Título original: The vigil Año: 2019 Nacionalidad: EEUU Duración: 84 min. Género: Suspense, Terror Director: Keith Thomas Guión: Keith Thomas Reparto: Fred Melamed, Dave Randolph, Menashe Lustig, Malky Goldman, Nati Rabinow, Moshe Lobel, Spencer Zender y Dun Laskey
Sinopsis
Un joven que acaba de perder su fe descubre que la casa donde ejerce de vigía esconde un terrorífico secreto que está a punto de descubrir...
Valoración
Lo mejor: la habilidad del director para encandilar al público en general y al desconocedor de la práctica judía (y más concretamente la figura que la lleva a cabo) sobre la que pivota la película en particular, precisando para ello apenas una literal definición y una breve introducción sin profundizar demasiado en teologías o supersticiones tradicionales (potenciándose así el contexto plasmado); el homenaje encubierto al clásico El exorcista es más que plausible, recurriéndose a una escenografía casi teatral que engloba desde la exquisita banda sonora hasta el cometido uso de la tecnología; la ambientación es digna de ocupar un lugar privilegiado en el séptimo arte (cómo diantres se ha conseguido causar auténtico pavor con tan solo situar a una persona frente a un cadáver es todo un misterio tornada genialidad cinéfila), mas si a ello añadimos un reparto tan escueto como implicado (por no mencionar el paupérrimo presupuesto invertido) no cabe la menor duda de que la producción es merecedora de cualquier halago.
Lo peor: el envidiable debut direccional del autor parece más una demostración de que con pocos recursos se puede obtener grandes resultados, lo cual se antoja todo un reproche al significar que el ritual al que teóricamente rinde tributo no es más que una excusa argumental con un presuntuoso mensaje de superación personal; el montaje no luce tan cuidado como debiera, alargándose aquellas escenas de suspense que hubieran funcionado mejor de reducirse temporalmente (sin ir más lejos la de cierta visualización de un vídeo grabado meses atrás al presente); la sospechosa insistencia de algunos medios especializados en encumbrar la obra (hasta el punto de aseverar el redactor de The Hollwood Reporter que “transforma la cultura ortodoxa para hacer una película de terror sangrienta” cuando precisamente es la ausencia de dicho fluido el que sustenta la diferencial elegancia de la misma) logra el efecto contrario, suponiendo una innecesaria astucia para el potencial consumidor que no deriva más que en vil decepción.