Título original: Bliss
Año: 2019
Nacionalidad: EEUU
Duración: 76 min.
Género: Fantástico, Terror
Director: Joe Begos
Guión: Joe Begos
Reparto: Dora Madison, Tru Collins, Rhys Wakefield, George Wendt, Abraham Benrubi, Chris Mckenna, Graham Skipper y Jeremy Gardner
Sinopsis
Una mujer hará todo lo que sea necesario para completar lo que ella considera su gran obra maestra, aunque para ello tenga que adentrarse en un mundo de sexo, droga y asesinatos en la periferia...
Valoración
Lo mejor: la combinación de turbulentas imágenes y desconcertantes melodías a la que apela el director, en cuya carrera solo resulta destacable una cinta (la que supuso su debut, Almost humans, pues The mind’s eye y VFW, los otros dos que ha firmado, rozan la ridiculez), perturba e inquieta como pocas, patentando una experiencia única sin ningún tipo de discusiones, lo cual no es nada sencillo en el panorama cinematográfico actual; el uso de la cámara es tan singular como la película misma, provocando su variante posicionamiento (en el hombro se consigue un genial efecto) e inestable focalización (por momentos uno pierde la noción espaciotemporal) que el espectador no pestañee, en especial durante la escena del espejo (no conviene añadir ningún detalle más a fin de no desvelar un ápice del argumento e identificarse inmediatamente cuando se visiona la cinta) y la de la citación de alucinógenos (con nombres tan sugerentes “Tennesse black”, “Black dynamite” y “Diablo”); la creación del cuadro (es decir, la intríngulis del guión mismo) que sirve como eje central es un auténtico regalo para los sentidos, mas el trance psicotrópico (a modo de forzada e insalubre inspiración) por el que debe transitar la protagonista para ir avanzando en su desarrollo en tan explícita como la crítica a la presión que padecen los artistas en relación a los irrisorios plazos de los gozan para terminar las obras que les encomiendan llegando a coaccionarlos.
Lo peor: el cúmulo de barbaridades verbales (tales como lenguaje soez y práctica de sexo en grupo) sin ningún tipo de justificación más que por mero autoplacer no debería alabarse nunca y desde luego en servidor no lo hará, pudiendo en cualquier caso citar opciones similares mucho más válidas y logradas como Mandy (estéticamente) y Raw (temáticamente); la arriesgada e inesperada referencia a uno de los seres mitológicos más populares sobre la faz de la tierra se revela con demasiada premura, restando plasmada tan poco sutilmente como la advertencia “se recomienda discreción del espectador” que precede al largometraje; la limitadora certeza de que la obra no apta para la gran mayoría de público (en especial aquellos que padezcan de epilepsia) en aras de alcanzar el éxtasis al que hace alusión explícita el propio título hace que meditada e impulsivamente no se pueda proceder al deleite de la decadencia relatada en este cuento sobre los suburbios del territorio más glamuroso del mundo, focalizando la trama en una mujer que, obligada a saldar sus deudas sin la más mínima ayuda de terceras personas (incluso su representante no titubea en prescindir de sus prestaciones), se ve inmersa en una espiral de fatídicos acontecimientos a cada cual más brutal (y sanguinario, valga añadir) que el anterior, desembocando su oscuro viaje en un apoteósico desenlace que congratulará hasta al más ávido de emociones fuertes.
Daniel Espinosa
Escape room (Hèctor Claramunt, 2019)
Ficha técnica
Título original: Escape room: La pel·lícula Año: 2019 Nacionalidad: Catalunya Duración: 90 min. Género: Comedia, Suspense Director: Hèctor Claramunt Guión: Hèctor Claramunt y Joel Joan Reparto: Joel Joan, Ivan Massagué, Paula Vives y Mònica Pérez
Sinopsis
Cuatro amigos se reúnen en una habitación con muchos secretos ocultos de ellos en la que la única vía de salida es aludir la verdad...
Valoración
Lo mejor: el nivel interpretativo es sublime, logrando que el público aprecie (u odie) a los personajes desde el primer instante por la naturalidad con la que se encarnan; la combinación de existencial concienciación con desinhibida comedia funciona a las mil maravillas, resultando un producto sinceramente prescindible pero fervientemente recomendable; el énfasis en recoger las emociones que genera un escape room real está justificado en todo momento, observándose un dinámico devenir con varias pruebas de corte clásico (junto a otras personalizadas) con determinas licencias reglamentarias (el uso del móvil está terminantemente prohibido por defecto durante una partida de dicha actividad) que en conjunto agradará a (casi) todo el mundo.
Lo peor: la frivolidad con la que se plasman ciertos temas sumamente controvertidos (fascismo, feminismo, nacionalismo, nazismo e independentismo entre ellos) puede desagradar e incomodar, no atribuyéndoles la relevancia social que sin duda merecen; la conversión de obra teatral (el formato original del trabajo) a metraje presenta algunas deficiencias de dificultosa digestión, sobre todo en cuanto a abundancia de diálogos sin acción visual se refiere; el argumento se percibe algo mediocre aunque se exprime al máximo un guión circunscrito en un contexto situacional muy concreto en el que abundan las referencias políticas, sin ir más lejos el movimiento a modo de manifestación que aconteció en territorio catalán en dos mil dieciocho.
Daniel Espinosa
Ovejas asesinas (Jonathan King, 2016)
Ficha técnica
Título original: Black sheep Año: 2006 Nacionalidad: Nueva Zelanda Duración: 87 min. Género: Comedia, Terror Director: Jonathan King Guión: Jonathan King Reparto: Nathan Meister, Peter Feeney, Danielle Mason y Tamy Davis
Sinopsis
En una remota granja un científico está realizando un irresponsable programa de ingeniería genética que intenta crear la oveja perfecta...
Valoración
Lo mejor: la originalidad de la obra es suprema (no siempre se da este componente por lo que es menester destacarlo), mereciendo todo elogio posible como el cosechado en los numerosos festivales especializados en los que se ha exhibido por parte tanto de crítica como de público; el maquillaje luce excelso, recreando horrendas criaturas sin recurrir a efecto digital alguno; el ritmo narrativo es perfecto, manteniendo el interés del respetable en todo momento con situaciones extrañas e imaginativas a pesar de la nula racionalidad que impera de principio a fin a lo largo de los noventa minutos de duración.
Lo peor: la vertiente concienciadora (léase ecologista) no termina de encandilar, aunque quienes la abanderan en la ficción encarnando a activistas medioambientales sí logran merced a unas interpretaciones conscientemente deficientes; la visceralidad está muy limitada desde una perspectiva visual, mas conviene recordar que el presupuesto es ínfimo amén de la evidente aproximación (o directamente homenaje) al cine de serie de z; el conflicto familiar sobre el que pivota la trama se diluye cual terrón de azúcar en café, antojándose una mera excusa argumental sin fundamento válido pero indiscutiblemente entretenido.