Título original: Pearl Año: 2022 Nacionalidad: EEUU Duración: 101 min. Género: Suspense, Terror Director: Ti West Guión: Mia Goth y Ti West Reparto: Mia Goth, David Corenswet, Tandi Wright y Emma Jenkins
Sinopsis
Atrapada en la granja aislada de su familia una joven debe atender a su padre enfermo bajo la dominante vigilancia de su devota madre deseando una vida glamorosa como la que ha visto en las películas...
Valoración
Lo mejor: la gloriosa interpretación de Mia Goth merece todo elogio posible (las secuencias del discurso evaluativo que antecede al desenlace o de la sonrisa forzada que acompaña a los créditos finales son antológicas), siendo la absoluta protagonista del metraje; la recreación de la época en la que transcurren los hechos (el año mil novecientos dieciocho), cuidándose cada detalle para formalizarla estética e indumentariamente residiendo en un (muy) segundo plano el erotismo natural de quien lo alberga; el guión está construido sobre sólidos cimientos argumentales, no observándose (aparentemente) lagunas de relevancia en la complicada tarea de firmar una precuela directa para profundizar en los orígenes de un personaje tan peculiar.
Lo peor: la conexión con el primer título de la confirmada trilogía es mínima (amén del propio significado del título o simbolismos como el del cocodrilo), percibiéndose una cinta prácticamente independiente cuando la esperanza era la contraria; la visión de la inocente e insegura juventud (en contraposición a la vejez de la película original) no termina de encandilar, optándose por concebirlo como sinónimo de perfeccionismo cuando conlleva multitud de problemáticas; el exiguo período de grabación de ambas obras (dos semanas en total) se traduce en esta ocasión en la excesiva mesura visceral de un autor caracterizado por arriesgar en sus incursiones, con un montaje que denota escasez de material a pesar de aprovecharse bien el disponible.
Daniel Espinosa
Smoking makes you cough (Quentin Dupieux, 2022)
Ficha técnica
Título original: Fumer fait tousser Año: 2022 Nacionalidad: Francia Duración: 68 min. Género: Comedia, Fantástico Director: Quentin Dupieux Guión: Quentin Dupieux Reparto: Adèle Exarchopoulos, Vincent Lacoste, Anaïs Demoustier, Benoit Poelvoorde, Alain Chabat, Gilles Lellouche, Doria Tillier, Oulaya Amamra, Blanche Gardin, Grégoire Ludig, David Marsais, Anthony Sonigo, Julia Faure, Jean Zadi, Jérome Nieltonser y Raphael Quenard
Sinopsis
Tras un combate encarnizado contra una tortuga demoníaca cinco justicieros reciben la orden de ir a un retiro espiritual para reforzar la cohesión de su grupo que no deja de deteriorarse desde hace tiempo...
Valoración
Lo mejor: el apartado cómico luce tan espléndido como de costumbre en el autor (su peculiar esencia es omnipresente) a pesar de la novedosa fórmula que patenta, priorizándose los componentes visuales (efectos) a los argumentales (guión) con rotundo éxito de entretenimiento; la abrumadora habilidad con la que la trama se percibe trascendental (en ocasiones sin ni siquiera la mínima intención) aparentemente alejada de toda pretenciosidad (al contrario de hecho) es encomiable, siendo menester ensalzarlo para corresponder la calidad que derrocha; el regreso del que muchos consideran (qué duda cabe que por méritos propios) el rey del absurdo es más macabro que nunca (al menos desde la laureada Rubber), tratándose de una serie de situaciones a cada cual más visceral que la anterior con tintes gore.
Lo peor: la nostalgia que implora la patrulla protagonista (resultante de la perfecta unión entre las series de animación Las tortugas ninja y Power rangers) que ejerce de hilo conductor se disipa con la estructura narrativa, dividiendo la historia en tres segmentos independientes entre sí (el casco para reflexionar existencialmente, el pescado para concienciar mediambientalmente y la máquina para advertir laboralmente) a través de otros tantos relatos cual antología; la resolución de las problemáticas se plasma con bastante precipitación, dinamizando al producto como conjunto pero perjudicando ostensiblemente su exhaustivo análisis; la catalogación de largometraje resta seriamente en entredicho cuando la duración apenas supera la hora, conviniendo tildarla de otra manera para no inducir a equívocos.
Daniel Espinosa
El orfanato (Fear Factory Experiencies)
La conscientemente escueta (para no saturar) pero rotundamente imponente (para entusiasmar) sinopsis versa “en mil novecientos cincuenta se sucedieron misteriosas muertes en St.Bartolomé que no se han resuelto a día de hoy... tendréis la posibilidad de descubrir la verdad pero para ello deberéis revivir el pasado”, enfatizándose el carácter detectivesco de un secreto (por tildar de una manera un tanto simplista la turbia e inquietante intríngulis que subyace como formal telón de fondo) que flirtea con lo paranormal (en la vertiente más física del concepto) con un brioso componente religioso que invita a reflexionar sobre las intenciones de entidades supuestamente malignas; “no tornaré más a maldecir la tierra por causa del hombre... ni volveré más a destruir todo viviente como he hecho” (Génesis 8:21). Con una original e hipnótica entrada (el recibimiento en el exterior es sublime y la presentación propiamente dicha un auténtico show teatral con una interacción digna de emularse en cualquier escape room) comienza el desafiante e inolvidable sendero hacia las tinieblas mismas, un arduo inicio de viaje (sin duda es la parte más estresante al tener que recopilarse e interrelacionarse abundantes piezas e informaciones para avanzar) en el que ya se atisba tanto la excelsa calidad de la decoración (la sensación de encontrarse en un hospicio es tan realista que abruma) como la detallista personalización (en el caso de Cementerio de Noticias con siglas incluidas) que primarán en adelante sorprendiendo mayúsculamente; “a la puerta tres veces llamaréis cuando todos juntos estéis... ¿os atreveréis?” (Fear Factory). La siguiente fase se caracteriza (entre otras cosas igualmente atractivas) por ofrecer una serie de rompecabezas (directos o disimulados) de rápida resolución (obviamente cuando se divisa el quiz de la cuestión) que justifican la prematuramente anunciada regla de oro de que cada objeto es de un solo uso (aunque la portación de varios sea tediosa con pericia es sencillo buscar alternativas acumulativas ajenas a las manos) incrementándose tensión e incertidumbre paulatinamente, mas el límite lo dictaminará cada cual al depender en gran medida (por no sentenciar definitivamente) de la predisposición a la sugestión (que nadie escatime en entregarse a la causa puesto que se verá recompensado); “si me hicieres un altar de piedras no lo labres de cantería... si alzares tu cincel sobre él lo profanarás” (Éxodo 20:25). Un tercer acto altamente dinámico (conviene mantener la cordura entre el caos que provoca la no linealidad con una importante exigencia cardiovascular con tenaces pruebas de valor a afrontar en solitario) se traduce en el último, siendo la oscuridad la protagonista (en ocasiones una mínima fosforescencia es la única iluminación) hasta desembocar en un desenlace de infarto (para algunos de buen seguro que casi literalmente) ligeramente modificable para aquellos que no hayan llegado hasta el éxtasis sin demasiado desahogo para que absolutamente todo el mundo lo viva (la decisión de permitirlo es eternamente plausible ya que de lo contrario arruinaría el espeluznante e inmenso trabajo resultante); “vosotros sois la luz del mundo... una ciudad asentada sobre un monte no se puede esconder” (Mateo 5:14). La estimulación de los cinco sentidos a excepción del gusto (es totalmente comprensible que por razones de seguridad sanitaria se omita) es recurrente ya que el oído (atribuyendo sonidos a elementos del entorno), el olfato (husmeando aromas que transportan a parajes de ensueño), el tacto (palpando materiales a ciegas) y en especial la vista (agudizándola para captar las señales lumínicas que guían) se emplean magistralmente, desviando la atención constantemente para que dilucidar cuál es el requerido no sea tan evidente como aparenta con un fantástico dispositivo (en la línea del clásico recuerdo póstumo) para facilitar puntualmente pistas (también como separatista excusa) que hará las delicias del público con alma bohemia; “hijo mío no andes en camino con ellos... aparta tu pie de sus veredas” (Proverbio 1:15). La combinación de mecanismos tradicionales (léase candados de diversa índole) con mecánicos (ejecutados automáticamente al realizar ciertas acciones) es tan equilibrada como magnífica, propiciando que las transiciones entre las estancias (no se concretará cuantas hay pero la mayoría son espaciosas para que los grupos amplios se distribuyan las tareas sin problemas obedeciendo las reducidas a motivos argumentales e inmersivos) cobren un epicismo brutal e inmemorial ya sea a través de la modalidad de juego “orfelinato” (la más light para susceptibles o principiantes), “orfanato” (la intermedia con flexibilidad en determinadas situaciones para vacilantes o mixtos) u “orfanatorio” (la más hardcore para valientes o veteranos); “el que me oyere habitará confiadamente... y vivirá reposado sin temor de mal” (Proverbio 1:33). Los impactos minuciosamente perpetrados (en ningún momento se aprecian forzados), el competitivo abanico de precios (entre setenta y ciento sesenta euros de dos a ocho adoptantes) y la inmaculada labor de los profesionales (Eric controlando exhaustivamente a distancia para intervenir en los instantes precisos concediendo el tiempo suficiente para meditar así como brindando una extensa e interesante conversación postpartida repleta de anécdotas e inquietudes y Eva con sus dotes de contorsionismo ocultándose estratégicamente en lugares sombríos para no detectarla hasta mostrarse en su horripilante pero majestuoso esplendor con nada menos que tres vestimentas distintas) consolidan la firma responsable; “se levantarán falsos profetas dando prodigios... engañarán si fuere posible a los escogidos” (Mateo 24:24). En conclusión, la experiencia es objetiva e imperiosamente aconsejable tanto para nuevos visitantes (despertará un profundo interés en seguir explorando salas de similar temática al crear afición por el terror en estado puro) como para quienes ya hubieran acudido en el pasado (los cambios no son excesivos pero sí formidables para dotarla de un mayor disfrute aprovechando todavía más el potencial del local sito en el número doscientos cinco de Carretera de Collblanc), presagiando que más de uno optaría por permanecer en tan siniestro sitio por siempre jamás de poder hacerlo merced al excelente trato prestado (la compañía debe considerarse desde ya referencial en el sector por la pasión e implicación de su staff); “en un abrir de ojos los muertos serán levantados sin corrupción... seremos transformados” (Corintios 15:52).