guardan una buena armonía en ésta película que, sin embargo, no puede llegar a apasionar en ningún caso (es axiomático que las preferencias de Pablo Maqueda no pasan por amar el género del thriller y se siente más cómodo en el dramático), consiguiendo desesperar por el nulo sentido del dinamismo que presenta, percibiéndose más como un ejercicio de aguante en aras de obtener una gratificación final (sin darse) que como un disfrute general del producto; el desigual e infructuoso ritmo (que la acción esté entrelazada con recuerdos de aprendizajes pasados que emplean las tragedias para exprimir supuestos talentos no funciona debidamente) y la nefasta ejecución de una prometedora premisa (la alternativa entre imágenes en blanco y negro representando agonía y desesperación y color patentando el abanico de situaciones debiera haberse tratado de distinta forma para ello) son los grandes errores de # Real movie, pero que tan siquiera la intríngulis argumental se resuelva buenamente (sin ir más lejos esa especie de pantomima orgásmica inicial y la huida final en un bosque no mostrado anteriormente) es sencillamente inexcusable, restando el deseo de que una segunda entrega (el desenlace justificaría dicha posible secuela) no vea la luz.