Título original: Anguish
Año: 2016
Nacionalidad: EEUU
Duración: 88 min.
Género: Drama, Terror
Director:Sonny Mallhi
Guión: Sonny Mallhi
Reparto: Ryan Simpkins, Annika Marks, Karina Logue, Cliff Chamberlain, Amberley Gridley, Paulina Olszynski y Andrea Busher
Sinopsis
Una adolescente de dieciséis años padece un trastorno de personalidad que comporta un problema para ella y para su madre...
Valoración
Lo mejor: la hipersensibilidad exhortada en esta una nueva muestra americana de terror independiente comparada, no por su argumento sino por la sofisticación para abrir nuevos caminos en el cine de género, con la totalmente anodina e insólitamente ensalzada It follows de David Mithell, manifiesta en las alucinaciones y los cultismos que se entrelazan y fusionan, tales como inquietantes ruidos, simbólicos colgantes, curiosas máscaras, tintineantes luces, cristianas ilustraciones, preocupantes ventanas, sombríos cobertizos, tenebrosos tejados, delatadoras frases, amenazantes cuchillos, imparables columpios, sonoras puertas y espectrales mensajes, por citar las que se observan hasta el ecuador y dejar el resto por descubrir, aunque la inmensa mayoría comparten enigmático desconcierto y cuestionable justificación; la música de James Curd, sin duda el apartado técnico más destacable de la ópera prima de Sonny Mallhi al describir a la perfección los sentimientos de los personajes en cada momento, ya sea mediante sus melodías o sus letras; la excelente interpretación de Ryan Simpkins, inconmensurable en un papel tan clasista e impío como desbordante de exigencia, lográndose merced al enorme talento que posee dicha actriz, estremeciendo y emocionando cuando corresponde y haciendo que el título cobre sentido, traduciéndose éste como la sensación más transmitida, angustia, no terminando en ningún instante de consumarse la gloria de la obra al cicatear los alicientes.
Lo peor: la constancia señalada de que “cuatro millones de niños americanos sufren un trastorno mental grave y, a pesar de considerarse altas las tasas de éxito de terapia y medicación, más de un cuarto de los casos permanecen aún sin resolverse”, siendo este un ejemplo ficticio inspirado en hechos reales, algo realmente espeluznante que, al trivializarse del modo en el que se procede en ciertos compases, es enfermizo; la religión como salvadora propuesta e involuntaria revelación de perturbadoras cualidades espirituales confundibles con una presumible posesión demoníaca, prolijidad tan poco novedosa como los síntomas plasmados y las precauciones adoptadas al respecto, pese a que no despierten lástima sino correspondencia e identificación en lugar de tristeza en el espectador; la confrontación de personalidades, con pruebas que atentan contra cualquier fundamento científico, generada por un sujeto femenino que ejerce de sumo canal espiritual capaz de asumir múltiples reencarnaciones y elegir la más conveniente, una versión fraternal de El exorcista de intolerante desenlace, pura, torpe y tristemente popular.
Daniel Espinosa
Before I wake
(Mike Flanagan, 2016)
Ficha técnica
Título original: Before I wake
Año: 2016
Nacionalidad: EEUU
Duración: 92 min.
Género: Ciencia ficción, Terror
Director:Mike Flanagan
Guión: Jeff Howard y Mike Flanagan
Reparto: Kate Bosworth, Thomas Jane, Jacob Tremblay, Annabeth Gish, Dash Mihok, Scottie Thompson, Jay Karnes y Lance Nicholson
Sinopsis
Un joven huérfano tiene el poder de convertir sus sueños en realidad, pero también lo hacen sus pesadillas, con el peligro que ello conlleva...
Valoración
Lo mejor: la endereza que transmite el personaje de menor edad, tan imaginativo como la película misma, un coleccionista de bellas mariposas y repetidas adopciones que, pese a todo lo malo que ha sufrido, no se permite convertirse en víctima, aunque la razón de sobreponerse a las desgracias resida en el acopio de una fuerza mágica antinatura muy próxima al cine fantástico menos adulto, uno similar al de la sensacional Intruders pero con un enfoque más oscuro y tenebroso de la transformación de dolorosas pérdidas en dañinas obsesiones; la temática del siempre problemático insomnio, y más específicamente del denominado “sueño despierto”, originalmente tratada a través de grupales terapias, repentinos despertares y traumáticos recuerdos, resultando apasionante e inquietante como pocas; la senda que prosigue Mike Flanagan, al igual que ya hiciera en Oculus y en menor medida en Ouija, sus anteriores obras direccionales, de urdir una serie de efectos visuales y sonoros exigentes de la búsqueda del respetable para ser hallados temprana y plenamente, acaparando la atención del mismo por más que éste se oponga, y es que como bien se indica en la propia cinta “si suprimimos las emociones negativas... nuestro subconsciente encontrará una forma de procesarlas” y, de hecho, si las sensaciones son positivas la figuración de la interiorización se presume mucho más placentera.
Lo peor: la larga melena de Thomas Jane, antaño vengador de a pie en la intrascendental pero aceptable El castigador, tan larga como el tiempo requerido para afrontar ciertos duelos que la existencia humana propone, dotándolo de un aspecto descuidado e indígena, impropio de él; el marco pediátrico como punto de inflexión afectivo transporta al espectador a incursiones pasadas comparativa e infinitamente mejores a la presente, sea cual fuere el aspecto que se analice, y es que el largometraje que ocupa no termina de compactar todos los elementos recogidos de manera eficiente, siendo el desenlace, no obstante, claro, sencillo y aclaratorio, así como escrupulosamente ético e intensamente emotivo el trasfondo pese a desarrollarse demasiado remilgadamente; la discutible facultad actoral de Jacob Tremblay, quien merma al resto del reparto con su mediocre encarnación de un erudito en albergar poderes de mística índole y peligrosa corporeidad, alguien capaz de hacer posible lo inconcebible por maravilloso u horripilante que sea.
Daniel Espinosa
Under the shadow
(Babak Anvari, 2016)
Ficha técnica
Título original: Under the shadow
Año: 2016
Nacionalidad: Reino Unido
Duración: 82 min.
Género: Drama, Terror
Director:Babak Anvari
Guión: Babak Anvari
Reparto: Narges Rashidi, Avin Manshadi, Bobby Naderi, Ray Haratian, Arash Marandi, Bijan Daneshmand, Sajjad Delafrooz, Nabil Koni, Hamid Djavadan, Amir Hossein, Soussan Farrokhnia y Houshang Ran
Sinopsis
Mientras una madre y su hija intentan sobrellevar el terror del Teherán de los años ochenta, un ser extraño empieza a asediarlas sin cesar...
Valoración
Lo mejor: la serie de metáforas que inundan de simbolismos la historia, como la de los Djinn, unos seres extraídos de cuentos de hadas que viajan en el viento (el elemento hace referencia a fuerzas misteriosas, etéreas y mágicas, soplando donde hay miedo y ansiedad) de un lugar a otro hasta que encuentran a alguien que poseer, una supersticiosa creencia del sur propia de la antropología muy bien traída; el trato que se da el tema principal, que no es el miedo en sí mismo sino las metas personales, propósitos existenciales reflejados en la desaparición de una muñeca pero extensibles a cualquier menester que se alimente con motivos fundamentados o excusas dilatadoras; la cultura del país en el que transcurre la trama (la misma se sitúa en plena guerra entre Irán e Irak, la más larga del siglo veinte al durar desde el mil novecientos ochenta hasta el ochenta y ocho) se plasma atrevida e irreprochablemente, siendo verosímil como pocas al recogerse la existencia de los valores predominantes (quién los decide y por qué motivos es más que cuestionable), el castigo con impedimentos estudiantiles de las actividades políticas que no concuerden con las del dictador y, en definitiva, la decadencia social como si de un trágico estigma se tratase, uno que destruye familias y pone de manifiesto cuán poderosa es la capacidad humana para, a la postre, autodañarse.
Lo peor: el género de terror apenas hace acto de presencia (los sobresaltos son escasos y solo destaca el del minuto cuarenta y ocho, muy simple pero el más efectivo de toda la cinta) y el dramático tampoco termina de explotarse (se plasma excesivamente contemplativo y forzado), por lo que la cinta no resulta un buen exponente ni para uno ni para otro; la redundancia de ciertas acciones, dirigidas a defender un mismo alegato conductual, con su correspondiente objetivo argumental, demasiado sustancial para el modo en el que se expone, desde la tipográfica introducción que pone en antecedentes históricos hasta la bélica amenaza que amenaza seriamente la integridad de toda una nación; el equívoco en el que se verán inmersos aquellos que consientan el visionado dejándose guiar por la fama que precede al filme, cabiendo tal vez recordar que fue galardonada con el premio a la mejor película en la sección Noves Visions ONE del Sitges Film Festival 2016 y siendo sin duda necesario señalar que promedia un notable en las plataformas de opiniones más frecuentadas por críticos especializados y espectadores convencionales, pues la subjetividad de semejantes valoraciones cobra especial relevancia en esta ocasión por las peculiaridades presentadas.