Millenium I 27-04-2024 12:58 (UTC)
   
 

Millenium I: Los hombres que no amaban a las mujeres
(David Fincher, 2012)







Ficha técnica


Título original: The girl with the dragon tattoo
Año: 2012
Nacionalidad: EEUU
Duración: 155 min.
Género: Drama, Suspense
Director: David Fincher
Guión: Steven Zaillian
Reparto: Daniel Craig, Rooney Mara, Christopher Plummer, Stellan Skarsgard, Steven Berkoff, Robin Wright, Yorick Wageningen, Joely Richardson, Geraldine James, Goran Visnjic, Donald Sumpter, Ulf Friberg, Holger Palmgren, Bengt Carlsson, Tony Way y Per Myrberg


Sinopsis

Mikael Blomkvist es sentenciado por difamar a un importante empresario a través de su revista de actualidad política y económica Millennium, que dirige junto a su compañera Erika Verger y, aprovechando la situación, Henrik Vanger, ex-director de la Corporación Vanger, le propone un trato, consistente en escribir un libro sobre su imperio y su extensa familia y, a la vez, investigar la desaparición en 1966 de la sobrina de Vanger, Harriet, que ha sido dada por muerta; Blomkvist accede, y contará con la ayuda de Lisbeth Salander, una afamada hacker de pasado oscuro, modales ariscos y atuendo gótico que busca trazar su propia venganza.


Crítica

Siempre resulta difícil de creer (e incluso de imaginar) que una cinta prácticamente insuperable pueda ser mejorada a partir de un presupuesto más alto y un reparto de más renombre (además de un personal de producción con largas etapas de experiencias que los avalan), pero como ya sucediera con la inmejorable Déjame entrar (cinta revisionada por Matt Reeves de la originariamente dirigida por Tomas Alfredson) volvemos a encontrarnos ante tal situación; y es que David Fincher (quien ya demostrara su inmenso don de dirección en joyas como El club de la lucha y Se7en) se encarga de llevar a cabo un presumiblemente innecesario remake (aunque a la postre completamente imperdible) de una de las pocas producciones no americanas que han cosechado innumerables elogios en los últimos años, la cinta sueca Millenium I: Los hombres que no amaban a las mujeres.

La tríada de novelas escritas por el desaparecido novelista Stieg Larsson (el best-seller más vendido hasta la fecha a nivel mundial) dio mucho de sí en las manos de un hasta entonces desconocido Niels Arden Oplev, y parece que se volverá a repetir la repercusión mundial de las adaptaciones (cabe recordar que se trata de una trilogía) del director americano, ya que a juzgar por la maravillosa y espectacular confluencia de factores positivos que se da en esta primera entrega, de buen seguro será así (si logra mantener el listón en las venideras películas); Mikael Blomkvist (Daniel Craig, mucho más tierno y humano que de costumbre, al que muchos sorprenderá por no estar encasillado en esta ocasión en un personaje frívolo e impersonal como a los que suele dar vida) es un periodista públicamente defenestrado por sus calumnias tras su equívoca crítica hacia uno de los magnates de la ciudad en el diario Millenium (con el cual colabora asíduamente y que sirve de título de la trilogía novelística y posteriormente cinéfila), mientras que Lisbeth Salander (Rooney Mara, soberbia y difícilmente olvidable merced a la inmaculada a la par que difícil interpretación que realiza) es una investigadora muy especial, poseedora de una mente privilegiada y un curioso aspecto, cuyos caminos se van a cruzar de un modo tentadoramente inevitable, y es que tras el declive del hasta el momento reputado periodista, Henrik Vanger (Christopher Plummer), miembro de una familia tan enrevesadamente complicada como secretista, contratará a ambos con la finalidad de destapar un misterio que lleva más de cuarenta años oculto, una mentira que trasciende el ámbito familiar y se circunscribe en la historia de un asesino en serie (hipotéticamente de la propia família Vanger) cuyas víctimas eran pertenecientes exclusivamente al sexo femenino (entre ellas a su sobrina Harriet Vanger, a la que ansía encontrar desde entonces) y del que nunca se ha conocido ni la identidad ni el paradero (las diferentes pistas no son introducidas en vano sino que darán las soluciones).

Destapando secretos y mentiras, perversiones a todos los niveles y oscuridades que tienen su origen en los tiempos en los que los nazis poblaban la Tierra, Daniel Craig encuentra en Mikael Blomkvist uno de los personajes más acertados de su carrera, afortunado en el despliegue de su química inmediata con una maravillosa Rooney Mara cuya Lisbeth Salander devora cada fotograma que aparece en pantalla (el efectivo, vibrante y finalmente entristecedor epílogo de veinte minutos que termina de construir al personaje de cara al futuro da claras señas de la inmensidad del mismo y la fragilidad que presenta); la cinta es una auténtica delicia técnica (los explosivos títulos de crédito cyber-punk ya nos hacen presagiar que así será), gozando de una puesta en escena soberbia (tan voluntariamente fría como la historia que cuenta, que no es sino una brutal crítica a la mugre que palpita en el corazón de la Europa más próspera) y más gélida aún que el marco, casi pictórico, en el que se desarrolla, contando con una prístina fotografía, una dirección artística mimosa y planificada al milímetro, juegos compositivos en el montaje, ritmo hipnótico e inquebrantable y un aspecto musical se convierten en un personaje más a la hora de atrapar al espectador durante, aunque parezca mentira, más de dos horas y media de duración que sin embargo se convierten en apenas unos segundos debido a la intensidad con la que es presentado tan elogiable y sumamente recomendable filme.

El demoledor retrato de la violencia de género, lo desalmado de sus corporaciones industriales, los esqueletos del nazismo... todo ello convierte al realizador en un artesano de férreo carácter, siendo un claro ejemplo el que acontece al poco de comenzar esta película, en una secuencia que no supera el minuto de duración en la que vemos cómo un delincuente le roba la mochila a la protagonista femenina en el metro, hasta entonces, la película no era más que un conjunto de postales frías que servía para introducir personajes y contexto, pero es en esa mínima pieza donde comienza a lucir el talento narrativo del que la producción hace gala, un  ejemplo de yuxtaposición entre sonido e imagen (obra de Trent Reznor y Atticus Ross) que no sólo introduce de pleno al espectador en la trama sino que sirve para definir a la perfección a su personaje principal, la chica con el dragón tatuado en la espalda a la que da vida de manera impresionante una irreconocible Rooney Mara; quizás la novela trate sobre un asesino en serie que despedaza mujeres siguiendo un código que entremezcla sin pudor misoginia, religión y xenofobia, pero eso es algo secundario en esta nueva Millenium I: Los hombres que no amaban a las mujeres cuyo máximo interés radica en la construcción de un personaje icónico como es indiscutiblemente el de Lisbeth Salander, y es que es en el retrato (delicado y feroz al mismo tiempo) del complejo carácter de la hacker donde el director concentra lo mejor de sí mismo (ya sea en la secuencia de la atroz violación como en los momentos de máxima ternura entre actualmente fracaso periodista y ella) y consigue con ello que el espectador termine sometido irremediablemente a la atracción autárquica del cuerpo de ésta, con sus tatuajes y sus piercings, con su extrema delgadez y su natural desnudez, un tapiz en el que habitan tanto todos los males de la humanidad como la resistencia que se opone firme frente a ellos y la sociedad en general.

En resumen, nos encontramos ante una versión que supera a la adaptación original (que ya era poco menos que catalogable de obra maestra) y que esperamos siga contando con el mismo equipo artístico y técnico en sus futuras secuelas, ya que las personalidad que tras ellos se esconden han colaborado enormemente a que el producto termine siendo lo que es; conocemos la historia (aunque el desenlace dista mucho del conocido) pero es tan interesante y potente, y está tan bien desarrollada, que no supone ningún esfuerzo volver a verla, de hecho resulta una gratificación que sería de extrañar que no recibiera diversos premios durante el año, reconociendo la labor del director y de todo el equipo (en especial el reparto, haciendo hincapié de nuevo en la figura de Rooney Mara pero sin olvidar la presencia de secundarios de lujo como la siempre convincente Joely Richardson o el guionista convertido en esta ocasión en un personaje de relevantes apariciones Stellan Skarsgard), aunque el hecho de que se trate de una revisión le resta algo de mérito (mínimamente pero debe ser así, puesto que las ideas que recoge
Steven Zaillian en el guión mayormente no son suyas, pero contienen matices tan personales que deben ser consideradas como si así fuera a pesar de no tratarse de la palpable realidad).


Daniel Espinosa




 
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