All hallows eve 19-03-2024 07:30 (UTC)
   
 

All hallows eve
(Damien Leone, 2013)


All hallows eve




Ficha técnica


Título original:
All hallows eve
Año:
2013
Nacionalidad:
EEUU
Duración:
78 min.
Género:
Suspense, Terror
Director:
Damien Leone
Guión:
Damien Leone
Reparto:
Katie Maguire, Mike Giannelli, Catherine Callahan, Marie Maser, Kayla Lian, Cole Mathewson, Sydney Freihofer y Michael Chmiel


Sinopsis


Mientras cuida a dos niños durante la noche de Halloween, una niñera encuentra una vieja cinta de vídeo en un saco de golosinas infantil; en ella se cuentan tres historias de terror conectadas por un payaso asesino...



Crítica


Muchas han sido las producciones que se han encargado de mantener muy vivo el espíritu del cine ochentero, no desapareciendo nunca del panorama cinematográfico gracias, en gran medida, a estos tributos que ven la luz anualidad tras temporada, encargados de recordar que sigue siendo igual o más válido que el que le precedió en cualquiera de sus vertientes (por no compararlo con el contemporáneo, ridículo como poco por norma general), películas consideradas próximas a la serie b que suponen un auténtico regalo para los amantes de los clásicos, quienes disfrutan tremendamente de ellas al no contener espectaculares efectos especiales pero sí un contenido poco pretencioso y directo, sin necesidad de introducir elementos banales ni situaciones aborrecibles (aunque no sea equiparable sí suele ser sintomática la duración total, no debiendo superar los noventa minutos en ningún caso para cumplir este requisito secundario); All hallows eve es uno de esos comentados trabajos que facilitan las reminiscencias a la citada época dorada del terror, un filme que pese a tener complicada su difusión más allá del territorio de procedencia (el estadounidense, cuál sino, en el cual se estrenó en formato doméstico pocos meses atrás) a causa de la nefasta situación que actualmente obliga a descartar la distribución internacional de piezas de semejante índole en contraposición a la de otros sectores como el del videojuego (sin ir más lejos, en plena crisis, el español se ha posicionado en dos mil trece en el cuarto puesto con más de ochocientos millones de euros de ganancias) no tiene nada que envidiar a obras como Truco o trato y puede (tal vez exagerando un poco) que Halloween aun presentado un estilo independiente mucho más acentuado que en éstas, sin olvidar ofrecer convincente crueldad y alabable plasticidad visual (la cantidad de sangre no es excesiva sino justa y los apartados son puramente artesanales) teniendo en cuenta, evidente y oportunamente, el humilde origen de la propuesta, cuya infinita tensión es el mejor de sus, ni mucho menos pocos, positivismos.


La antología, que supone el primer largometraje dirigido y escrito por el hasta ahora especialista en corolarios virtuales generados por ordenador Damien Leone, sigue perfectamente las reglas estipuladas que este tipo de trabajos deben mantener intactas para ser efectivos, preocupándose por las historias alternas y poniendo especial atención en el hilo conductor que las liga entre sí (a pesar de compartir fehacientemente un único elemento, la adecuación entre ellas es tan perspicaz como en la tan desconocida como recomendable declaración de falsas apariencias Amusement de John Simpson) para que el resultado sea convincente y le dé sentido al conjunto aun siendo relativamente sencillo, lo cual, aunado al logro de crear a uno de los personajes más tétricos de todos los tiempos (surgido de la más angustiosa pesadilla engancha o aterra, dependiendo del caso particular de cada cual) y unas actuaciones que, sin asombrar en desmesura, son más que aceptables (resaltar a Mike Giannelli como el flamante antagonista del filme no es opcional sino obligatorio, pues sin decir una sola palabra y con múltiples expresiones faciales se configura como un digno postulante a convertirse en uno de las creaciones de culto más recordables); conviene, respetando la exigida objetividad, señalar tanto las claves positivas como negativas del filme, y ya habiendo mencionado las primeras es el turno de las segundas que, amén de la obvia carencia de alta calidad audiovisual y la irregular labor de maquillaje (algunas criaturas lucen bastante pobres pero otras salvan este aspecto con matrícula de honor sin grandes alardes, con una imagen perfecta, simple pero eficaz, que no permite dudar acerca de la infernal naturaleza de los mismos inclusive cuando realizan actos cómicos), se circunscriben en un plano sustancialmente personal como la estética de vieja escuela que se plasma desde los créditos iniciales hasta el desenlace mismo, lleno de tonalidades características del período al que rinde homenaje, pudiéndose considerar para algunos ineptos un hecho desfasadamente inapropiado, al igual que la selección de la banda sonora (a cargo de Noir Deco) y la alternancia entre las tramas a desarrollar y las reacciones de quienes la visionan (un tedioso recurso que, sin embargo, contrarresta el clasicismo de otros aspectos, tales como la tenebrosa puesta en escena y la macabra estética).


A falta de veinte minutos para que lleguen las veintitrés de la noche de Halloween (para ser tan preciso únicamente es necesario estar mínimamente atento al mencionarse que la hora en cuestión es la marcada como la oportuna para marcharse a la cama) Sarah (Katie Maguire, preciosa y precisa a partes iguales), una niñera que está cuidando a los (no tan) pequeños (los diez años que los mismos dicen tener se antojan pocos) Timmy y su hermana Tia (Cole Mathewson y Sydney Freihofer, ambos perfectamente inmersos en sus poco exigentes papeles) decide reproducir la cinta V/H/S (en efecto, un formato tan caduco como últimamente recurrido) que descubre en la bolsa de la cosecha de golosinas sin etiqueta alguna que indique qué contiene, misterio que se convierte rápidamente en estupor cuando da inicio la tríada fílmica (es decir, una serie de vídeos (concretamente tres obras de corta duración con equiparable intensidad) cuya conexión no es otra que la de la aterradora figura de un payaso (más bien un mimo, pues la atracción más graciosa de un circo, de físico sospechosamente análogo al del sensacional cortometraje Alastor de Rafa Dengrà, que no hable sería más bien esto segundo), cobrando paulatino realismo la ficci
ón en la que se supone su existencia; el primero de ellos recoge las andanzas de una joven ubicada en una estación de tren presuntamente abandonada que se ve sorprendida por el citado maníaco (el escalofrío lo produce tanto su presencia como su inseparable bocina) cuando se ve secuestrada y encadenada a la vía de una línea que parece seguir en funcionamiento, no siendo ni mucho menos la única en esa situación, un lugar plagado de engendros demoníacos (parecidos a los de las diversas entregas del tremendamente adictivo juego interactivo “Atmosfear”) ansiosos por amputar las extremidades de sus, por decirlo de una manera poco explícita, invitadas destinadas a convertirse en indefensas víctimas de un extraño ritual a través del cual el diablo pretende manifestarse  (la relación entre ésta y las demás raptadas no se aprovecha en demasía más allá de una mínima colaboración de supervivencia pero lo realmente importante es la creación de un claustrofóbico espacio y ello se logra con tremenda laboriosidad).

El segundo capítulo se centra en una mujer de color cuya mudanza a una casa tranquila, sin ruido alguno, es cuanto menos inquietante debido a un cuadro inspirado en un estremecedor ser (éste se muestra en los últimos compases), mas cuando una nave aterriza junto a la morada y un fallo eléctrico tiene lugar (a nadie en su sano juicio se le ocurriría investigar en la penumbra un emplazamiento desconocido pero ésta lo hace decidida, pareciendo buscar problemas más que respuestas) la incertidumbre se apodera de ella, un sentimiento que crece sin mesura hasta que uno de los alienígenas, de aspecto jocoso, cuasi burlesco (más que extraterrestres son submarinistas), decide emplear la tecnología avanzada de la que está dotado (ni más ni menos que la emisión de un estridente e insoportable pitido que delata a la desesperada propietaria en sus diferentes escondites) para convertir la noche en una tan oscura (ambiental y luminiscentemente) como fatalista, dándose todos los requisitos para hallar una sufrida muerte (la invasión se antoja una mediocre excusa para plasmar la ancestralmente conocida travesura, en su vertiente más inquietante, del gato y el ratón); el apoteósico acabose, el plato fuerte de la velada, versa sobre una diseñadora de vestuario que, en serios apuros por escasez de gasolina en el coche que conduce, se detiene en una tétrica estación de servicio para repostar, afrontando la no atención con la que se encuentra con el abandono del vehículo y la posterior observación del conflicto entre dos personas, y es que el cliente (disfrazado como es de imaginar) ha orinado fuera del retrete del servicio del dueño y esto ha provocado un acalorado enfrentamiento entre ambos que se resuelve con la escapada el regreso del consumidor no con el deseo de miccionar de nuevo sino de seguir y matar sin piedad a quien se cruce en su camino (no queda nada claro el motivo que le impulsa a consumar su sed de sangre pero la visceralidad es tan alta que apenas se puede criticar en su globalidad, por no mencionar la brutalidad intencional del propósito, el cual se ve satisfecho sin limitaciones).


A pesar de todo lo señalado, habrá quienes aseguren que se trata de una cinta repleta de clichés típicos conformadora de una precario híbrido entre It (ciertamente el desenlace es clónico a una de las escenas más emblemáticas de dicha adaptación) y Creepshow (como aquella, ésta puede catalogarse de imprescindible salvo para los que padezcan de fobias peligrosamente alterantes) pero, que nadie caiga en equívocos, los medios dispuestos para llevarla a cabo han sido ridículos y rememorar tales divinidades fílmicas no se antoja una insultante burla sino un elogiable homenaje a juzgar por el modo del que son dispuestos, dando como resultado una especie de recopilación ideológica compuesta por tres historias independientes al más puro estilo V/H/S con la diferencia de que ésta no simula ser una grabación encontrada y que la principal carencia no es la correspondencia argumental entre las diferentes tramas presentadas, siendo precisamente así en la celebrada compilación señalada y su correspondiente secuela) cual fragmentos parcialmente conexos, todos ellos teñidos de una textura de imagen antigua (en especial en la tercera) que transmite sensaciones creídas olvidadas e irrecuperables; All hallows eve es una de esas películas fácilmente considerables de ideales para visionar en Halloween (o Día de los muertos, según la zona en la que se mencione la funesta tradición), preferiblemente en pareja, con la calefacción en pleno funcionamiento y un buen cuenco de palomitas previamente preparadas para la ocasión, un trabajo que, no llegando a ser formidable, cumple espléndidamente las expectativas que pueden atribuírsele y colma de entretenimiento al público, uno de tantos metrajes destinados a convertirse en injustamente abducidos (es decir, que nunca ven la luz más allá de su país de procedencia amén de su ilegalizada circulación por la red, al fin y al cabo la única manera de disfrutar de un sinfín de largometrajes sin precisar de importaciones) que bien merece la pena (no tanto por el interés que suscita como por el modélico afrontamiento de adversidades técnicas que se observa) al ser ampliamente superior a otros que sí se estrenan en salas comerciales patrias, cuyos inmensamente superiores presupuestos son inversamente proporcionales a las originalidades que se plasman en ellos, y es que costar conciliar el sueño durante un largo período de tiempo no sería raro al figurarse que pueda existir el payaso asesino en torno al cual gira todo cuanto acontece, pues no es una fantasía sino un hombre con un terrorífico traje que hace que a la ineludible pregunta “¿truco o trato?” la respuesta “trato” no tenga cabida.




Daniel Espinosa




Terrifier
(Damien Leone, 2016)






Ficha técnica

Título original: Terrifier
Año: 2016
Nacionalidad: EEUU
Duración: 80 min.
Género: Suspense, Terror
Director: Damien Leone
Guión: Damien Leone
Reparto: Katie Maguire, Jenna Kanell, Margaret Reed, Catherine Corcoran, Pooya Mohseni, David Thornton, Julie Asriyan, Samantha Scaffidi, Gino Cafarelli, Matt Allister, Ursula Anderman y Phil Falcone


Sinopsis

Un psicópata aterroriza a dos chicas durante toda la noche de Halloween matando a todos aquellos que se cruzan en su camino...


Valoración

Lo mejor: el (muy) esperado regreso del sarcástico e irreverente Art no decepciona en absoluto, ofreciéndose una visión del maquiavélico payaso (o mejor dicho mimo ya que no emite sonido alguno salvo con su bocina) mucho más oscura e intrigante de la que ya pudo apreciarse en la magnífica All hallow’s eve dirigida por el mismo responsable (de hecho esta es una especie de continuación indirecta de aquella) que la que ocupa; el sadismo cobra tintes épicos en las escenas más macabras, mostrando todo tipo de torturas sin censura para beneplácito de aquellos ávidos de visionar auténticas barbaridades; el aspecto retro vuelve a ser la plausible seña de identidad por antonomasia del autor, despertando la nostalgia típica de producciones de similar índole demostrando que no es imprescindible disponer de grandes presupuestos para patentar un producto atractivo e ingenioso.

Lo peor: el guión está repleto de lagunas e incongruencias, introduciéndose los personajes secundarios tan gratuita como precipitadamente (los mejores ejemplos son la hermana de la coprotagonista y el fumigador del edificio en el que tienen lugar la mayoría de las atrocidades perpetradas por el ya mítico villano tras una breve introducción en exteriores) sin otro cometido que ser brutalmente asesinados; el contenido visual de algunas fechorías es altamente denunciable, mas que los efectos artesanales luzcan tan bien (las prótesis empleadas se aproximan tanto a la realidad que uno duda seriamente de su artificialidad) despierta verdadera repulsión incluso en estómagos acostumbrados a la serie b menos políticamente correcta; el (presunto) desenlace es un despropósito de siderales dimensiones, aunque parcialmente convence por el viaje temporal de la narrativa.



Daniel Espinosa

 
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