Título original: He’s out there Año: 2018 Nacionalidad: EEUU Duración: 85 min. Género: Suspense, Terror Director: Quinn Lasher Guión: Mike Scannell Reparto: Yvonne Strahovski, Justin Brueningberg, Ryan Donald, Stehpanie Costamar, Abigail Pniowsky, Anna Pniowsky y Julian Bailey
Sinopsis
Las apacibles vacaciones de una madre y sus hijas en una idílica cabaña se convierten en una pesadilla cuando se ven perturbadas por el meticuloso plan de un psicópata que ya lleva años acechándolas...
Valoración
Lo mejor: la fábula que se pronuncia a lo largo de la cinta, cuyo título (“darkness hide”) es revelador y el extracto “la oscuridad se esconde a la luz del día” evocador, resulta más que interesante, si bien recuerda en exceso a la de The babadook (salvando las enormes distancias)y pierde cohesión si no se disfruta en versión original (los versos no casan), conteniendo un acertijo simple pero eficaz; la ubicación de la casa de campo (en plena frondosidad de los bosques canadienses) como principal amenaza visual se convierte en un alegato tan conveniente como poderoso, aunque recurrir a la figura de un monstruo corpóreo en lugar de uno imaginario para dar forma al mal sin razón es uno de los mayores errores de Quinn Lasher en esta su ópera prima (el guión lo firma Mike Scannell pero es de suponer que la aprobación final corre a cargo del director); el aprovechamiento de un reparto tan escueto como el que ocupa (apenas siete integrantes) y, en especial, de las hermanas (tanto en la ficción como en la realidad) de corta edad (sin duda las más convincentes del elenco), cuya carrera profesional conviene seguir muy de cerca a tenor de tan prometedora instrucción interpretativa pese a ser una mayúscula incógnita su valía individual.
Lo peor: la escasez de elementos originales (candados oxidados, teléfonos descuidados, puertas abiertas, excursiones temerarias, regalos guardados, cuentas regresivas, vehículos francos, muertes simuladas...) y giros argumentales (de hecho los pocos que acontecen los provoca la remota e incomprensible decisión de dejar a dos infantes a solas) logra que la historia sea tan sostenible como previsible, no alejándose en absoluto del clásico producto de corte básicamente comercial (la excepción que confirma la regla la forman, consintiendo tal vez en exceso, marcados senderos de cordel, regurgitados mensajes de texto, improvisadas mesas de té, catastróficas pérdidas de ruedas y artesanales clanes de madera); el conflicto matrimonial como justificación de soledad femenina es muy típico, mas si la incorporación del esposo se efectúa en el preciso momento en el que la situación es más propensa a que algún asesinato (más) se lleve a cabo se antoja, cuanto menos, tan sospechoso como que la única señal de suciedad de una cabaña deshabitada hace meses sea una telaraña y, para más inri, se halle en los columpios del jardín; la caduca y machista dependencia de la mujer, cuya trágica e insinuada fragilidad desespera tanto como la ingenuidad del autor de pretender congratular con un metraje tan anodino en contenido que, entre otras lindezas, plasma decisiones tan cómicas como apagar las luces del interior de la morada para tratar de ocultarse y, estando las del exterior encendidas, salir sin pudor alguno para exponerse enteramente o, en plena huida mortal, abrocharse el cinturón de seguridad antes de comenzar la conducción.
Daniel Espinosa
No escape room (Alex Merkin, 2018)
Ficha técnica
Título original: No escape room Año: 2018 Nacionalidad: EEUU Duración: 85 min. Género: Suspense, Terror Director: Alex Merkin Guión: Jesse Mittelstadt Reparto: Jeni Ross, Mark Ghanimé, Kathryn Davis, Hamza Haq, Dennis Andres, Brianna Barnes, Kate Hurs, Sam Amory y Jad Saikali
Sinopsis
Un padre y su hija deben huir de un espíritu despertado de su letargo...
Valoración
Lo mejor: el giro argumental (y la consiguiente percepción del espectador de la trama) cuando la cinta se aleja de la premisa inicial porque, aunque ello implique distanciarse del propósito primigenio, dota a la misma de una genuina e insolente (entendidos ambos adjetivos como positivos) entidad propia; el guión, pese a abusar de habituales tópicos (la sombra de los ecos temporales de la maravillosa Cube es alargada y la reducción de los acertijos a combinaciones numéricas tediosa), alberga algo más que sangre, no resultando descabellado (ni fuera de lugar) revisionar algunas de las escenas más reseñables (tales como el bucle en la boardilla o la aparición en el lago); la alegría de descubrir un producto sin un ápice de esperanza (ni publicidad) y comprobar cómo todavía uno se puede llevar alguna que otra sorpresa (la palabra “despertar” como clave para abandonar prematuramente el juego tiene connotaciones realmente enérgicas) dentro de, obviamente, los márgenes que este tipo de humildes obras puede llegar a abarcar.
Lo peor: el desmerecimiento de estrenarse directamente en televisión como ha ocurrido en territorio americano (las pausas cada diez minutos para espacios publicitarios afectan muy negativamente a la experiencia), pues en la cartelera (sin importar el país que se analice pero tal vez más en el estadounidense) ven la luz semanalmente propuestas de considerable menor calidad (eso sí, que nadie espere explicaciones certeras porque no se vierten); la combinación de géneros e ideas no resta demasiado definida desde un principio (el drama del conflicto paternofilial y el suspense del trasfondo pseudoexistencial no casan lo más mínimo), pudiendo inducir a equívocos a un público que, de armarse de paciencia, disfrutará de un metraje muy digno pese a su bajo presupuesto de producción; el equipo actoral en general (y la dupla protagonista en particular) no logra la empatía que sus personajes no exigen pero sí permiten, transmitiendo poco menos que desidia en sus respectivas laborales, no pudiéndose tildar precisamente de profesional su nivel interpretativo.
Daniel Espinosa
Sebelum iblis menjemput (Timo Tjahjanto, 2018)
Ficha técnica
Título original: Sebelum iblis menjemput Año: 2018 Nacionalidad: Indonesia Duración: 109 min. Género: Suspense, Terror Director: Timo Tjahjanto Guión: Timo Tjahjanto Reparto: Chelsea Islan, Pevita Pearce, Ray Sahetapy, Karina Suwandhi, Samo Rafael, Hadijah Shahab, Ruth Marini y Kina Ryosih
Sinopsis
La hija de un hombre arruinado y gravemente enfermo viaja a la única propiedad que le queda, una casa donde mora una fuerza terrorífica...
Valoración
Lo mejor: la exigencia de permanecer alerta en múltiples instantes (como las apariciones en transporte público y medio elevador), fugaces y ricos en matices, creativos e inusuales, en el cine contemporáneo es siempre un alegato muy positivo; el egocéntrico e interesado siervo del diablo encarnado por Ray Sahetapy, el flamante antagonista de The raid en un rol bien distinto aquí a quien la amenazante frase “la fortuna se pagará con almas” marcará su vil existencia; la recreación del pasado en esta última locura fílmica del incombustible Timo Tjahjanto (autor de largometrajes propios como Macabre y Headshot y segmentos antológicos como The ABC’s of death y V/H/S 2) es elegante y sutil, intensificando el terror de una historia repleta de imágenes espeluznantes (aunque repetitivas) que restarán grabadas en la retina de los más sensibles durante un largo período de tiempo.
Lo peor: el ritmo es tan particular como el montaje, no antojándose ambos del todo eficientes (el uno por provocar sopor cinéfilo y el otro por denotar descontrol direccional) sino una excusa como cualquier otra para añadir minutos adicionales a una película en la que el dramatismo se confunde con comicidad a causa, en gran parte, de un nivel interpretativo muy precario en la mayoría de los figurantes; el maquillaje no luce tan esplendoroso como debiera en determinados compases (los tributos a Tu madre se ha comido a mi perro y Arrástrame al infierno son demencialmente geniales pero efectos como la caída del balcón y el movimiento del tigre tristemente penosos), lo cual resta consistencia e impacto a un producto que, si de algún apartado debe alardear, es precisamente del visual (otro ejemplo de imprecisión en este aspecto es la lluvia, cuya súbita transición de manifestarse a raudales a dejar de hacerlo por voluntad presuntamente demoníaca no termina de convencer en absoluto); la barrera idiomática puede resultar molesta al acentuarse en los diálogos la trama, con bastante entidad propia (obviando el plagio de cuantiosos elementos de Evil dead, tales como sótanos, rituales, supersticiones, vómitos, disfuncionalidades, símbolos, protecciones, sacrificios, sollozos, mordiscos, aislamientos, posesiones, entierros y un largo etcétera), si bien esto se solventa con subtítulos competentes como los integrados de serie en Netflix, la plataforma original que ha impulsado su rodaje.