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“El mito”, de Sinapsis
Antecedentes
“Joven mortal, nunca desafiarás a los dioses..., Enki, quien fuera alguna vez rey de la antigua civilización maya, no tomó ese sabio consejo..., su enorme poder y ambición le hicieron creer que era un dios en vida..., no solo eso, intentó destruir y borrar de la historia a los viejos dioses..., lejos de quedarse con los brazos cruzados, los dioses castigaron ferozmente a Enki..., le arrebataron todos sus órganos sellando su ser en un templo secreto...”; “...cientos de años después ha sucedido lo inevitable..., un grupo de arqueólogos ha encontrado las ruinas del templo..., sin lugar a dudas es una oportunidad única para descifrar los misterios que esconde el antiguo templo..., quién sabe, a lo mejor Enki y su corazón siguen allí” (se ha decidido parcializar la contextualización argumental para mantener intacto el factor sorpresa).
Antesala
La tercera propuesta virtual de Sinapsis, tras la medieval Escape diabólico y la psicopática Smile (huelga aclarar que ambas son totalmente aconsejables), obedece a una aventura interactiva ambientada en un misterioso templo (la introducción se urde como apoteósico telón de fondo para que uno se despierte en una húmeda cárcel de ladrillos cual ancestral tumba sin un cometido desvelado más que el de escapar de allí cuanto antes); en ella, el intrépido jugador deberá adoptar una actitud similar a la del célebre Indiana Jones (dicha franquicia sirve de evidente inspiración en no pocos compases) para resolver todos los enigmas que se le presenten valiéndose de su pericia (especular sobre la profesión del personaje para fundamentar los movimientos está de más ya que se oficializa en la propia sinopsis).
Coherencia
La narrativa es consecuente pese a no respetar una linealidad espacial, y es que las transiciones entre las distintas habitaciones son constantes facilitando la tarea resolutiva el hecho de que no estén sobrecargadas de elementos (aunque tampoco se aprecian pobres en matices ya que, de hecho, albergan secretos escondidos sin utilidad alguna como el de la siguiente captura); los controles (la combinación de teclado y ratón que figura en la segunda instantánea) fluyen a las mil maravillas en los instantes más estresantes (entendiéndose como tal aquellos de mayor exigencia) y no tanto en los más sosegados (los largos recorridos se traducen en una inútil pero inmersiva exploración), mas en su ausencia la espectacularidad es gloriosa (el vídeo póstumo recorriendo las estancias cursadas para huir del santuario es épico).
Originalidad
La principal novedad se encuentra en el consentimiento participativo, ya que solo se puede proceder en solitario (hasta ahora se necesitaban al menos dos dispositivos) debido a que la modalidad cooperativa generaba confusión y se ha optado por la mencionada solución, lográndose el acceso con la adquisición de una clave (proporcionada en la compra previa abonando una cantidad irrisoria para la ofertado); el resto de aspectos son idénticos a los habituales, con la vista subjetiva (la trama se desarrolla íntegramente en rigurosa primera persona), la ayuda externa (el sistema de pistas debe consultarse en otra una pestaña del navegador) y el requerimiento observacional (sin precisar de anotaciones ajenas para ir avanzando ya que el entrono evoluciona cuando se efectúan las oportunas tareas).
Pruebas
Si bien es cierto que la dificultad global es baja (la justificación de que sea más accesible que sus antecesoras reside en que está destinada a usuarios casuales y equipos de oficinas) no lo es menos que algunos retos se tornan más complejas de lo que aparentan (una en concreto obligará a exprimirse el cerebro hasta al más ejercitado), englobando un buen número de desafíos (desde lumínicos hasta simbólicos, pasando por posicionales y de otros tipos); en cuanto a la duración, el minutaje a invertir será de poco más de media hora para quienes estén medianamente curtidos en la materia (los recién iniciados en ella posiblemente dediquen el doble de tiempo), no existiendo un cronómetro en un alarde de permisividad (así el disfrute es óptimo sin la angustiosa presión que conlleva una regresiva cuenta atrás visible).
Tematización
Los gráficos cumplen con creces su cometido sin alcanzar una alta definición (lo cual dota a la de un aura mágica al rememorar piezas de antaño posibilitando asimismo la compatibilidad con una amplia gama de sistemas operativos) y el apartado sonoro es de órdago (los temas musicales seleccionados son magistrales), por lo que el resulta es genial; conviene aseverar que no tiene cabida restricción de edad (el contenido es apto para todos los públicos en esta sutil aproximación al universo cinéfilo de acción en el que prima la armonización e informalidad), asombrando sobre todo (sin menospreciar el conjunto) unos efectos de luz dignos de cualquier clase de nociones técnicas de informática (el contraste de coloraciones entre zonas en las que penetra el astro rey y las sombrías es una auténtica delicia sensorial).
Valoración
Por todo lo expuesto (y otros positivismos omitidos para no eternizar la crónica), recomendar la experiencia a propios y extraños es más una obligación que una opción, llegando a tan rotunda conclusión tras llevar a cabo un exhaustivo análisis basado en la máxima objetividad (obviando la primicia que se ha brindado a los miembros de esta humilde página); como nota mental para un servidor (e una invitación para quien lea el presente escrito) se desea hacer constar el propósito de viajar cuando sea posible a tierras argentinas para visitar el local de la firma sita en el número 831 de la calle Alsina para realizar sus salas físicas (Anonymous y El aula prohibida) amén de conocer (por fin) a los artífices de tantas buenas ideas ejecutadas con precisión de cirujano (con escrupuloso respeto a una licenciatura primordial a día de hoy).
Daniel Espinosa, a fecha 18 de enero del 2021 |
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